FMI: un Zoom con Georgieva y posibles medidas cambiarias, los entretelones del acuerdo

El organismo endureció su postura con Argentina a pocas horas de la firma. Exige una devaluación del tipo de cambio oficial y una señal política más enérgica de parte del equipo económico de Sergio Massa. Aún así, el entendimiento no correría riesgo y sería anunciado oficialmente en las próximas horas.

El anuncio de un nuevo acuerdo con el FMI sería inminente. Se especulaba con que el anuncio se haría oficial mañana viernes, y con que el propio Sergio Massa haría un viaje express a Washington este jueves para ser parte de la rúbrica.

Los tiempos sin embargo, parecen estirarse. El deadline está trazado por el vencimiento de u$s 2.700 millones que Argentina debía cancelar a fines de junio y decidió aplazar hasta fines de julio (así lo permite la letra del acuerdo vigente).

Para afrontar el pago, Argentina necesita imperiosamente del desembolso de u$s 4.000 millones que el Fondo debía realizar en junio, y que quedó suspendido por el incumplimiento argentino, que utilizó reservas para intervenir en el mercado cambiario durante la corrida de abril, algo que el acuerdo prohíbe expresamente.

Aun pese a que el acuerdo vigente se encuentra virtualmente «caído», Sergio Massa negocia desde el mes de mayo para que el organismo adelante de una sola vez el resto de los desembolsos pautados para todo el 2023, lo que equivale a unos u$s 8.500 millones.

El FMI comenzó a presionar en las últimas horas, para verificar previo a la firma si el gobierno argentino está verdaderamente dispuesto a avanzar en las medidas estructurales. Entre otras cosas, el organismo pretende una devaluación del tipo de cambio oficial.

A su vez el organismo entiende que con el acuerdo vigente suspendido, es la oportunidad para renegociar todas la pautas y metas hacia adelante. Al respecto, la principal diferencia esta semana era la meta de déficit fiscal al cierre de 2023. El Fondo quería llevar la misma al 1,5% del PBI, profundizando el ajuste de las cuentas públicas en medio de un año electoral. Massa en cambio, se mantiene firme en la meta del 1,9% que estaba vigente hasta abril.

Pero cuando todo se anticipaba encaminado, aparecieron las presiones políticas y un durísimo informe del board, que advierte sobre la necesidad de «una política monetaria más restrictiva» y de «un tipo de cambio unificado». Se trata de un endurecimiento elocuente previo a la rúbrica.

Fuentes cercanas a la negociación indican que el FMI comenzó a presionar en las últimas horas, para verificar previo a la firma si el gobierno argentino está verdaderamente dispuesto a avanzar en las medidas estructurales que encaminen la economía, y si si se atreve a dar señales en ese sentido aun en medio del escenario electoral.

Dato

u$s 8.500
Los millones que espera Massa como desembolso adelantado del FMI, en el marco del acuerdo que se firmaría esta semana.

Los trascendidos dan cuenta de que el organismo esperaba que se aplique una devaluación del 80% en el tipo de cambio oficial, lo cual fue descartado de plano por el equipo económico argentino, dadas las implicancias que tendría una medida semejante en el traslado a los precios minoristas, justo cuando acaba de registrarse la primer baja sensible de la inflación en lo que va de 2023.

Fue en ese marco que el ministro de economía Sergio Massa decidió retrasar su viaje a Washington, y en cambio se reunió a solas y y por ZOOM durante una hora con la directora ejecutiva del FMI, Kristalina Georgieva. Allí habrían terminado de pulir las diferencias, y la firma del acuerdo estaría garantizada.

Por la mañana de hoy jueves, el rumor más fuerte es que el gobierno argentino habría decidido avanzar en una serie de medidas que serían anunciadas como «paquete» mañana viernes, a fin de dar al FMI una señal clara de intencionalidad previo a la rúbrica.

Entre los posibles anuncios figura la chance de llevar a cabo una devaluación de 10%/15% en el tipo de cambio oficial, la implementación del «Dólar Soja IV» para llevar el tipo de cambio exportador en torno a $350, y la extensión del «Impuesto País» al grueso de las importaciones (quedaría exceptuada la energía). No obstante, se desconoce la letra chica de cada una de las medidas.


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