Milei no piensa devaluar

La gestión del presidente Javier Milei provocó un cambio de ciclo en una economía que venía muy castigada. Sin embargo, el debate sigue jugando con las mismas fichas y mira el dólar, augurando una devaluación que por ahora no ocurrirá.

Por Gustavo Pérego (Director de ABECEB).

En el último mes vimos cómo las monedas de los emergentes vivieron un impacto devaluatorio debido a un contexto macroeconómico global, donde la profundización de la inestabilidad geopolítica con dos guerras abiertas, a lo cual se agrega el año electoral en los EEUU y una inflación que no quiere ceder, llevando a la FED a recalcular su estrategia de baja gradual de tasas. En consecuencia, el “flight to quality” impactó sobre las monedas de muchos de los principales socios comerciales de Argentina, como es el caso de Brasil.

En este marco, acompañado por un proceso de inflación en dólares debido al reacomodo de los precios relativos, en Argentina comenzó a surgir un coro de voces que repite como un “mantra” el peligro que significa el retraso del dólar. Y en ello, comienza a surgir la entelequia del análisis de tipo de cambio histórico de equilibrio de Argentina, donde cada periodista y/o economista de todos los colores, explica dónde debería estar el dólar, y principalmente, recuerda lo catastrófico que siempre ha sido para la Argentina retrasar el tipo de cambio. Sin embargo, pese a los fantasmas que comienzan a azotar los recuerdos de los argentinos, el Gobierno parece tranquilo y confiado, y repite que no va a devaluar. Contradiciendo todos los análisis que se multiplican en los medios especializados.

Al observar esta situación uno debería preguntarse ¿Por qué deberíamos ver una devaluación del peso en el corto plazo? Y principalmente, ¿Milei es un temerario y se arriesga buscando tener una crisis tan temprano? Para entender el fenómeno que ha llevado a sucesivas crisis cambiarias a la Argentina en su historia económica reciente, debemos en primer lugar recordar qué factores desatan este proceso devaluatorio que aproximadamente cada dos años, termina empobreciendo a todos los argentinos de un solo golpe.

La supervivencia del Gobierno se basa en lograr destruir la inercia inflacionaria galopante de la economía argentina.

Gustavo Pérego, director de ABECEB.

En primer lugar, el proceso de pérdida de valor de la moneda local frente al dólar siempre ocurre como respuesta a los desequilibrios macroeconómicos, donde históricamente su buque insignia ha sido el déficit fiscal anclado sobre la emisión monetaria. Casi siempre, este déficit fiscal comienza a ser financiado por emisión monetaria porque la canilla de endeudamiento se cerró. Que, junto a los desequilibrios externos de la balanza comercial y cuenta corriente, se suman al aumento del endeudamiento para compensar dichos déficits, que luego por falta de confianza no logran rolear deuda, y llevan a encepar la economía. Históricamente este proceso cíclico, que en los últimos años ha ocurrido cada 24 o 36 meses, desemboca en una crisis cambiaria, donde el gobierno de turno, en lugar de corregir el desequilibrio con restricción de gasto, lo corrige con devaluación, empobreciendo a todos de un saque.

Este círculo vicioso conlleva a un aumento permanente de la pobreza, a una economía descapitalizada que convive con un riesgo país de más de 2000 puntos básicos, y principalmente construye una matriz productiva incapaz de competir con el mundo externo, ya que los incentivos perversos de un régimen económico anclado en el subsidio absurdo de la demanda, alimenta una forma de razonamiento microeconómica que es irracional. La demanda siempre convalida el precio, ya que el efecto de espiral inflacionaria con déficit fiscal creciente, dólar subiendo, precios subiendo, paritarias subiendo, costos subiendo y riesgo subiendo, resultan en la distorsión de las señales de precio de la economía.

Gustavo Pérego, director de la consultora ABECEB.

Entendido lo anterior, analicemos por un momento la situación macro actual, donde luego de un “overshooting” en la devaluación de diciembre, el equipo económico comenzó a recomponer rápidamente reservas, la base monetaria se achicó brutalmente, se logró un equilibrio fiscal a base de motosierra y un equilibrio externo a base de recesión y cepo heredado. Con este marco, la inflación comenzó un derrotero descendente que podría arrojarnos un digito ya en abril, acompañado de una baja de tasas y licuación de deuda. Se reconstruyó la confianza de corto plazo que se reflejó en la baja de riesgo país y la apreciación muy rápida del peso frente al dólar. Entonces, si observamos la situación en el corto plazo, los fundamentos para una crisis cambiaria típica no estarían dadas. Sin embargo, todos los argentinos parecen esperar una eminente devaluación y siguen apostando al dólar.

Lo inédito de este cambio de régimen, que desorienta a muchos, es que se basa en un sostenimiento inclaudicable del superávit fiscal, que nos lleva a preguntarnos, si esta ancla es capaz de sostener un nuevo equilibrio hasta tanto las reformas regulatorias logren aplicarse.

Entonces, lo que deberíamos entender mirando los próximos meses, es que Milei sostiene su imagen positiva a partir de la baja sostenida de la inflación. La supervivencia del actual gobierno se basa en lograr destruir la inercia inflacionaria galopante de la economía argentina. Siendo así, y sabiendo que en el corto plazo las variables macro se sostienen equilibradas, ancladas principalmente en el superávit fiscal, el Gobierno no debería tener ningún interés en devaluar hasta tanto la inflación proyectada no logre acercarse al crawling peg propuesto.

El Gobierno no debería tener ningún interés en devaluar hasta que la inflación proyectada no se acerque al crawling peg.

La recuperación en V podría deteriorarse en el corto plazo anclada en el equilibrio fiscal, sin embargo, la sociedad argentina deberá decidir entre continuar con una economía con inflación crónica anclada sobre la expansión de la demanda en forma desmedida o transitar el sendero de una economía de crecimiento moderado que buscará estabilizarse a mediano plazo en base a la confianza e inversión.

Milei ya hizo su apuesta. El Gobierno está jugado por completo a quebrar la inercia inflacionaria en base a un equilibrio fiscal inclaudicable buscando generar las bases para una recuperación económica en el 2025 y un resultado positivo en las elecciones de medio término.


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