La necesidad de estrategia
Las declaraciones del embajador que propone el presidente Donald Trump para la Argentina, Peter Lamelas, generaron fuertes reacciones entre la oposición por el tono injerencista de algunas definiciones, mientras que generó incomodidad en el gobierno de Javier Milei, que si bien ha dejado en claro que la alianza estratégica con Estados Unidos e Israel es el eje central de su política exterior, ha virado hacia un enfoque más pragmático hacia China, dado que es un socio vital para la estabilidad económica y el desarrollo de infraestructuras claves que necesita el país.
Lamelas no es un diplomático de carrera y eso se nota. Su vínculo con Trump proviene de ser uno de los aportantes más importantes de la campaña republicana y pertenecer al lobby cubano-americano, ultraconservador y muy influyente en el Estado de Florida. El líder de ese espacio hoy es el secretario de Estado Marco Rubio, máximo cargo de la diplomacia estadounidense. En la audiencia de confirmación que se realizó el martes pasado en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, requisito previo a su nombramiento, Lamelas describió sin pelos en la lengua lo que espera sea su trabajo en Argentina. Dijo que buscará una alianza “sin precedentes” con la Argentina y calificó a Milei “como actor clave en la región”.
Pero al mismo tiempo trazó líneas sobre una drástica “baja de aranceles” de Argentina para las exportaciones estadounidenses y apuntó al corazón del federalismo al prometer que trabajará para evitar la inserción de la “maliciosa” China en las provincias. “Hay 23 provincias y cada una de estas tiene su gobierno por separado que pueden negociar con fuerzas externas, con los chinos u otros… y eso, además, da lugar a la corrupción de China”, dijo Lamelas. Tampoco dudó en incursionar sobre temas locales, como la condena y el arresto domiciliario de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Más allá de las reacciones de repudio esperables del peronismo, nacionalistas y la izquierda, que cuestionaron el tono descarnado usado por Lamelas, fue reveladora la de varios gobernadores, como el pampeano Sergio Ziliotto, el riojano Ricardo Quintela, el fueguino Gustavo Melella y el bonaerense Axel Kicillof, con fuerte rechazo, y la preocupación de otros, que optaron por un prudente silencio. Sucede que hoy China es el segundo socio comercial no solo de Argentina a nivel global (sólo superado por Brasil) sino de ocho de los distritos más poblados y ricos, en especial en los sectores agropecuario, minero y de energía. Capitales chinos son cruciales en proyectos en Jujuy, San Juan, Chubut, Neuquén y Río Negro. Además son la fuente de financiamiento para las represas hidroeléctricas en Santa Cruz y el proyecto de una nueva central nuclear. Más allá del acuerdo con el FMI, el swap de reservas con el país asiático es aún un factor ineludible para el saneamiento de nuestro Banco Central y la estabilidad cambiaria y financiera del país.
Quizás lo más preocupante de las afirmaciones de Lamelas no sean su escasa prudencia, sino que dejó en claro que ejercerá más como delegado del presidente Trump que como diplomático, y que su visión de un eje “amigo-enemigo”, sin matices, guiará la política exterior hacia la región.
El presidente Milei había abrazado un enfoque similar al inicio de su gestión, pero la magnitud de la crisis y la realidad económica fueron moderando esa postura hacia una actitud más pragmática en la relación con Pekín, al punto que su hermana Karina, “el jefe”, ha sido invitada a la Expo/Impo de Shanghai, del 1 al 5 de noviembre próximo, una de las más importantes para ese país.
El dilema de cómo posicionarse en el nuevo escenario global marcado por la multipolaridad, la disputa de liderazgo entre China y Estados Unidos y la emergencia de múltiples actores y conflictos económicos y geopolíticos no es exclusiva de Argentina.
La mayoría de los expertos coinciden en que no hay recetas fáciles ni aplicables a todos los contextos: todo dependerá de las coyunturas y necesidades estratégicas de cada país. En este marco, lo importante no serían los dichos de Lamelas ni las definiciones sobre China, sino la carencia de una visión integral de política exterior que incluya el consenso con al menos parte de la oposición.
El principal riesgo no es el alineamiento con uno u otro eje de poder global, sino la falta de claridad en el rumbo y la estrategia propios .
Las declaraciones del embajador que propone el presidente Donald Trump para la Argentina, Peter Lamelas, generaron fuertes reacciones entre la oposición por el tono injerencista de algunas definiciones, mientras que generó incomodidad en el gobierno de Javier Milei, que si bien ha dejado en claro que la alianza estratégica con Estados Unidos e Israel es el eje central de su política exterior, ha virado hacia un enfoque más pragmático hacia China, dado que es un socio vital para la estabilidad económica y el desarrollo de infraestructuras claves que necesita el país.
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