El Chañar suma una nueva bodega con hotel y spa

NEUQUEN (AN).- En un año San Patricio del Chañar verá los frutos de su cuarta bodega, la primera que sumará a la producción de vinos los servicios de un pequeño y exclusivo hotel y de un spa. Las primeras botellas de Valle Perdido saldrán al mercado hacia finales de este año y hacia marzo de 2007 el resto de las instalaciones estarán listas para recibir pasajeros.

El matrimonio que forman Fernando Muñoz de Toro y Virginia Alimonda es el dueño de Muñoz de Toro Patagonia SA, que a finales del año pasado adquirieron la bodega Langber, la única que se construyó en El Chañar con financiamiento estatal y que nunca se terminó.

A diferencia de otros emprendimiento vitivinícolas de la región, en Valle Perdido apuestan a la uva insignia de la Argentina: el malbec.

Una vez que el proyecto esté terminado, Muñoz de Toro habrá invertido 45.000.000 de pesos, incluido el costo de la compra de la bodega, que arrastra una deuda con el Banco Provincia de Neuquén cercana a los 25.000.000.

Son 180 hectáreas, de las que están plantadas 150. La bodega es de última generación, dotada de un sistema gravitacional. El hotel –un 'wine resort', según lo describen sus dueños– tendrá 20 habitaciones de nivel internacional; habrá un spa y un restaurante, además de un espacio cultural y para eventos especiales; y el clásico 'wine bar'.

Este matrimonio –que tiene intereses inmobiliarios en la región– llegó a la bodega inconclusa de El Chañar casi por ca

sualidad. Estaba desarrollando un novedoso proyecto vitivinícola en Sierra de la Ventana, provincia de Buenos Aires, cuando les llegó el dato de que Langber estaba en venta. Prevén que en Valle Perdido se produzcan más de 2.000.000 de litros por año. Como en las otras cuatro bodegas, las plantaciones -que datan de 2002- tienen un sistema de riego por goteo.

El 40% corresponde a cuadros de malbec, pero hay plantaciones de cabernet sauvignon (16%), merlot (15%), chardonnay (14%), pinot noir (12%) y sauvignon blanc (5%).

Aunque en principio apuntarán al mercado interno, se estima que con los años se llegará a exportar el 60% de la producción.

Valle Perdido tiene el asesoramiento del enólogo Héctor Durigutti, de la consultora Matura International, propiedad del especialista italiano Alberto Antonini.

El proyecto arquitectónico pertenece al estudio Bormida & Yanzón, de Mendoza, que tiene una amplia experiencia en el sector.

El hotel formará parte de la cadena internacional con presencia en todo el país con pequeños, lujosos y confortables establecimientos.

Para este costado del negocio, los nuevos dueños de la bodega apuntan a un turismo diferente. La oferta será novedosa porque además de que todas las habitaciones tendrán vista a las plantaciones de la finca, un spa con 'vinoterapia' contará con la descansada imagen de la cava con las barricas como postal de fondo: todo un lujo.

¿Por qué Valle Perdido? Sus dueños lo explican: forma parte de la leyenda que alimenta la Patagonia, con la búsqueda de esa quimera del paraíso perdido. «Queremos homenajear a los que buscan una tierra donde ser felices», dice el matrimonio.