El desafío de manejar enormes expectativas sociales

Advertencia sindical

LA PAZ (AFP).- La llegada a la Presidencia boliviana del líder cocalero Evo Morales representa un triunfo de la izquierda latinoamericana y un gran desafío para el nuevo mandatario, que deberá satisfacer las enormes expectativas que ha generado entre pobres e indígenas, lidiar con las petroleras y manejar su difícil relación con Estados Unidos. Morales ganó el domingo la elección presidencial boliviana con una apabullante diferencia sobre su seguidor, el ex presidente Jorge Quiroga y debería remplazar al presidente Eduardo Rodríguez el 22 de enero. Aún si en el resultado final baja del 50% y su elección debe ser confirmada en una elección parlamentaria, tiene la fuerza suficiente para imponerse sin necesidad de alianzas ni negociaciones.

En Bolivia, ayer se saludó con alivio la contundencia de su triunfo porque puede darle una legitimidad que no han tenido varios de los gobiernos previos.

Sin embargo las preocupaciones afloraron casi de inmediato sobre la capacidad de maniobra que podrá tener Morales en un país que en los últimos meses ha saltado de crisis en crisis y que ha obligado a la renuncia de dos presidentes desde el 2003. El principal problema para Morales, paradójicamente, no será la oposición sino que puede venir se sus propias fuerzas debido a las expectativas que ha creado.

Consciente de sus limitaciones, ayer el líder indígena pidió paciencia a organizaciones sociales de la ciudad de El Alto, comunidad indígena y obrera vecina de La Paz, que le pusieron un plazo de 90 días para estatizar los hidrocarburos.

«No se trata de plazos, es imposible saldar una deuda (social) de 500 años en 5 años. El problema tiene que resolverse de manera estructurada, de manera planificada», razonó.

«Reconstituir confianza no va a ser fácil», opina el analista Cayetano Llobet, para quien Morales puede quedar prisionero entre el discurso que mantuvo como candidato y la realidad que encontrará como presidente.

«Va a estar en el centro de una gran contradicción entre las exigencias de una sociedad globalizada con reglas de juego, y la presión de su propia gente por las expectativas que ha generado durante todos estos años y que le puede cobrar la factura», dice.

«La situación de Bolivia es de una precariedad muy grande. No porque haya tenido el 50% de votos va a desaparecer la pobreza el 23 de enero ni se van a duplicar los empleos», añade.

Si en el frente interno el panorama es complicado, también lo es en el externo. En su discurso de victoria Morales recalcó que había recibido las felicitaciones de los presidentes Néstor Kirchner (Argentina), Inácio Lula da Silva (Brasil) y Hugo Chávez (Venezuela), pero esa sensación de protección no oculta la mirada desconfiada de Estados Unidos y menos aún la de las multinacionales del gas que operan en Bolivia.

Estados Unidos ya dejó claro que el problema con Morales no es ni su discurso antiimperialista ni su relación con Chávez, sino la forma de encarar la lucha antidrogas. Pero Morales también ha sido claro: para él la hoja de coca debe ser legal, aunque habla de «cero narcotráfico y cero cocaína». «Para Estados Unidos esta victoria de Evo Morales constituye un problema.

Se clausura un ciclo de domesticación de los gobiernos, que relegaban intereses del Estado boliviano, y esto va a generar tensión», dice el experto en seguridad Juan Ramón Quintana.

Guido Riveros, politólogo, dijo que «para una buena relación entre el gobierno de Evo y Estados Unidos tiene que haber un esfuerzo de comprensión de los problemas de la relación bilateral de las dos partes para encontrar soluciones equilibradas».

El presidente electo de Bolivia, Evo Morales, recibió ayer de una poderosa central de sindicatos un plazo de 180 días, que fenece en abril, para cumplir sus promesas electorales.

La primera acción de Morales debe ser: «Nacionalización sin indemnización y para eso no se necesita consultar a Washington o con el presidente de Brasil sino simplemente aplicar la Constitución», advirtió Jaime Solares, de la Central Obrera (COB). «Que no me vengan a decir que necesitan estar un año, dos años ni siquiera seis meses» amenazó Solares. El radical dirigente intimó también a conformar una asamblea constituyente con representantes populares y profesionales . (AFP)

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