El hallazgo de restos confirmaría que son más de 80 los muertos
El recuento alcanzó a 67 cuerpos, pero quedan más. Aún se desconocen las causas del accidente de LAPA.
El escalofrío no se detuvo. Sólo hizo una pausa para el recuento, las quejas, los largos debates y cuanta especulación fue posible, pero nada pudo modificar la realidad: más de ochenta víctimas sería el resultado de la peor tragedia aérea del país.
Y lo que fue un interminable y ruidoso tránsito de sirenas, bomberos y voluntarios se transformó en muy pocas horas en números y en silencio.
Serían efectivamente más de 80 las personas que sólo vivieron hasta que el fatídico vuelo comenzó su carreteo en la noche del martes. Un avión Boeing 737 de la empresa LAPA partía desde el Aeroparque de Buenos Aires con destino a Córdoba. Pero sólo pudo andar unos cientos de metros y se llevó por delante cuanto obstáculo encontró, se incendió y sólo quienes tuvieron la suerte de desprender sus cinturones y ubicar la puerta, pueden contar hoy semejante tragedia. El resto quedó atrapado.
Hasta anoche a última hora, el recuento de víctimas había alcanzado al menos 67 cadáveres.
El juez Gustavo Literas, a cargo de la investigación de la tragedia, confirmó que son 67 los cuerpos que fueron hallados hasta el momento -pueden no ser todos pasajeros-, además de una veintena de cadáveres debajo de los restos del Boeing 737-200, por lo que los socorristas continuaron con las tareas.
El accidente trajo nuevamente a discusión el tema de la seguridad del Aeroparque, ubicado en plena ciudad de Buenos Aires y cuya pista ofrece -según los expertos- pocas posibilidades de abortar un despegue una vez que los aviones cobraron velocidad.
La región, específicamente Neuquén, no está ajena a ese debate, porque la estación aérea neuquina está cada vez más cercana a las viviendas de la gente y eso pone otra vez en primer plano la discusión sobre su asentamiento.
Pasado el mediodía de ayer, los bomberos encontraron los cadáveres del piloto de la nave, Gustavo Weihel, y del copiloto, Luis Echeverri, confirmó el secretario de Salud porteño, Héctor Lombardo, lo que puso fin a las especulaciones que se realizaron sobre la posibilidad de que se encontraran con vida.
Según informó Olga Riutort de De la Sota, la esposa del gobernador de la provincia de Córdoba, quien ofició de vocera del juez Literas, en la Morgue Judicial se realizaron 24 autopsias simultáneas, lográndose reconocer siete cadáveres, mientras que el resto fue derivado al Cuerpo Médico Forense para efectuarles análisis de ADN. Riutort detalló que del centenar de personas que viajaban en el avión «63 fallecieron – 16 ya fueron reconocidos-«, en tanto 16 fueron dados de alta, entre ellos 2 tripulantes, y 19 aún permanecían internados.
Escenas de profundo dolor se vivieron tanto entre los sobrevivientes como en los familiares de las víctimas de la tragedia, que no hallaron consuelo ante lo ocurrido.
En conferencia de prensa, el presidente de LAPA, Andrés Deutsch, aseguró que la aeronave accidentada se encontraba en «perfectas condiciones».
Por la tarde, Literas confirmó que fueron halladas las dos cajas negras, una de «voces» y otra «técnica», del avión de LAPA accidentado anoche.
Señaló que envió las cajas a la Fuerza Aérea para que se determine si el análisis puede ser llevado a cabo en el país o si es «conveniente» remitirlas a los Estados Unidos, a la empresa Boeing, fabricante de la aeronave. Hoy, tiene previsto comenzar a tomar las declaraciones testimoniales.
Por otra parte, en el interior de uno de los automóviles arrollados por el avión en su carrera fuera del Aeroparque, se encontró el cuerpo sin vida de una persona.
Las tareas de remoción se topaban con múltiples dificultades, como por ejemplo, los automóviles que quedaron atrapados debajo de la aeronave y que los bomberos no habían logrado retirar del lugar ni determinar si había cuerpos en su interior.
En esta situación aparentemente se encontraba un Chrysler Neón en el que viajaba el esposo de Rita Ramonino, quien denunció en Aeroparque la desaparición de su marido ante la convicción de que fue otra de las víctimas de la tragedia.
Sobre la tragedia, varios testigos aseguraron que vieron fuego en la turbina izquierda del avión, lo que habría provocado un estallido y la caída del aparato, que arrastró a los vehículos y personas que circulaban por el lugar.
Las dos azafatas que se salvaron del siniestro, René Antolín y Cristina Iglesia, fueron dadas de alta de la clínica Bazterrica, de donde se retiraron asegurando que desconocían las razones de la tragedia.
La Junta de Investigaciones de la Fuerza Aérea comenzó la tarea de análisis para determinar las causas del accidente, aunque la mayor hipótesis sigue siendo una falla en la turbina izquierda del avión, que le habría impedido levantar vuelo.
Los expertos señalaron que para que se produzca una tragedia de esta magnitud debe darse una combinación de factores y no una causa única, por lo que llamaron a esperar el resultado de las investigaciones. (AR, DyN, Telam e Infosic)
El escalofrío no se detuvo. Sólo hizo una pausa para el recuento, las quejas, los largos debates y cuanta especulación fue posible, pero nada pudo modificar la realidad: más de ochenta víctimas sería el resultado de la peor tragedia aérea del país.
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