El horror japonés

J-Horror es el cine de terror hecho en Japón, un género con sello propio, surgido de catástrofes como Hiroshima o el actual desastre nuclear.

(continúa en la página 40)

Cuando lo innombrable invade la pantalla, cuando la suma de todos los miedos se hace imagen, siempre tiene algo deforme que liga lo que vemos a nuestros temores más profundos. O viceversa. Pero siempre encierra algo que nos moviliza. Algo que nos obliga a sentir. El terror en Japón tiene un sello propio. Un ingrediente extra, que hace que se exporte y se consuma en todo el mundo, sin discriminaciones de mercado.

Tal vez el primero en la lista de los aportes fue ese desmesurado lagarto que salía del mar y destruía a la ciudad. “Godzilla” fue, a mediados del siglo XX, uno de los íconos del terror hacia lo deforme.

Pero también este terror de época tiene sus raíces en otro tipo de acontecimiento mundial: la era nuclear.

Fue a partir de los grandes descubrimientos científicos y la acelerada carrera armamentística nuclear que se abrió la puerta para una frondosa y abundante literatura ligada a la ciencia ficción. De ahí a la producción del terror derivado de este mundo desconocido que abría la ciencia, que hablaba de horizontes energéticos inconmensurables y extremadamente poderosos, sólo hubo un paso.

En el caso del Japón, el hito lo marca probablemente la explosión de las bombas atómicas en su propio territorio y por fuerzas invasoras, Hiroshima y Nagasaki. El legado de estos dos grandes acontecimientos no sólo remite al hecho histórico de que perdió una guerra ante el imponente poderío nuclear de su enemigo. También se hace visible como suma de la derrota, el horrible producto de esta humillación. El horror vivido por las víctimas, las huellas ineludibles de los supervivientes y las secuelas en la sociedad que siguió viendo a todos los vestigios de las bombas atómicas (quemaduras, deformidades) como algo que era mejor apartar de la vista, algo repulsivo al que había que temer.

Pero esta mezcla entre la cotidianidad con la ancestral tradición y la apertura hacia los nuevos horizontes del mundo contemporáneo, fue el terreno propicio para gestar la gran renovación en el género del terror.

De esta manera, el cine japonés buscó en los clásicos relatos e historias de fantasmas del Período Edo y la Era Meiji, más conocidas como Kaidan, la materia para aportar algo nuevo. Ésta fue la fuente que empleó el cine para relatar, con elementos de estos cuentos populares, las más escalofriantes historias de terror.

Occidente se hizo eco de esta increíble saga de películas de terror. Algo completamente nuevo. No se trataba del clásico rasguido de violines al estilo

Emanuel Lagos

Hitchcock, anunciando algo terrible.

Tampoco era la imponencia de personajes brutales como Jasón o Freddy Krueger, hitos del cine de terror estadounidense. Ni una niña girando su cabeza mientras, poseída, espera a que la exorcicen.

Hablamos de un mundo completamente diferente de terror.

Donde hay cosas que no es posible explicar, porque no existen las herramientas de la cultura. No les podemos seguir el paso. No sabemos del todo lo que quieren estos personajes, porque definitivamente no estaban en la agenda.

Este fenómeno es conocido como J-Horror, término utilizado para referirse a las aportaciones japonesas a la ficción de terror.

Se diferencia de la mayoría de producciones occidentales, porque el J-Horror tiende a centrarse en el terror psicológico y la tensión, con la intervención de fantasmas y poltergeist.

De esta manera, en los últimos años y con increíble popularidad, Hollywood desarrolló remakes que cautivaron en todo el mundo.

Por nombrar sólo algunas, tenemos “The Ring” y “The Ring Two” (inspiradas en la película japonesa Ringu), “Dark Water” (Honogurai Mizu No Soko Kara), “Una Llamada Perdida” (Chakushin Ari), “Ther Grudge” (Ju-On), entre otros títulos.

Japón tiene su propio sello de terror. Ya sea en las raíces mismas de su cultura o en lo nuevo que inventan a partir de eso, Japón siempre sabe cómo sorprender al resto del mundo. Y tenerlo pendiente.

Ahora que todos temen un terrible desastre nuclear como consecuencia del terremoto y posterior tsunami, con el mundo entero en vilo alrededor de un grupo de generadores nucleares ardiendo, quizá se esté gestando un nuevo J-Horror. Con esa impronta tan particular que los nipones saben brindarle al terror, todo lo que venga será algo que seguramente sorprenderá y volverá a innovar el género. Mientras todos esperamos que se apague el fuego y se controle la situación, nuevas y escalofriantes historias se escriben para aterrar a la audiencia, en beneficio del entretenimiento, tan ajeno a la terrible realidad.


(continúa en la página 40)

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora