El muerto de Allen era un doble homicida

Salió del penal con beneficios y nunca regresó.

Archivo

CIPOLLETTI (AC).- El hombre que murió en el auto que el lunes cayó a un canal de desagüe en Allen estaba condenado por un doble homicidio pero en noviembre pasado había salido del penal con beneficios y no había regresado. Sospechan que compartió una reunión con el dueño del Ford Ka, quien luego denunció el robo. La víctima perdió el control del coche, cayó al desagüe y se golpeó fuertemente la cabeza contra el parabrisas. Ayer se realizó la autopsia en la morgue de Roca y luego la Policía informó la identidad de la víctima. Se trata de Aníbal Fabián Sosa, de 46 años, involucrado en varias causas penales, entre ellas el asesinato de una madre y una hija que fueron arrojadas a un jagüel, en abril de 1988. Los peritos lo reconocieron por el tatuaje en una de sus piernas y luego viajaron familiares desde Río Colorado y lo identificaron. La causa se encuentra en manos del fiscal Miguel Fernández Jadhe y la jueza Margarita Carrasco. De acuerdo con lo que se pudo conocer ayer, el domingo a la noche Sosa asistió a una fiesta en Allen para despedir a un amigo y en ese mismo lugar (la Policía no dio detalles pero se sabe que fue en el barrio Norte) también estuvo el dueño del Ford Ka blanco. Este hombre se retiró más temprano y en esas circunstancias el prófugo habría planificado el robo junto con otras dos personas. Cuando regresaba a su casa, el dueño del coche fue abordado y golpeado. Una vez que los ladrones consiguieron quedarse con el auto lo abandonaron en una zona rural. Y entonces desde la planta Apache (ubicada al sur de la Ruta 22, en Allen) llamaron a la Policía para avisar que en la zona se encontraba una persona que había sufrido un robo y que estaba golpeada. Al llegar los efectivos constataron la situación y solicitaron una ambulancia que trasladó al hombre hasta el hospital. Tenía un golpe en su rostro y la ropa sucia, como si se hubiera caído durante la caminata. Además, desde la comisaría Sexta aseguraron que estaba en estado de ebriedad. Más tarde, el Ford Ka apareció en el interior de un desagüe que corre paralelo a la Ruta 65. En el interior del coche se encontraba el cuerpo de Sosa con signos de haberse golpeado violentamente la cabeza contra el parabrisas. Entre sus ropas la víctima fatal sólo tenía un juego de llaves, una sevillana en la cintura y 50 pesos. El fiscal Jadhe se presentó en el lugar y coordinó el procedimiento junto con el comisario Néstor Coronel, de la unidad Sexta. Ayer los forenses realizaron la autopsia y luego se supo que se trataba de Sosa. El 10 de abril de 1988 Sosa, con otro jornalero, fue al campo de Isabel Aguiar de Donnadieu y maniató a la mujer y a su hija Susana Graciela. Luego las cargó en una carretilla y las trasladó 700 metros hasta un pozo. Los cuerpos aparecieron el 26 de abril a 60 metros de profundidad en un establecimiento que está a 75 kilómetros de Río Colorado. Sosa había realizado trabajos rurales en ese campo y estaba en desacuerdo con un pago que consideraba insuficiente. Suponen que actuó en venganza. Tiempo después fue juzgado por otros delitos que cometió mientras se encontraba en libertad condicional. En marzo del 2011, la Cámara Criminal Tercera de Roca le unificó las penas en 23 años y 4 meses de prisión, aunque en noviembre del año pasado volvió a salir del penal y no regresó. La Policía ahora intenta determinar qué ocurrió con los demás hombres que participaron del robo del auto y si efectivamente Sosa estaba solo al momento del accidente.


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