«El Niño» regresa: ¿cómo afectará a la Patagonia?

Por su carácter cíclico, el fenómeno climático está de vuelta. En el norte de la región su consecuencias serán difusas. Ingresarán masas de aire frío que podrían causar heladas tardías.

Ver infograma

«El Niño» está de vuelta y sus efectos se sentirán en todas las latitudes, hasta en Río Negro y Neuquén, aunque los cambios climáticos serán difusos. El norte de la Patagonia conformará el límite sur de la zona de mayores lluvias, que se darían en la primavera en el centro del país. Esto generaría la irrupción de masas de aire frío de origen polar durante esta estación, las que se pueden conjugar con procesos de heladas tardías en el Alto Valle.

El efecto de El Niño (término que no se traduce a otros idiomas) recibe su nombre de Jesucristo. La explicación es simple: los pescadores peruanos sabían que sus vidas cambiaban por completo cuando las aguas del mar comenzaban a calentarse, y asociado a ello desaparecía su fuente de sustento: los peces. Como ese fenómeno solían observarlo cada varios años en cercanías de la Navidad, lo llamaron El Niño.

A grandes rasgos podemos decir que El Niño es un fenómeno meteorológico a gran escala (escala global) y fundamentalmente se asocia con una anomalía en las temperaturas superficiales del océano Pacífico tropical. Sus efectos demuestran claramente lo importante que resulta para el planeta la interrelación entre los océanos y la atmósfera

En tiempos normales (condiciones de no Niño) la costa sudamericana es recorrida por la corriente marítima fría de Humboldt. Del otro lado del océano Pacífico, aguas cálidas bañan la costa noreste de Australia, y el sudeste asiático, prevaleciendo en esta área condiciones de humedad, calor y muchas precipitaciones. Al mismo tiempo tendremos sobre toda la franja ecuatorial vientos persistentes y marcados del este, conocidos con el nombre de alisios. Esta situación asociada al comportamiento del mar implica en los hechos que la superficie del mar esté en promedio medio metro más alta en las costas de Indonesia que en las sudamericanas.

Al mismo tiempo se observa una diferencia de 8 grados en la temperatura del mar entre ambos puntos, siendo el más caliente el que corresponde al sudeste asiático. Sobre la costa de Sudamérica se registra un claro efecto de surgencia hacia la superficie de aguas más frías asociadas a la corriente de Humboldt, ricas en nutrientes y materia para la proliferación de gran variedad de peces sobre la costa peruana – ecuatoriana. Esa masa de agua fría que sobre la costa de Perú aflora en la superficie, queda a 130 metros de profundidad sobre el extremo occidental del Pacífico.

Durante la ocurrencia de El Niño, los vientos alisios no sólo se debilitan, sino que llegan a cambiar a la dirección inversa, pasando de dirección este a ser vientos del oeste. Con este cambio, aguas calientes que deberían prevalecer sobre la zona del sudeste asiático comienzan a desplazarse hacia el este en dirección a la costa de Sudamérica, reemplazando a las aguas frías que antes indicábamos.

El cambio es directo. Se pierden los nutrientes asociados a aguas con menores temperaturas, y los peces emigran o mueren. Primer problema: la economía pesquera del norte de Chile, Perú y Ecuador se reduce a la mínima expresión o desaparece. Al tiempo que esto ocurre, la zona de lluvias también se mueve hacia el este acompañando a las temperaturas mas elevadas del mar. Segundo problema: el aumento en la cantidad de lluvias en Perú, Bolivia y Ecuador generan deslaves, afectan cultivos, y en muchos casos se cobran vidas.

Del otro lado del océano Pacífico, El Niño cambia las condiciones generales, y las lluvias disminuyen en demasía.

Extensas sequías se apoderan de Australia, y es muy común que esta fase del fenómeno se asocie a procesos de incendios forestales intensos y persistentes en esa región. Para clarificar la situación, lo mejor es dar datos. En El Niño intenso de 1982 – 1983 las lluvias sobre las islas Galápagos saltaron de un promedio anual anterior de 460 mms a 3225 mms, o sea 8 veces más de lo normal. 1997 –1998 fue el momento de El Niño más intenso que se haya registrado en tiempos recientes. No obstante eso, los científicos hoy saben que es un fenómeno que forma parte del ciclo natural del clima.

Los efectos

La energía comprometida en este fenómeno de escala planetaria es inmensa, y por ello sus efectos se hacen sentir prácticamente sobre todo el planeta.

Asociados a El Niño se puede decir que hay puntos mucho más vulnerables que otros. En Sudamérica es notorio la profundización de sequías sobre el nordeste de Brasil. Además del aumento de lluvias en las costas peruano ecuatorianas, gran parte del centro- norte de Argentina revisten el mismo efecto. Las más importantes inundaciones ocurridas en zonas de la Mesopotamia y la Pampa Húmeda acontecieron en los últimos períodos de El Niño, sintiéndose aún sus efectos sobre la economía. Cuanto más fuerte sea el efecto, más intensos y generalizados resultarán sus impactos.

El 11 de julio de 2002, la NOAA, el organismo oficial de los EE. UU. que hace el seguimiento más detallado de El Niño, publicó en su sitio(http://www.elnino.noaa.gov/) : «Ahora es oficial: El Niño está de regreso. No será un proceso tan intenso como el de 1997-1998. Alcanzará el grado de débil a moderado».

Respecto de Argentina, esto indica que las secuelas del fenómeno resultarán más difusas. En ese esquema el norte de la Patagonia estará conformando el límite sur de la zona de máximo de lluvias que se daría hacia la primavera en el centro del país. Esto indicaría que es de esperar la irrupción de masas de aire frío de origen polar durante este período, las que se pueden asociar a procesos de heladas tardías.

De todas maneras, como el efecto será a lo sumo de moderada intensidad, relacionar estos hechos estacionales con El Niño es apresurado en primera instancia. Sus efectos son menos notables en cuanto nos movemos más hacia el sur.

Por último, es importante destacar, que de la misma manera que existe El Niño, también podemos hablar de La Niña como fenómeno contrapuesto. Este caso se da cuando las aguas frías de la corriente de Humboldt resultan más frías que los promedios. Este hecho profundiza los procesos de sequías en la costa central sudamericana, y frecuentemente su aparición se asocia a años con mayores nevadas en la cordillera patagónica. La profundización del sistema semipermanente de alta presión del océano Atlántico hacen más probables la irrupción de olas de calor (varias llegando hasta el centro de la Patagonia) durante el efecto de La Niña.

Enzo Campetella


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Nuestras directrices editoriales

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios