El notable arte de combinar las artes

Licenciada en artes, grabadora y arquitecta reconocida internacionalmente, Alicia Candiani resume en una obra trascendente, además de sus cursos y seminarios, un signo de estos tiempos: la convergencia de

por: JULIO PAGANI

Alicia Candiani llega a Roca para dictar una conferencia sobre «Negociadores de la diversidad» – Los circuitos internacionales de la gráfica y la gráfica en los circuitos internacionales- hoy a las 20 en el Aula Mayor del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA), Rivadavia 2263, con entrada libre y gratuita.

Antes de su viaje desde su espléndido estudio a partir de una casona reciclada en la zona de Belgrano, que propone como una sede para el país y el exterior en materia de proyectos artísticos, ella sugiere que el artista de hoy debe ser un » gestor cultural».

-¿Cómo es el tema de ser licenciada en artes, grabadora y arquitecta?

-Es una buena pregunta que me desveló por muchos años, porque para los artistas yo era demasiado arquitecta y para los arquitectos era demasiado artista. Lo mismo para la teoría como para la práctica. Porque la formación mía viene de muchas fuentes, yo estudié la licenciatura en grabado en la Universidad de Córdoba y también arquitectura, me recibí e hice una especialización en arte argentino y latinoamericano en la UBA, y me especialicé en medios digitales en la Iowa State University de Estados Unidos. Dicté historia del arte muchos años, arte del siglo XX y arte latinoamericano y europeo, fui titular de la cátedra d grabado en la Universidad de Córdoba…. Así que siempre vino todo muy mezclado, y para la visión de la intelectualidad argentina de los 70 y los 80 parecía demasiado fragmentado.

En los noventas me fui a Estados Unidos, y encontré un marco propicio para lo que yo hacía, porque allí las universidades son así, uno puede estar haciendo un máster en arquitectura y haber hecho su primer grado con título en economía o psicología. Algo que en un principio me parecía muy extraño, como que un ingeniero estuviera haciendo un máster en Bellas Artes. Después me di cuenta que en las disciplinas había un proceso de mezcla, donde había gente de todas partes del mundo y de distintas especialidades que se reunían en función de diferentes objetivos sobre la misma cosa, entonces encontré allí un marco de referencia.

Pasó también que, a fines de los noventas, hubo un proceso de hibridación en las disciplinas artísticas, y muy especialmente en Buenos Aires, donde se dio una movida con el diseño -como pasa en Palermo Soho o Hollywood-, la moda, los nuevos medios, el arte y hasta la cocina de autor se mezclan en un solo acontecimiento. Lo mismo sucede en otros lugares del mundo, como por ejemplo en el Design District de Miami. Entonces se pueden ver galerías de arte con espacio de diseño, y lo teórico, todo está mezclado y funcionando a la vez.

-Es como que la posibilidad de

haber viajado y trabajado en Estados Unidos, junto al fenómeno de globalización que citaste en todo lo que es comunicación y acortamiento de distancias, y la hibridación de lo artístico, donde la pintura se mezcla con la fotografía, la pintura con las instalaciones y estas con la gráfica…

-En este momento, me siento muy cómoda porque hace 20 años que vengo haciéndolo. Entonces encontré un espacio en el que puedo desarrollar un montón de cosas.

-¿Siempre se da la mezcla en lo que hacés?

– Bueno, yo por ejemplo, estoy trabajando en imágenes digitales y gráfica a las que luego saco de un plotter de alta tecnología o sea, algo muy sofisticado, y la paso a las técnicas ya conocidas. Porque una de las cosas que nos posibilitó el uno a uno es el acceso a la avanzada tecnológica, y después con la crisis tuvimos un repliegue, pero la gente se acostumbró a esa tecnología y se sigue actualizando. No estamos atrasados con respecto al exterior; entonces puedo conseguir altísima tecnología y trabajo cómodamente con ella, y la reimprimo con tecnologías del siglo XV. Por otro lado, puedo trabajar en la bidimensionalidad y hacer una obra para colgar o hacer intervenciones urbanas con impresiones sobre vidrio, como en Puerto Rico, donde las hice sobre los vidrios de una galería; todas impresiones realizadas en Buenos Aires con un plotter de cinco de metros de ancho con tinta de solvente, y aguantaron en ese país tres años con sol y lluvia. Es decir , puedo trabajar cómodamente en Buenos Aires y llevar esta mezclas de medios y contenidos afuera.

En todo esto es muy importante que en este momento los artistas deben ser gestores culturales. Los artistas que trabajamos en el distrito global somos gestores, uno no espera que el estudio haga propuestas sino que las genera. Hay que tener esa capacidad de gestión que a mi me la dio la arquitectura. Mi estudio es fruto de eso, de la posibilidad de generar espacios nuevos y diferentes. Y decidí hacerlo en Buenos Aires y no en el exterior, con mi gente y para la gente del interior, que es lo que me interesa, dar posibilidades para que vengan a esta ciudad cuyo movimiento cultural, si te descuidás, es más que Nueva York o París. Incluso lo paradójico, en plena crisis, el movimiento cultural fue 20 veces mayor. Y ¿cómo se generó ese movimiento, por parte de empresas o patrocinio del gobierno? No, vino de los mismo artistas.

Impresionante actividad y proyectos

Tiene una trayectoria apabullante y una obra exquisita que remite tanto a lo más avanzado como al arte clásico. Su espacio es el mundo, menciones de honor en la India, Japón, Bosnia, Puerto Rico. Expuso tanto en Klemm como en Bélgica y hasta en los Urales, y sus trabajos están en colecciones internacionales, como su presencia en cuanto foro hay de arte, gráfica o técnicas de avanzada. Pero Alicia Candiani, de encantadora personalidad, eligió quedarse a hacer base en su país y en su estudio, y proyectarse al mundo.

«Proyecto ACE» es eso, un centro internacional; significa que va a trabajar con gente del país pero también de todos los lugares del mundo. Es un lugar en que los artistas hacen residencia por un período de tiempo. El estudio tiene las instalaciones de una casa de 1914 totalmente remodelada, más el alojamiento que son departamentos en pleno centro, sumado al equipamiento tanto técnico como de confort. El artista, según señaló, viene con un proyecto que involucra gráfica, diseño y nuevos medios, lo hace con la tecnología disponible en Buenos Aires que es mucha y también sofisticada. Y viene a interactuar con los argentinos de la capital o del interior. Y viceversa, el grupo argentino también podrá salir al exterior.

El programa Sub 25 es para muy jóvenes. Por ejemplo, Candiani cita al Instituto Universitario Patagónico de las Artes como generador de un posible grupo que venga a convivir con la oferta cultural porteña. El primer grupo será de la Universidad de Tennessee. La financiación de todo esto es a través de convenios con instituciones internacionales y locales.

Viene a Roca a dictar una conferencia sobre «Negociadores de la diversidad» -Los circuitos internacionales de la gráfica y la gráfica en los circuitos internacionales-. Porque hay circuitos sólo de la gráfica, pero también la Bienal de Venecia a su criterio, ya está «saturada de imágenes gráficas, que han tomado vuelo notable».

Alicia Candiani está llena de expectativas porque en Roca se encontrará con maestros y compañeros de hace mucho.

Su obra está impactada por Estados Unidos de los '90 y una gráfica revolucionaria, y la obra de Cindy Sherman con sus fotos del cuerpo. La conoció y cambió su historia. Trajo ese erotismo a Buenos Aires y lo expuso. Porque aquí no había mucho contenido. «Empecé a trabajar con el cuerpo», apropiaciones del Renacimiento y algo más; sus mapas fueron otro paso, «el discurso se abrió» y aparecen surcos de la tortura, y el tiempo. Ella ve como futuro poca técnica; «no interesa que el artista la domine porque lo que más importa es el concepto». Aunque la valoriza y la domina por formación. La mezcla de las disciplinas está instalada. «El artista dispone de todo» dice.

Está casada con un ingeniero agrónomo que equilibra tanto quehacer artístico (uno de sus dos hijos es un excelente diseñador industrial). «Si Martha Minujín está desde hace 40 años con el mismo marido cómo no puedo estarlo yo» agrega a lo familiar. (J.P.).


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