El Obispado del Alto Valle, refugio de un cura que abusó de una niña
El caso nunca llegó a la Justicia ordinaria. Ayer nadie quiso dar explicaciones ni responder preguntas, porque el obispo Cuenca no está en la zona.
Silencio. Más silencio. Bajo esa consigna se movió ayer el Obispado del Alto Valle, luego de que se revelara que un cura abusador encontró refugio dentro de la misma Iglesia Católica, en Roca.
“Toda respuesta será dada oportunamente, por el mismo obispo diocesano, cuando regrese a la zona”, respondió ayer el vicario Jorge Fernández Pazos cuando “Río Negro” pudo ubicarlo para hacerle preguntas sobre la situación.
El religioso habló de “este penoso caso” en el breve contacto por mail con periodistas de este diario. Antes de ese cruce de palabras, en la sede de la Diócesis se habían repetido las excusas, siempre prometiendo una comunicación en breve con el máximo referente católico de la región, Marcelo Cuenca.
El “penoso caso” tiene como protagonista a Luis Alberto Bergliaffa, quien fue declarado culpable por el Vaticano de haber abusado sexualmente de una niña en su parroquia, en el barrio Matienzo de Córdoba.
La sanción impuesta por un tribunal eclesiástico en esa provincia -ratificada luego en la Santa Sede- fue una prohibición para ejercer el sacerdocio por diez años. Y asunto cerrado.
El caso nunca llegó a la Justicia ordinaria. La jerarquía católica alegó que al tratarse de un delito de instancia privada, la denuncia penal debía realizarla la víctima o sus padres. Eso no ocurrió y en la actualidad Bergliaffa puede moverse libremente, como lo hace habitualmente por las instalaciones de la calle Rodhe.
Contacto permanente
¿Cómo llegó al Alto Valle? La pregunta que se pretendió hacer ayer todavía no tiene respuesta oficial, pero es indudable que el vínculo con Cuenca fue determinante.
El actual obispo se desempeñó en Córdoba durante muchos años. Y Bergliaffa mostró a través de las redes sociales sus visitas a Roca, algunas incluso del 2013, cuando todavía faltaba un año para que se confirmara la sanción en su contra.
Otro dato: en el 2010 Bergliaffa quien participó de la asunción de Cuenca en Roca. Fue quien tuvo a su cargo la entrega del decreto de la Nunciatura Apostólica con la designación.
El amparo del Obispado del Alto Valle al cura culpable de abuso fue revelado ayer por el diario “Página 12”, en una nota que también recordó la enfática defensa que Cuenca hizo años atrás al sacerdote Julio César Grassi, condenado también por abuso sexual agravado y corrupción de menores.
Bergliaffa apeló la sanción del tribunal, pero la Congregación para la Doctrina de la Fe confirmó el decreto condenatorio. El 14 de marzo de 2014, el Arzobispado de Córdoba informó a través de un comunicado que “el pasado 10 de enero del corriente año 2014, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha confirmado con certeza moral suficiente, en segunda instancia, la sentencia que ha encontrado culpable al Pbro. Luis Alberto Bergliaffa del delito de abuso sexual de una menor”. Y agregó: “Por tal motivo, (…) se le prohíbe todo ejercicio público del ministerio sacerdotal por 10 años”.
El caso de abuso
se descubrió en el 2011. Ocurrió en la parroquia
Nuestra Señora de Fátima, en el barrio Matienzo de la ciudad de Córdoba.
Las restricciones
que debería cumplir
La sanción impuesta a Bergliaffa significa que no puede dar misa ni celebrar sacramento como bautismos ni matrimonios. Pero también que no puede ser transferido a ningún puesto administrativo. “Todo sacerdote vive del ministerio que ejerce. Va a tener que buscar trabajo para proveerse sustento”, indicaron desde el Arzobispado de Córdoba en el 2014.
En publicaciones en Facebook del personal del Obispado del Alto Valle mencionan a Bergliaffa como “compañero de trabajo”.
“Río Negro” buscó ayer respuestas a esa aparente contradicción entre las prohibiciones y el rol del cura en Roca, pero el hermetismo fue total.
Datos
- El caso de abuso
se descubrió en el 2011. Ocurrió en la parroquia
Nuestra Señora de Fátima, en el barrio Matienzo de la ciudad de Córdoba.
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