El reto de agregar valor a la fibra local

El agregado de valor textil, cercano al origen de producción y a pequeña escala, constituye una oportunidad de desarrollo de las economías regionales, en especial para fibras que no tienen lugar en la industria tradicional por su bajo volumen de producción, representando una alternativa para abastecer a un nicho de mercado de hilados naturales y fibras raras.

Las Minimills, que reproducen a baja escala los distintos procesos por los que pasan las fibras textiles para convertirse en hilos, llegaron a la Argentina en el año 2013 y se instalaron en Catamarca, Mendoza y Neuquén, en esta última provincia en Chos Malal y Zapala. Fueron orientadas al hilado de lana, mohair, cashmere, guanaco, vicuña, llama y mezclas de dichas fibras. Estas máquinas semindustriales representan una innovación tecnológica que llegó en colaboración con organismos nacionales, provinciales o municipales, de la mano de programas de financiamiento estatal y en colaboración con grupos de investigadores, siendo orientadas a productores de la agricultura familiar.

En este marco, los técnicos Julia Maurino y Diego Sacchero del Laboratorio de Fibras Textiles de INTA Bariloche y Ariel Hurtado de INTA Anguil, realizaron por primera vez pruebas de agregado de valor sobre vellones de Cabras Coloradas Pampeanas (CCP), raza del oeste pampeano. Las actividades se desarrollan en el marco del proyecto “Producción y calidad de fibras textiles animales”.

En el mes de septiembre de este año se realizaron pruebas de descerdado, cardado e hilado; transformando siete kilos de fibra en cinco kilómetros de hilos. La experiencia tuvo lugar en una hilandería ubicada en la Chacra Agrozootécnica de Chos Malal. La planta es propiedad del estado neuquino y es administrada por la pyme Huellas Hilandería.

El objetivo del proyecto fue incursionar en la transformación textil de vellones de pelo de CCP en hilados. Esta raza produce vellones de 1 kg de peso, finuras de 26 (+/- 3) micrones y 125 (+/- 15) mm de largo de mecha. El color del producto es muy característico de la raza y varía de los rojizos a los tostados. La CCP ha sido caracterizada como una raza local y está inscripta en el Sistema de Información de Diversidad de Animales Domésticos (Dadis) de FAO y fue sometida a un proceso de selección natural y artificial por parte de trabajadores rurales, valorizando su adaptación a las duras condiciones ambientales de la región y a las propiedades cárnicas de sus cabritos.

El escenario para la producción y explotación de esta fibra y el agregado de valor regional, se basan en la existencia de cerca de 40.000 cabras de esta raza, ubicadas casi exclusivamente en cinco departamentos el oeste pampeano y a la capacidad instalada para el descerdado e hilado en la región. Los vellones de las cabras coloradas pampeanas presentan una doble capa de fibras, las finas y suaves se encuentran entremezcladas con otras gruesas de escaso valor textil.

Esta fibra se puede procesar pura o mezclada, generalmente con lana. En esta experiencia se probaron distintas combinaciones de descerdado, cardado e hilado a través de las cuales se establecieron protocolos para el procesamiento. Se hicieron dos tipos de hilos, uno de pelo de CCP puro, denominado Puelen y uno mezcla que se denominó Camel (elaborado con 50% del descerdado y 50% lana Merino fina), ideales para el tejido en dos agujas.

En un contexto difícil para el sector textil, el trabajo se enmarca en la realidad de los emprendimientos de baja escala dedicados al hilado de fibras especiales argentinas, mejorando su calidad y enfrentando desafíos en la capacidad de gestión, comercialización y la búsqueda de sustentabilidad.

Dato

“El agregado de valor local se basa en la existencia de 40.000 cabras en el oeste pampeano y en la capacidad instalada regional”.

Diego Sacchero, director de Lab. de Fibras Textiles, EEA-INTA Bariloche