Emigrar vuelve a ser una opción para los científicos de la región

En 2015 hubo 830 ingresos en el Conicet; en el 2018 esa cifra cayó a 450. Quedaron 2.000 doctores sin ingresar. Cuatro profesionales formados en Bariloche con postdoctorados en el exterior, comparten la incertidumbre por la crisis que atraviesa el sector.

Luego del proceso de repatriación de científicos y su relocalización en diversos puntos del país, la inquietud por el destino de la ciencia y la tecnología hizo que muchos investigadores volvieran a considerar el exterior como una opción.

Más allá del golpe televisivo que significó que la bióloga Marina Simian ganara $500.ooo en “¿Quién quiere ser millonario?”y lo destinara al laboratorio donde investiga tratamientos contra el cáncer, los datos indican que un 17,7 por ciento de los postulantes al Conicet lograron acceder a la carrera de investigador y más de dos mil quedaron afuera del sistema. Y en relación al presupuesto nacional total, el porcentaje destinado a ciencia y técnica es el más bajo en 10 años: un 1,10%.

Desde mediados del 2018, el doctor en Física, Luis Avilés, realiza una beca postdoctoral en Francia. El proyecto de física aplicada y tecnologías emergentes en el que participa está subvencionado por la Unión Europea.
Este joven de 31 años realizó la Licenciatura en Física en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en Lima, Perú y se doctoró en el Instituto Balseiro en Bariloche.

“Decidí irme de Argentina porque llegué a la conclusión que era lo mejor para mi formación profesional. Durante mi primer postdoctorado en Argentina, me di cuenta que tener una experiencia en un laboratorio del extranjero aportaba y encajaba muy bien dentro de mis planes profesionales y traté de hacer todo lo posible para realizarlo”, puntualizó Avilés.

Me preocupa que haya cambiado la política científica, no tanto por mí sino por la perspectiva de no promover actividades de alto valor agregado”.

Cinthia Quinteros, física

Desde entonces, realiza su segundo postdoctorado en un laboratorio que pertenece a la Comisión de Energía Atómica Francesa, equivalente a la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conea) en Francia.

Recordó que “Argentina se ha caracterizado por ser referente en ciencia y tecnología en Sudamérica durante la última década”, aunque consideró que “la disminución del apoyo por parte del estado es contraproducente para el crecimiento del sistema. A pesar de los recortes de presupuesto, el apoyo a los proyectos que ya estaban vigentes debería mantenerse”.

La doctora en Química, Ana Larralde, realizó un postdoctorado en el Centro Atómico Bariloche, en el grupo de Resonancias Magnéticas. Fue una de las tantas investigadoras rechazadas por el Conicet.

“Me dijeron que el plan que había presentado estaba muy bien, que era un tema muy importante para el país, pero que no podían darme el ingreso”, explicó la mujer de 36 años que en este momento realiza su segunda estadía postdoctoral de 3 meses en el Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid en Madrid.

Trabaja con un grupo que se dedica al desarrollo y estudio de nuevos materiales para baterías y celdas de combustible. El objetivo es mejorar la transformación y almacenamiento de energías limpias para un futuro más independiente de los combustibles fósiles.

Estrictamente hablando, no decidí irme del país. Vuelvo en julio. La diferencia es que cuando vuelva, no tengo trabajo”

Ana Larralde, doctora en Química

Por su parte, Avilés reconoció: “Lo que sucede hoy en Argentina es desalentador para los científicos, tanto para los que hacen ciencia actualmente en el país como para los que piensan en volver después de su formación en el extranjero”.

Larralde agregó: “Me encantaría que el gobierno actual destine el porcentaje de PBI prometido en su campaña al sector pero soy consciente de que, con un aumento de la pobreza, caída del trabajo y caída de los salarios, eso será imposible al menos en el corto plazo. Lamentablemente, la ciencia y la tecnología están en crisis al igual que muchas otras áreas del país”.

La preocupación

“Me fui del país en marzo del 2018, al finalizar mi primer postdoctorado para abrir mis perspectivas en un contexto internacional”. Así lo planteó Cinthia Quinteros, física de 33 años.

Su primer postdoctorado lo realizó en Bariloche, con una beca del Conicet, entre 2016 y 2018.

Actualmente vive en Groningen, Países Bajos, donde realiza un postdoctorado.

“Estoy empleando lo que aprendí de materiales y técnicas a un área que intenta emular las propiedades del cerebro para explorar alternativas tecnológicas más eficientes”, describió. Y admitió: “Me doctoré en un contexto que prometía continuidad de políticas científicas pero la grave situación económica se vislumbraba. Me preocupa que haya cambiado la política científica, no tanto por mí situación particular sino por la perspectiva de no promover actividades creativas o productivas de alto valor agregado”.

Los países desarrollados destinan entre un 3 y 4% de su Producto Bruto Interno (PBI) a la ciencia y tecnología.

“En Argentina, se destina apenas el 0.27% del PBI. Apenas dan lo necesario para pagar los sueldos y en algunos Institutos de investigación, no pueden pagar los servicios”, resumió el delegado de ATE del Centro Atómico, Rodolfo Sánchez.

“El paso siguiente, ironizó, es prescindir de los institutos de investigación, comprar los medicamentos fuera del país, pagar excesivos precios por técnicos que nos vendan llave en mano tecnología, pagar derechos de patentes y royalties de otros. Cada vez menos recursos para repartir y más fuga de recursos para otros países; desde el punto de vista humano y del pensamiento, más oscuridad y exposición a mitos y falsas ideas”.

"La situación es complicada, sobretodo para los jóvenes"

Cuando logró su ingreso al Conicet en 2004, la doctora en Física, Adriana Serkis, no dudó en regresar al país. Formó parte de la primera camada de ingresos nuevos al organismo.

Tres años antes, había decidido abandonar el país, junto a su pareja y sus dos hijos, para desempeñarse en un laboratorio de Los Álamos, en Estados Unidos.

“En esta profesión, siempre dicen que irte es como un paso medio obligado. Lo que no era tan agradable era la falta de certeza de saber si uno iba a poder volver. Cuando llegamos a Los Álamos había una minicomunidad de argentinos que nos ayudaron un montón. Pero los primeros seis meses fueron durísimos”, recordó la mujer de 51 años.

“Nuestro salario postdoctorado en Estados Unidos era de 5.000 dólares, explicó, y recuerdo que tenía que declarar mi sueldo acá y el equivalente eran 500 dólares. Por suerte, después mejoró”.

Hoy, Serkis es investigadora principal en Conicet y es jefa de Caracterización de Materiales en Conea. “La situación es complicada, sobre todo para la gente más joven. Si bien no se cerró la carrera de investigador del Conicet, el proyecto del 2015 era continuar con la tasa de crecimiento. Ahora bajaron a menos de la mitad los ingresos de ese momento”, advirtió Serkis.

La científica consideró que “la desfinanciación actual en el sistema de ciencia y tecnología para quienes ya estamos con cargos más afianzados en el sistema y no pensamos irnos, nos genera un nivel de estrés bastante grande”. Explicó que “se intenta que los proyectos en los que se trabaja no se detengan. A esto se suma la sobrecarga burocrática que nos generan los controles puestos por el Ministerio de Modernización, con la amenaza de pérdida de puestos laborales en el sector”.


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