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3 de cada 4 directores de escuelas secundarias estatales son suplentes o interinos

El Observatorio de Argentinos por la Educación publicó un informe que analiza cómo son los y las directoras de escuelas secundarias en nuestro país. Además, analizaron las principales problemáticas del sector en la actualidad.

El pasado domingo 11 de septiembre se celebró en todo el país el Día del Maestro, y fue un momento oportuno para repasar diversas cuestiones relativas a la educación. En este sentido, el Observatorio de Argentinos por la Educación publicó un interesante informe titulado “Directores de escuela secundaria: ¿quiénes son y qué piensan?”, con la intención de aportar claridad respecto a cómo son los y las directoras de colegios secundarios de todo el país, y también de repasar qué piensan respecto a los desafíos que la educación plantea hoy.


El documento contó con la autoría de Viviana Postay (Instituto de Enseñanza Secundaria y Superior de Villa Carlos Paz), Gabriela Catri y Martín Nistal (Observatorio de Argentinos por la Educación). Allí se describen algunas características de los directores de escuela secundaria -estatales y privadas-, e indagan también respecto a qué piensan en relación a los principales problemas que obstaculizan la enseñanza y el aprendizaje, a partir de la información proporcionada por los propios directores en las pruebas Aprender 2019, las últimas realizadas en el nivel secundario.

El primer gran dato, sin dudas, es que el 75,4% de los directores de escuelas secundarias estatales son interinos o suplentes, mientras que solo el 21,8% son titulares de su cargo. Por el contrario, en las escuelas privadas el 87% de los directores son titulares, lo que les asegura mayor estabilidad en el cargo y, por lo tanto, condiciones para liderar la mejora escolar en sus instituciones.

Otro dato interesante a analizar es la cuestión de género y de franjas etáreas. En este sentido, se indicó que en las escuelas secundarias argentinas, el 33,4% de los directores son varones, mientras que el 66,6% restante son mujeres. La edad promedio, en ambos casos, es 48 años.

Las escuelas privadas cuentan, en general, con directores con más antigüedad que las escuelas estatales. El 28,9% de los directores de escuela privada tienen más de 10 años en el cargo en esa escuela, mientras que este número desciende a 14% entre los directores de escuelas estatales. En las escuelas estatales, el 34,4% de los directores llevan menos de dos años en el cargo; cifra que desciende al 23,6% en las escuelas privadas.


Según señaló Viviana Postay, coautora del informe, este “presenta datos que vuelven a poner sobre el tapete la cuestión de la privatización de la educación, con la consecuente construcción de circuitos diferenciados en la educación secundaria. Una vez más constatamos profundas desigualdades que afectan a la educación de los adolescentes en nuestro país y que interpelan seriamente las políticas públicas”.


Formación y acceso al cargo



En cuanto a la formación, la mitad de los directores de escuelas privadas (50,1%) tienen título universitario, mientras que en las escuelas estatales la cifra es 34,7%. En ambos tipos de gestión predominan los directores con título superior no universitario (67,6% en estatal y 57,4% en privada). 2 de cada 10 directores de escuela privada (19,4%) tienen posgrado universitario; la cifra desciende al 11,2% entre los directores de escuelas estatales.

El acceso al cargo difiere en ambos tipos de gestión. En las escuelas estatales, los directores accedieron a su cargo principalmente por concurso (54,3%), seguido por el puntaje (29,8%). En el sector privado, en cambio, predominan otros procesos de selección (69,9%), y solo el 22% de los directores accedieron a su cargo por concurso.

Verónica Gottau, investigadora asociada del CEPE en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), reflexionó que “los directores del sector privado poseen mayor margen de maniobra en sus decisiones, pueden tomar y despedir docentes, contratar capacitaciones a medida. Es entendible, entonces, que este alto nivel de discrecionalidad se vea también reflejado en las designaciones de las personas para los puestos de directores”. Al mismo tiempo, agregó que “por el contrario, los directores del sector estatal se encuentran atados de pies y manos respecto de estas mismas decisiones y acceden por concurso, con mayor o menor grado de transparencia en el proceso”.


“Una vez más quedan expuestas las limitaciones de los directores de escuelas estatales en cuanto a la autonomía del proyecto institucional. En este escenario cabe preguntarnos por qué seguir limitando las funciones del director de escuela pública, quien hoy no participa ni mínimamente en la contratación de los docentes de la escuela que dirige, mientras a los directores de escuelas privadas sí se les asegura esa posibilidad, aun cuando los docentes que contraten sean financiados por el Estado”, planteó Mariano Narodowski, profesor de la UTDT y académico asociado de Argentinos por la Educación.


Problemáticas cotidianas en la escuela



Al ser consultados sobre diferentes problemáticas que afectan el aprendizaje y la enseñanza, los directores de escuelas secundarias estatales y privadas difieren en algunas percepciones. El ausentismo e impuntualidad de los estudiantes, la inadecuación de las instalaciones y equipamientos, y la debilidad del vínculo entre las familias y la escuela preocupan especialmente a los directores de escuelas estatales.

Además, los directores de gestión estatal se muestran más preocupados que sus pares de gestión privada por cuestiones como el ausentismo docente, la convivencia escolar, la falta de actualización docente, la rotación docente durante el ciclo lectivo y la suspensión de clases.


Bernardo Blejmar, especialista en gestión escolar, propone una serie de interrogantes para seguir reflexionando sobre el rol de los directores: “¿Cómo es y cómo debería ser la formación para este rol de gobierno? ¿Con qué criterios deberían ser elegidos los futuros directores? ¿Cuáles son y cuáles deberían ser las condiciones umbral para el buen desempeño del rol? ¿Cómo es y cómo debería ser esa gestión colectiva? ¿Cuál es el tiempo deseable en la permanencia de un directivo para la generación de un proyecto educativo sustentable? ¿Qué tipo de sostén, contención y retroalimentación reciben y cuáles deberían recibir por parte de las políticas públicas?”.


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