La fiebre por el álbum del Mundial, una figurita difícil

Como nunca antes, la fiebre mundialista generó desabastecimiento de los históricos cromos de Panini. ¿Por qué no se consiguen álbumes y figuritas? El testimonio de los kiosqueros.

“Deben haber entrado 50 o 60 pibes en las últimas dos horas, todos preguntan por las figuritas”. “Teníamos la promo que regalábamos el álbum, pero en un ratito nos quedamos sin stock”. “No, mirá, las figuritas no están llegando y cuando llegan duran cinco minutos; no sé cuando va a haber en cantidad”. “Nunca ví algo así, no sé si publicar en el Instagram que llegaron o no, porque no duran nada”.


Día tras día, hace más de una semana, que estas frases se repiten en prácticamente todos los kioscos del país. La fiebre de las figuritas del Mundial Qatar 2022 es tema de debate nacional, y hasta los coleccionistas más acérrimos aseguran no recordar una situación similar en otros mundiales. No se consiguen. Es así de simple. No se consiguen álbumes y, con algo de suerte, apenas se pueden conseguir algunos sobres de figuritas. Incluso se ha llegado al extremo de tener que poner límites de compras: el “cepo” de figuritas, los precios “blue” y tantas otras cuestiones de la economía diaria también se reflejan en los cromos de Panini.

¿A qué se debe esta particular situación? Para empezar, debemos comprender que es un fenómeno multicausal. Hay tres grandes puntos para analizar y entender por qué hay escasez y, además, por qué hay tanto furor. El primero, sin dudas, tiene que ver con una cuestión meramente deportiva: la Selección Argentina está en un gran momento. Después de décadas de sequía, logró conquistar la Copa América y la Finalissima de la mano de un Lionel Messi brillante y un Lionel Scaloni al mando de un equipo que, como hace rato no ocurría, contagia a todo su público. Y eso tiene su impacto, claro. Todos quieren tener el álbum, todos quieren llenar la doble página de “La Scaloneta”. Y de allí se desprende una cuestión más: si lo analizamos puramente desde la lógica, podría ser el último mundial de la Pulga, que a sus 35 años no renuncia a perseguir el sueño máximo con Argentina. Ojalá no lo sea, ojalá nos regale a los futboleros uno más. Pero visto desde los números, es una posibilidad. Y el hecho de tener “el álbum del último mundial de Leo” también seduce.

El segundo motivo, también importante, es que hubo errores logísticos que influyeron directamente en la falta de stock a nivel nacional. El coleccionista -y periodista- Luis Digiano habló el pasado fin de semana en una entrevista radial y explicó que pudo reunirse con responsables del departamento de marketing de Panini, y fueron sinceros respecto a lo ocurrido: “A ellos los sobrepasó la situación. Y los sobrepasó un hecho fundamental: la orden que tenían kiosqueros y distribuidoras de sacar las figuritas era para el miércoles 24, la fecha de salida oficial. Y el viernes anterior (el 19) ya lo sacaron a la venta. Entonces no se pudo cubrir lo que se consumió en esos seis días”, señaló. Otro punto que se desprende de allí es la diversificación de los canales para comercializar los sobres. Donde antes sólo existían los kioscos, hoy hay alternativas: supermercados, estaciones de servicio, páginas web… Y eso también generó cierta molestia en los kiosqueros, a punto tal que hasta hubo manifestaciones. La Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) se movilizó por esta cuestión y exigió que se respete la tradición, aduciendo que durante los cuatro años que pasan entre mundiales son ellos quienes venden los otros productos Panini. Y algo de razón habrán tenido, porque desde la empresa italiana rápidamente prometieron restablecer el abastecimiento (ver aparte).

Una figurita repetida: el kiosquero cuenta los sobres, la madre espera ansiosa mientras suelta «mi hijo me taladra la cabeza con el álbum».


“Las figuritas nos completan otro espacio, arman nuestro álbum de fotos. Son el torneo que se juega detrás del torneo verdadero. No solo es asunto de niños, también de adolescentes y adultos. La salida del álbum es el inicio cultural del Mundial”, dice el periodista Alejandro Wall en The Washington Post. Y allí está el tercer punto, quizás uno de los que mejor explican la saturación del mercado: la comercialización es, como nunca antes, para todo público.

Grupos de WhatsApp o Telegram para intercambiar figuritas. Puntos de reunión en todas las ciudades del país. Chistes cómplices en puestos de trabajo sobre qué figurita falta. Niños y adultos conviviendo en kioscos con la misma pregunta. Todo indica que este álbum será para todos y todas, sin distinción de edad. Y así como creció el público, creció la demanda… y bajó el stock. Es un elemento de colección y como tal no está restringido a una determinada franja etárea: lo disfruta quien quiere.

“Uno ya se da cuenta cuando entran los pibes, que te van a pedir el álbum, y les tengo que decir que no hay figuritas… Pero se nota un entusiasmo mucho mayor de los padres que de los chicos. Y por ahí pasa un poco también el tema”, explica Germán Guti, kiosquero de Roca, uno de los tantos que está sobrepasado por esta situación.

“Realmente no recuerdo que hubiese habido tanto furor por una colección, sobre todo del Mundial. Es la primera vez. Será que estamos sufriendo el efecto pandemia, que al no poder hacer nada y no tener acceso a cosas que se fueron perdiendo en colecciones, recién estamos retomando estos álbumes. Una es esa, y otra es la pasión del fútbol de Argentina, que sobrepasa todo”, comenta; al tiempo que agrega que “todos los días me preguntan por las figuritas, el álbum, cuando llegan… Nos pasó que el proveedor nos trajo poco de todo, y la idea es vender de forma pareja, pensando también en los clientes que son constantes con el negocio”.

Uno de los supermercados que vendían figuritas en Roca. Se agotaron rápidamente. (Foto: Juan Thomes)


Maxi Portillo, otro kiosquero de la ciudad, asegura que “es el segundo Mundial que vendo las figuritas y nada que ver con Rusia. El nivel del equipo y el potencial último Mundial de Messi hacen que sea una locura total”. Y cuenta que “pibes, madres, padres, todos entran muchas veces por día. Pero preguntan más por el álbum que por las figuritas, hay faltante de álbumes entonces siempre piden por eso”.

“Es la primera vez que pasa esto del furor de las figuritas del Mundial. Con álbumes anteriores no ha pasado. Lo increíble es que no solo los nenes compran, de hecho la mayoría de la gente que está coleccionando es grande”, relata Juli Gallardo, kiosquera de Roca. Y sobre este último punto, destaca que “dicen que es un poco volver a la niñez, a coleccionar y llenar álbumes. Y eso genera que también quieran completarlo. Todos los días. Por ejemplo, de 100 personas que entran, 90 quieren figuritas”.

En relación a la situación que les toca atravesar, Guti indica que “hay desabastecimiento en el país, y un poco se debe a que los grandes mercados recibieron de parte de Panini. Supermercados, librerías, se centró mucho en Buenos Aires esa primera entrega. Nosotros estamos esperando que lleguen a la zona. Lamentablemente, como es de público conocimiento, los kiosqueros de Buenos Aires también están enfadados. Durante cuatro años compartimos con ellos la venta de otros álbumes, y en esta oportunidad deberíamos haber tenido un poco más de prioridad quizás. Es anecdótico también, porque es increíble tanto furor por un negocio como las figuritas, con un Mundial que todavía ni siquiera comienza”.

Para Gallardo, “un poco tiene que ver con que la gente dice que es el último Mundial de Messi, un poco porque Argentina es candidata a llegar lejos… Y yo no sé si en la fábrica habrán tenido en cuenta el furor que se iba a generar, y stockear bien al país. Desde la fábrica priorizan algunos puntos de venta, y ahí se arma todo el despelote. Esperamos que se normalice”.


Números para todos



Completar el álbum es, en estos tiempos, una misión bastante complicada. Vale repasar algunos números: el álbum cuesta $750 en Buenos Aires, pero aquí en la zona se puede conseguir (si tenemos suerte, claro) a $1.000. Lo mismo ocurre con los sobres, que están entre $170 y $200 según el lugar.

El álbum consta de más de 650 figuritas, y si bien la estrategia tradicional para llenarlo consiste en comprar algunos sobres y luego intercambiar repetidas, los costos no dejan de ser elevados: según el analista de datos de la Universidad de Princeton, Federico Tiberti, como mínimo se necesitan por encima de 134 paquetes, lo que de por sí ya implica un gasto de más de $22 mil. Y estamos hablando del escenario más optimista: otros cálculos apuntan a que se necesitará invertir más de $40 mil y muchos trueques de figus para llenarlo.

El álbum, objeto preciado y difícil de conseguir este año. (Foto: Juan Thomes)


Durante las primeras semanas, se confeccionaban aproximadamente 8 millones de figuritas diariamente en Módena, la fábrica de Panini. Un número elevadísimo, pero comprensible si atendemos al hecho de que en casi todos los países que se comercializa hubo faltante de stock y se agotó rápidamente.

En Argentina, mucha gente previó esta situación y decidió encargar los paquetes de preventa en la web de ZonaKids, licenciataria de Panini. Allí se agotó todo rápidamente, y por el momento solo hay disponible una colección: el álbum tapa dura y 100 sobres, todo esto a $17.100… aunque por el momento también está sin stock. El pack del álbum tapa blanda y los 50 sobres, que se podía obtener a $8.250, fue el primero en terminarse.


Una tensa situación entre los kiosqueros y Panini



El desabastecimiento que se vivió en las últimas semanas tuvo su consecuencia: una especie de guerra sin cuartel entre kiosqueros, puntos de venta alternativos y la empresa italiana Panini.

¿Qué pasó? A diferencia de otros años, esta vez las figuritas también se pueden conseguir en estaciones de servicio (como Axxion), supermercados (como Vea o Jumbo), aplicaciones de delivery (PedidosYa) y hasta por Internet, en la web ZonaKids (la oficial) o en MercadoLibre. Y esta diversificación puede ser buena para los clientes, pero ciertamente no trajo ningún beneficio a los kiosqueros, que rápidamente se unieron bajo la UKRA (con 112.000 kioscos asociados) para reclamar ante el Gobierno (sí, elevaron un pedido a Alberto Fernández) y presencialmente, fuera de las oficinas de Panini.

“Le planteamos la problemática porque vemos cómo a través de otros canales de venta se comercializan las figuritas y nosotros como kiosqueros no podemos recibirlas. La respuesta es que estos canales de venta son acciones promocionales, específicas, con tiradas chicas. Nos llevamos el compromiso de la gente de Panini de que ellos van a priorizar al kiosco de barrio”, explicó el vicepresidente de UKRA, Ernesto Acuña.

Cambiar figuritas entre los coleccionistas sigue siendo uno de los métodos más efectivos para completar el álbum. (Foto: Juan Thomes)


Si bien rechazaron la exclusividad de venta para kioscos, desde Panini aseguraron que se restablecerá la venta habitual en los próximos días.

Hay otro tema importante: en Buenos Aires, las figuritas se comercializan a $150, pero el costo para el comerciante es de $120. Eso implica $30 de ganancia por cada sobre, y con el nivel de venta que hay, promete un ingreso importante para los kiosqueros que, durante el resto de los años entre Mundial y Mundial, se dedican a comercializar distintas colecciones de figuritas con muchísimo menos ritmo de venta.

Así, habrá que estar atentos a las próximas semanas, para ver si efectivamente se logra restablecer un ritmo “normal”.


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