En marzo, la PIAP volverá a producir con toda su capacidad
Desde finales del año pasado viene trabajando a media máquina. Desde hoy parará por mantenimiento.
NEUQUEN (AN).- El delegado del gremio de los estatales neuquinos Fernando Lisse indicó ayer que la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en la localidades de Arroyito, comenzará a producir al máximo de su capacidad a partir de marzo de este año, luego de que se haga una serie de tareas de mantenimiento.
Lisse comentó que, desde su reapertura a fines del año pasado, la Planta de Agua Pensada se ha mantenido operando al 50% de su capacidad.
Produjo estos días un promedio de 330 kilos diarios de agua pesada.
Ese ritmo de trabajo le permitió a la planta tener ahora un stock acumulado de 27 toneladas.
A partir de hoy, la planta se paralizará durante un mes, para la realización de tareas rutinarias de mantenimiento.
La idea es que reanude su actividad en los primeros días de marzo.
«Para entonces, está previsto arrancar con la producción de la segunda línea y llegar al 100% de la capacidad», anticipó el delegado de ATE en la PIAP .
Con sus dos líneas produciendo a capacidad máxima, la planta industrial de Arroyito puede generar unas 220 toneladas de agua pesada por año para abastecer las necesidades del país.
Lisse explicó que el cierre de la PIAP durante el mes próximo «es un corte por mantenimiento que ya estaba en el contrato (que se firmó con la empresa estatal canadiense Atomic Energy Canadá Limited, AECL)».
El dirigente sindical aclaró que se hacen dos interrupciones al año, «una larga, como ésta; y otra más corta, que creo que se hará en junio».
Lisse comentó que «estamos trabajando con un régimen óptimo de producción» y señaló que entre los empleados hay entusiasmo por la situación actual de la planta de Arroyito.
El delegado gremial justificó este optimismo en que, además del contrato firmado con AECL, «ya tenemos pedidos de cotización para exportar agua pesada por 80 toneladas, de empresas de Estados Unidos, China y Europa».
La planta neuquina construida por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) es ahora operada por una sociedad entre ese organismo y la provincia de Neuquén, bajo la figura de la ENSI, que vende además servicios de ingeniería.
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