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Llega «Archivos del (no) desierto», un retrato del conflicto por las tierras en Río Negro

El documental se centra en los conflictos aún presentes en regiones como los alrededores del Lago Escondido, la Colonia Catriel, la expropiación de tierras en la desembocadura del río Negro, y el crecimiento inmobiliario en el pueblo pesquero de San Antonio Oeste.

«Archivos del (no) desierto», serie documental de cuatro episodios que recorre distintos puntos de Río Negro para visibilizar la problemática de las tierras y explicar la tensa convivencia entre sus pobladores históricos y la instalación de actores privados y extranjeros a través de maniobras fraudulentas, estrenará hoye lunes a las 23.30 en la pantalla de la TV Pública.

La producción, ganadora del premio Renacer Audiovisual del Ministerio de Cultura de la Nación, es dirigida por la realizadora Natalia Cano, que además trabajó junto a la historiadora Pilar Pérez en el guion, a raíz de su paso compartido por la Comisión Investigadora para el relevamiento de transferencia de tierras rurales, que funcionó entre 2012 y 2015 bajo el ámbito de la Legislatura provincial y recibió cerca de 240 reclamos durante ese período.

El acercamiento a esta situación derivó en esta propuesta, que invita a conocer, mediante el trabajo de indagación, entrevistas, documentación y recorridos, a las poblaciones originarias y preexistentes a la venta de estos terrenos y las diferentes formas que adoptó la lucha por sus derechos a lo largo del tiempo, para develar una trama oculta bajo la idea falsa de la Patagonia como un área desierta.

Para eso, el documental se centra en los conflictos aún presentes en regiones como los alrededores del Lago Escondido, adquiridos indiscriminadamente por el magnate inglés Joe Lewis, y la Colonia Catriel, donde las comunidades Newen Kurruf y Newen Aituwe sobreviven sin servicios básicos mientras los emprendimientos de gasoductos y oleoductos extraen los recursos de la zona.

La expropiación de tierras en la desembocadura del río Negro, donde se instalaron proyectos colonizadores que expulsaron a sus habitantes originarios, y el crecimiento inmobiliario en el pueblo pesquero de San Antonio Oeste -al sur de Viedma-, con balnearios que ponen en jaque a comunidades urbanas como la Traun Kutral, son los otros ejes que toma «Archivos del (no) desierto» para dar forma a esta breve pero sólida entrega que podrá verse de manera semanal en la señal pública.

De cara a su lanzamiento, Cano y Pérez dialogaron con esta agencia sobre la temática y los motivos detrás del desarrollo de la serie, que cuenta con la producción de Val Mühlmann y la participación de las investigadoras Ana Catania, Cecilia Palma y Laura Manquel.

-La serie propone un recorrido a través de cuatro denuncias. ¿Por qué las eligieron? ¿De qué manera simbolizan la lucha de estas comunidades?

Natalia Cano: Son cuatro casos en puntos bien distintos de la provincia, que tiene esta cualidad de tener cordillera, costa, meseta y estepa, estos paisajes que a veces son tan hermosos y abrumadores que no permiten que se vea el territorio que hay detrás. Las luchas que se dan ahí y que están detrás de las denuncias son muy desiguales, y es muy interesante poder escuchar a estas comunidades, y ver cómo llevan adelante esta resistencia.

Pilar Pérez: Y la intención de darle este contexto histórico-antropológico tiene que ver con que cada denuncia no era un emergente de un caso aislado, sino que conformaban una región en donde las prácticas que se desarrollaban para apropiarse de las tierras tenían características similares. Por eso seleccionamos casos que pudieran dar cuenta de realidades complejas y trayectorias históricas diferentes, que puedan dar cuenta de características comunes y de otras particulares a los recursos estratégicos, y por supuesto de estas luchas en torno a la tierra.

– ¿Cómo describirían la situación que afecta a estas poblaciones?

PP: Es una situación que está directamente conectada con la mal llamada Conquista del Desierto, que entendemos como un genocidio, y que lejos de ser un evento violento y del pasado, estructura las relaciones sociales desde entonces. La situación de las tierras es uno de los puntos de partida más importantes para entenderlo, porque luego del sometimiento a los pueblos originarios o de su distribución en todo el país para trabajar como servidumbre, lo que vino fue la distribución de estas grandes cantidades de tierra. Para los sobrevivientes supuso no tener una política concreta, y desde entonces vivieron en la precariedad, desfavorecidos por políticas basadas en criterios racistas.

-¿Qué dice este «borramiento» sobre nuestra construcción histórica como país? ¿Cuán pesada es la deuda con estas comunidades?

NC: Cuando los pobladores originarios ofrecen entretenimiento, color, danza o una canción, son bien vistos, pero cuando quiere recuperar un territorio y vivir de la manera que corresponde a su cultura, el Estado suele responder de una manera muy distinta. Es un borramiento muy profundo y está muy arraigado, porque viene con nuestra educación desde la escuela primaria, donde los nativos son piezas de museo, fomentando esta idea de la extinción de los pueblos originarios, y forzando a estas comunidades a una argentinidad de segunda clase, porque a pesar de que siguen poblando territorios rurales, siempre la cuestión del otorgamiento de los títulos de propiedad fue muy difícil. Es una situación muy naturalizada y está bueno empezar a llamarla por su nombre, porque es la única manera en que la sociedad va a poder tener una comunicación fluida con esta forma de vida que es muy válida, y de la cual sería interesante aprender muchas cosas.

T: ¿Qué función cumplen producciones como «Archivos del (no) desierto» a la hora de visibilizar estas problemáticas?

NC: En estos últimos diez años en los que trabajé en esto, vivencié directamente cómo los jóvenes en la escuela media reciben estos documentales que cuentan historias de su lugar, historias que ellos han recibido de sus familiares, y esto crea una historiografía local y produce cierto empoderamiento, que la historia no sea siempre la de otros. A mí me interesa fuertemente que se pueda utilizar como una herramienta de discusión y que se pueda trabajar desde el debate.

PP: Otro extra que tiene es también dar a conocer la cocina de la investigación, poner en valor a través de las cuatro investigadoras el cómo se hace la investigación histórica, las dificultades que enfrentan y la de los archivos, la desvalorización de las políticas de memoria que hay en nuestro país para conocer nuestro pasado. Creo que en esta construcción artesanal y particularmente muy femenina, la serie instala la pregunta en torno a estos supuestos y prejuicios que aparecen cuando se inician estas discusiones en torno a las realidades del presente.


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