Roald Dahl y la ilusión de transformar al autor de «Matilda» en un escritor inclusivo

El diario británico The Daily Telegraph desató hace un par de días la polémica cuando sostuvo que ya no habría "gordos" ni "feos" en las novelas del autor de libros como "Charlie y la fábrica de chocolate" o "Matilda", por decisión de la editorial Puffin Books. La revisión implicó la eliminación de referencias consideradas polémicas en torno al peso o la apariencia física de los personajes, la salud mental, la violencia, el género y la raza.

Los libros del novelista británico Roald Dahl, autor de clásicos infantiles, irreverentes y desopilantes como «Charlie y la fábrica de chocolate», «Las brujas» o «Matilda», se reescribieron con algunas modificaciones de lenguaje para que sean más inclusivos. El Augustus Gloop de «Charlie y la fábrica de chocolate» es «enorme» en lugar de gordo, mientras los Oompa Loompas son «personas pequeñas» en lugar de «hombres pequeños». Los retoques que han incorporado los editores son aquellos que tienen que ver, sobre todo, con las apariencias físicas. Desaparece la palabra feo, y cambian algunas escenas. Por ejemplo Matilda ya no lee a Joseph Conrad sino a Jane Austen, y las mujeres peladas que identificaban a una bruja incorpora un párrafo en el que se indican que hay «muchas otras razones» por las que las mujeres pueden usar pelucas y «no hay nada de malo en eso». ¿Es el libro que escribió Dahl, aunque así se vea más inclusivo? No.

Lo que ocurrió luego de que se conociera la noticia de los cambios fue que se desató una enorme polémica. Según informa Daily Telegraph y recoge The Guardian, la editorial Puffin Books contrató a lectores «sensibles» para que intervengan algunos fragmentos de los textos de Dahl en la nueva edición con la intención de que el lenguaje que utilizó el escritor no sea ofensivo para los lectores de hoy y sus libros puedan seguir siendo «disfrutados por todos»

Con más de 200 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y adaptaciones cinematográficas, Roald Dahl (1916-1990) es un autor que trascendió su tiempo, aclamado y leído por varias generaciones de pequeños y jóvenes lectores. Pero también es un escritor al que la polémica lo viene siguiendo hace tiempo con las relecturas de época que acusan a su obra de discriminadora, burda e incluso misógina. Es más, Dahl

Un vocero de Roald Dahl Story Company, responsable del trabajo de edición junto a Puffin Books y el colectivo Inclusive Minds, dijo que este trabajo con el lenguaje no es novedad porque cada vez que publican nuevas tiradas de libros escritos hace muchos años «no es inusual revisar el lenguaje utilizado junto con la actualización de otros detalles, como la portada y el diseño de página de un libro».

En las redes sociales la circulación de la noticia tiene sus detractores que la definen como un acto de censura y como la condena de la corrección política a cualquier costo. El propio escritor Salman Rushdie escribió: «Roald Dahl no era un ángel, pero esto es una censura absurda. Puffin Books y la finca Dahl deberían estar avergonzados», tuiteó.

Agusto Gloop, de la adaptación cinematográfica de Charly y la fábrica de chocolate».

La editorial Alfaguara, encargada de publicar en español los textos de Roald Dahl, anunció que mantendrá los textos originales del autor británico sin modificar las palabras o referencias. «Tras conversaciones con la Roald Dahl Society Company, Alfaguara Infantil y Juvenil mantendrá sus ediciones con los textos clásicos del autor sin modificar sus publicaciones en castellano», indicaron fuentes de la editorial que publica los textos del célebre autor infantil en España y Latinoamérica.

También contrarios a la alteración de los textos se manifestaron los editores del prestigioso sello francés Gallimard, que se pronunciaron en contra de estas prácticas de «reescritura» o retoque y advirtieron que tampoco realizarán ajustes en sus traducciones al francés de las obras de Dahl. «Nunca hemos reescrito los libros de Roald Dahl. Fueron traducidos del inglés y no han cambiado de esa traducción desde entonces”, dijo un portavoz de la editorial a The Guardian.

El autor, tan polémico como genial.

A diferencia de las reglas de derechos de autor en el Reino Unido y Estados Unidos, los autores conservan en Francia “derechos morales” que no se pueden vender y se transmiten a los herederos de los escritores. Mientras el autor esté vivo, no se pueden hacer cambios en su obra sin su consentimiento, pero después de su muerte sí se pueden concretar con previa aprobación de los herederos.

La traductora y crítica francesa Bérengère Viennot escribió en el sitio web slate.fr que “una novela de Roald Dahl reescrita ya no es una novela de Roald Dahl” y calificó las modificaciones de “inaceptables a varios niveles”: “No engañan a nadie, esto es censura disfrazada de actualización”.


El inicio de la polémica


El diario británico The Daily Telegraph desató hace un par de días la polémica cuando sostuvo que ya no habría «gordos» ni «feos» en las novelas de Dahl por decisión de la editorial Puffin Books. La revisión implicó la eliminación de referencias consideradas polémicas en torno al peso o la apariencia física de los personajes, la salud mental, la violencia, el género y la raza en las historias del autor de libros como «Charlie y la fábrica de chocolate» o «Matilda». «Este libro se escribió hace muchos años, por lo que revisamos regularmente el lenguaje para asegurarnos de que todos puedan seguir disfrutándolo hoy», sostuvo en su descargo el sello británico.

La polémica no se hizo esperar y sobre el asunto se pronunció incluso el primer ministro británico, Rishi Sunak, quien criticó la medida a través de un portavoz oficial: «Es importante que las obras de literatura y los trabajos de ficción se preserven y no se editen». «Siempre hemos defendido el derecho al libre discurso y expresión», observó.

Los libros de Dahl se han traducido a 63 idiomas y vendido más de 300 millones de ejemplares en todo el planeta, de ahí que esté considerado uno de los autores de literatura para jóvenes más relevantes de la historia.

A lo largo de su vida, el escritor hizo numerosos comentarios antisemitas, como en una entrevista con la revista The New Statesman en 1983, cuando dijo que «hay un rasgo en el carácter judío que provoca animosidad, quizá sea una especie de falta de generosidad con los no judíos». O «Siempre hay una razón para que broten los ‘anti-algo’. Hasta un canalla como Hitler no los acosó sin razón».

No es la primera ocasión en la que se plantea el debate sobre la posible modificación o prohibición de antiguos libros de literatura infantil y juvenil, como ocurrió en 2021 con la quema de casi 5.000 libros en escuelas de Canadá, entre ellos cómics de Tintín, Astérix y Lucky Luke, por considerar que propagaban estereotipos sobre los indígenas.


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