«A los árboles también se los abraza»: una entrevista con Miguel Ángel Estrella

En 1999, Oscar Sarhan entrevistó, en París, al pianista Miguel Angel Estrella para el libro Inventario de Sueños. En ese entonces, Sarhan era periodista de RÍO NEGRO y residente de la Fundación Argentina en la Ciudad Universitaria de París.  

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La dirección editorial fue de Diana Saiegh, directora de la Casa, donde residió como estudiante Miguel Angel Estrella, entre 1964 y 1965, en la habitación N° 8 del Gran Pabellón. La puerta del cuarto tiene una placa con su nombre, como Julio Cortázar y el maestro Bruno Gelber.  

El pianista Miguel Angel Estrella llegó a París en 1965 con una beca del Fondo Nacional de las Artes. Era su primera visita a la ciudad, de la que se fue pensando en que nunca más volvería a poner un pie sobre ella. 

“Será porque conocí un París que tenía una vida musical signada por gente aristocrática, y por sus críticos musicales que decidían quién prevalecía y quién no”, recuerda. “Yo detestaba la idea de que los músicos tuvieran que pagar un derecho de piso. En ese momento, volvimos con mi mujer a Argentina para que nuestro hijo naciera allí. Volví con la idea de regresar a Francia, pero no a París. Dos años más tarde, era el joven artista de moda, y pese a la dictadura militar, tenía contratos para trabajar en el exterior. Marta, mi mujer, enfermó, y lo mejor era tratarla fuera del país, por lo que me presenté nuevamente en algunos concursos y en una beca. Gané y con eso volvimos en el 68 a París.” 

P: ¿Pero volvió a Argentina? 

R: Mi beca terminaba en el 72. Me las arreglé para dividir el tiempo de estudio entre Argentina y aquí, pero al tiempo, mi mujer falleció y mi vida se dividió nuevamente en dos: Buenos Aires y París, donde tenía mi centro de acción. 

P: ¿Su militancia peronista nació en París? 

R: Sí. En 1966, descubrí el peronismo a partir de una reunión que hizo Perón, con los jóvenes argentinos en París. Nos abrió un horizonte de acción al decirnos: “el mayor compromiso político de un ser humano es el de comprometer su propia profesión”, y nos incitó a estar cerca de hombres como el Padre Mujica. Nos dio puntas de acción para actuar y poder cambiar algo. Aprendí que cuando uno se pone objetivos muy altos no se hace nada; “hagan pequeñas cosas”, nos dijo. 

P: ¿Así nació Música Esperanza? 

R: Sí, porque eso me marcó una línea de trabajo, que fue con la que continué en todas mis giras por el interior del país. Mi vida comenzó a llamarse “música esperanza”. Cuando terminó la dictadura militar, quería volver a mi país. Pero, en sentido práctico, era más fácil concretar mis conciertos desde aquí. 

P: ¿Usted tiene un contacto fluido con Argentina…? 

R: Sí, voy tres o cuatro veces por año. Soy un agradecido por lo que tengo. Que viva en París, donde también están mis hijos, no significa que me olvide de mi país. 

Allá, con mi hermano Jorge, solemos abrazarnos a los árboles para sentirles el olor, como cuando éramos chicos.