Aventureros y escritores

Julio Verne es el caso emblemático del escritor cuya imaginación todo lo puede; en cambio hay otros que realizaron el camino inverso, es decir, vivieron una vida llena de aventuras y paralelamente o con posterioridad, ya en reposo, escribieron.

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Nos llevó de la tierra a la luna, descendimos al centro del planeta, navegamos el fondo del océano en un submarino (aunque todavía el submarino no se inventaba), fuimos los mensajeros a lo largo de la estepa rusa y así tantos lugares más; sin embargo, Julio Verne, el escritor de esos libros inclasificables, premonitorios y llenos de aventuras rara vez salió de su país, apenas un crucero por Nueva York y alguna visita a Escocia, Noruega y Dinamarca. Sus últimos 20 años las pasó en su torre en una pequeña ciudad del norte de Francia escribiendo sobre lugares que jamás conoció.
Verne es el caso emblemático del escritor cuya imaginación todo lo puede; en cambio hay otros que realizaron el camino inverso, es decir, vivieron una vida llena de aventuras y paralelamente o con posterioridad, ya en reposo, escribieron.
El primero de estos aventureros que puebla mi memoriaes Francois Villon, el primer poeta maldito francés que vivió en el siglo XV. Antes de ser un hombre de letras fue ladrón, pendenciero, proxeneta y aficionado al juego y la bebida. Sus problemas con la ley comenzaron desde muy joven. Degolló a un cura que le robó a una mujer, integró una célebre y temida pandilla de asaltantes y estafadores que hicieron innumerables atracos. Visitó varias veces la cárcel donde fue torturado; aunque lo condenaron a la pena capital, siempre logró esquivar la horca. En medio de esa vida de correrías y cárceles escribió una poesía original, a contrapelo de los valores estéticos y morales de su tiempo. En su obra habla de los grandes temas humanos, la muerte, la fugacidad del tiempo, la religión pero aun en los versos más graves siempre aparecen la ironía, la burla y la blasfemia. Aquí una muestra en la “balada a la gorda Margot”: “Soy vicioso y halléme una viciosa./ No sé cuál de los dos lo es más, lo juro./ Y la basura nos parece hermosa,/ Y el honor nos repugna y lo ahuyentamos,/ En el burdel en donde el pan ganamos”
Francois Villon fue condenado a muerte una vez más y nuevamente logró eludirla a cambio de diez años de destierro. Desde ese momento ya nada se supo de él. Tenía alrededor de treinta años.


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