Bioinsumos, drones y suelos vivos: el futuro de la alimentación saludable

Los nuevos modos de producción conectan al ser humano con el ecosistema que lo contiene.

Cada vez más, la forma de producir y consumir alimentos busca volver a las raíces: los suelos. Según un estudio reciente de la Fundación Vida Silvestre Argentina y WWF Brasil, el 60% de los argentinos está dispuesto a cambiar sus hábitos alimenticios para cuidar el medioambiente. El cambio climático, como gran articulador social, impulsa este giro que busca reconectar a los alimentos con su entorno natural.

Bioinsumos, agricultura eficiente y un futuro más verde


Los expertos coinciden en que un consumo sostenible necesita una producción 100% orgánica. “Un producto orgánico, o bioinsumo, es aquel que deja de lado la síntesis química o la modificación genética. Debe brindar sustentabilidad en el tiempo, hacer un uso racional de los recursos y contemplar los ciclos de la naturaleza. Al llegar al consumidor final, debe ser inocuo”, explica Matías Imperiale, Director Operativo de Agro Sustentable, una firma argentina que fabrica y comercializa bioinsumos.

Con más de una década de trayectoria, esa firma logró en 2024 un aumento superior al 20% en el rendimiento de los cultivos de ajo en Mendoza, gracias a un fertilizante foliar orgánico certificado.

60%
de los argentinos busca cambiar su alimentación.

El poder de elegir local y orgánico


La apuesta por los bioinsumos no es una utopía: es una realidad concreta que crece en distintas partes del mundo, incluida Sudamérica. La elección de alimentos locales y la reducción de desperdicios son estrategias claves para cuidar el planeta desde el plato.

“Es fundamental que nuestras dietas se basen en el planeta para garantizar alimentos nutritivos y así revertir los impactos negativos del sistema alimentario”, sostiene Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina. “Necesitamos modificar nuestros hábitos de consumo para adoptar dietas saludables, nutritivas y de bajo impacto ambiental”, agrega.

Dieta mediterránea: una aliada para la salud


Fotos gentileza.-

Entre los modelos recomendados, la dieta mediterránea se destaca por sus beneficios cardiovasculares. Prioriza frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, hierbas, especias y aceite de oliva. También incluye pescados ricos en omega-3, como el salmón, las sardinas y el atún.

Las carnes magras, como pollo o pavo, se consumen con moderación, al igual que los lácteos y los huevos. Además, la dieta mediterránea contempla el consumo moderado de alcohol, como una copa de vino en la cena.

Legumbres de huertas orgánicas: nutrientes y sustentabilidad


Legumbres como habas, arvejas y porotos son protagonistas de las huertas orgánicas y esenciales para la rotación de cultivos a lo largo del año. Estos alimentos ofrecen proteínas de alta calidad, generan bajo impacto ambiental y son accesibles.

“Toda producción orgánica, sea masiva o en casa, promueve el bienestar de las personas y el cuidado del planeta”, destacan expertos en agricultura sustentable.

Producción orgánica y tecnología: un nuevo paradigma


El futuro de la alimentación saludable también depende del proceso de producción. Cada vez más, los mercados valoran la trazabilidad de los alimentos: saber quién, cómo y dónde fueron producidos.

En este sentido, la incorporación de tecnologías como drones permite realizar aplicaciones más precisas de fertilizantes y fitosanitarios, logrando ahorros significativos de agua, de hasta un 200%, según señala Imperiale.

Nuevos hábitos para una vida más saludable


La diversificación de la dieta, sumando alimentos que antes no formaban parte de la canasta básica, también gana terreno. Mejorar la salud personal y el bienestar colectivo se vuelve una meta posible, desde la elección diaria de productos más naturales y sostenibles.