Gran paseo gastronómico por el Circuito Chico de Bariloche

Se puede desde tomar un café hasta compartir una comida gourmet con el mejor paisaje de fondo. Las opciones son infinitas en esta temporada de verano. En pocos kilómetros hay restaurantes tradicionales, cervecerías, hoteles y mucho sabor.

Son unos 60 kilómetros, así que lo que sobra es distancia para recorrer y aunque lo más lindo son los paisajes, el Circuito Chico de Bariloche, tiene oferta suficiente para que el paseo alterne con el disfrute de delicias para saborear a toda hora del día.

Como es redondo, se puede recorrer en un sentido u otro, aunque sólo partiendo del kilómetro 18 de la avenida Bustillo, que nace en el centro de la ciudad. Hasta el kilómetro 8 hay un camino alternativo, la avenida de los Pioneros, en el faldeo del cerro Otto.

¿Un café a media mañana al iniciar el periplo? Hay excelentes cafeterías sobre Pioneros, como Don Federico (en Boock), como Delirante (frente a la base inferior del Teleférico Cerro Otto) y como Cafeto, llegando a la rotonda del kilómetro 8.

Cafeto está sobre Pioneros, cerca de rotonda del kilómetro 8. Simple y esmerado

De todos modos, algunas experiencias es mejor no dejar de disfrutarlas, como el café en los hoteles (luego de la hora del desayuno, claro). En el kilómetro 11,5 de Bustillo está El Casco, donde el arte argentino decora paredes y mesas, con una colección imperdible de Ernesto Bertani.

Los ventanales permiten disfrutar, desde el sillón, del lago Nahuel Huapi y de las exquisitas esculturas de Pablo Curatella Manes. El hotel Tunquelén es otro highlight para disfrutar de un café mediamañanero, aunque está casi en Llao Llao (kilómetro 24,5 de Bustillo). Aquí lo que importa es la arquitectura y la historia (con dos datos: en sus ambientes se filmó la película “Wakolda”, de Lucía Puenzo, y en sus habitaciones estuvo detenido el presidente Arturo Frondizi luego del golpe de Estado de 1962.

Cervecerías

Una de las primeras cervecerías artesanales de Bariloche, en tiempos en los que no existía este boom palermitano, es La Cruz, en la calle Nilpi, muy cerca de Pioneros. Muchos añoran el viejo local, bohemio y recoleto, pero esta versión remozada ofrece un poco de prolijidad para un producto exquisito.

La cervecería Patagonia tiene una postal única para disfrutar del verano y del lago Moreno.

La fundadora del Bariloche cervecero es Blest, en el kilómetro 4 de Bustillo, comparte espacio con otro monstruo local, Manush.

A lo largo del recorrido hay cervecerías para todos los gustos, como marcas propias o de terceros (ni hablar de los cargadores de growlers). La mayoría abre a la tarde, pero un par ofrecen atención al mediodía, como Kunstmann (la marca chilena que hizo pie en Playa Bonita), Berlina (otra identidad poderosa) en el kilómetro 12 de Bustillo o El Mallín, muy cerca de ahí.

Almuerzo

En verano, en esos días en los que el calor transforma las vacaciones en gloriosas, debe haber pocas cosas más atractivas que almorzar en Chiado (Bustillo al 17.900). En su terraza, reparada de los vientos por la península San Pedro y el brazo Campanario, el tiempo se detiene. La carta no es enorme, pero va variando y tiene ricos jugos.

En el restaurante Bahía Serena (kilómetro 12,2 de Bustillo) hay pastas y salsas deliciosas, con la alternativa de las medias porciones. La terraza que da a la playa es un plus.

Il Gabbiano es una de las tantas opciones de alta gama que hay en la zona de Llao Llao.

Otra opción para el mediodía es el hotel Amancay, en la zona de Llao Llao. Su amplísimo salón tiene una de las vistas más lindas de la zona de Puerto Pañuelo y los precios son accesibles.

Dando la vuelta por el Circuito Chico en torno de los lagos Moreno hay paisajes que se disfrutan desde miradores, pero no tanta oferta gastronómica. La cervecería Patagonia (kilómetro 24,7 del circuito) combina ambas cosas: una vista que parece pintada y comida divertida. Y en Colonia Suiza, Aire Sur ofrece unas papas rosti inolvidables.

La hora del té

En el Oeste, Bariloche tiene casas de té de un nivel superlativo. Chiado, por caso, citado antes como restaurante, es un espacio con infusiones esmeradas y delicias, dulces y saladas, imperdibles.

El hotel Tunquelén, ideal para disfrutar de un café mediamañanero.

Pero además en la península San Pedro (cuyo ingreso está en el kilómetro 20 de Bustillo) está Paila-Co, luego de recorrer 3 kilómetros, donde los jardines, los colibríes y las flores rodean un espacio donde el té se luce porque en pocos sitios está tan bien servido.

Llegando a Llao Llao hay otro clásico, Bellevue, con una vista del lago Moreno de la que uno no podría aburrirse jamás.

La noche

Hay cervecerías abiertas en muchos puntos del Oeste, pero cuando cae la noche lo que brillan son los restaurantes. Hay marcas con prestigio ganado, como El Patacón, en el kilómetro 7 de Bustillo, y otros que son insuperables en relación precio-calidad, como Rincón Patagónico (en el kilómetro 14,2).

Pero llegando a Llao Llao hay rincones un poco más exclusivos, como La Masía (kilómetro 23,4) o Il Gabbiano (24,3). Ambos tienen platos de alta gama.


Cada hotel de cuatro o cinco estrellas tiene su oferta culinaria en ambientes de gran belleza. Por historia, el Llao Llao es insuperable. En el otro extremo, el más nuevo de los lugares cinco estrellas, Villa Beluno, en la península San Pedro, se abre espacio entre las ofertas de alta gama.

Villa Huinid (kilómetro 2,6 de Bustillo) y Charming (en el 7,5) son dos buenos ejemplos de hoteles de gran calidad con un restaurante de personalidad propia.


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