Guillermo Kuitca promete sorpresas

El artista representará a la Argentina en la Bienal de Venecia.

BUENOS AIRES (Télam).- El artista plástico Guillermo Kuitca (Buenos Aires, 1961), quien representará a la Argentina en la próxima Bienal de Venecia -a realizarse en junio de 2007-, adelantó que la obra a exponer en el Ateneo Veneto «más que polémica será una sorpresa para la gente» porque se diferenciará en gran medida de sus trabajos anteriores.

«El envío no va a complacer a todos, algo imposible, y es probable que sea algo polémico, no tanto por el tema sino porque quizás la gente se sorprenda ante un trabajo muy, muy diferente al que vengo haciendo», anticipó Kuitca en una entrevista telefónica con Télam desde Zurich, poco antes de asistir a la inauguración de una muestra antológica suya en la Fundación Dabos.

«Cuando recibí la noticia que iba a representar a la Argentina en la Bienal, me puse muy contento porque la última vez que representé a la Argentina en una bienal fue en 1989 (en la Bienal de San Pablo), recordó. Pasó tanto tiempo que a lo mejor no lo esperaba y ahora siento una enorme responsabilidad. Así que estoy con todas las pilas puestas para hacer el mejor trabajo posible».

El espacio que ocupará el envío argentino es de un prestigio histórico y artístico y de una ubicación incomparables. Se trata del Aula Magna (ex Oratorio), del Ateneo Veneto (ex Scuola de San Fantin), una sala ubicada en el Campo de San Fantín, enfrente al famoso Teatro de la Fenice.

«Es un espacio que no se usó antes para la Bienal, en las paredes hay pinturas de colegas como Tintoretto -se ríe-. Lo que plantea el lugar es una mezcla de integración y de confrontación».

«No es que uno se confronte con el barroco veneciano, sino con la cultura contemporánea en una bienal».

«Pero es cierto que el espacio en el buen sentido condiciona mucho la obra», apuntó Kuitca.

«Digamos que es todo lo opuesto al espacio neutro del arte contemporáneo, la famosa caja blanca -consideró-. Por eso ya desde el punto de partida la idea es muy estimulante en comparación -por ejemplo- a la muestra antológica que presento ahora en la fundación, un lugar totalmente neutro, con enormes salas blancas con paredes donde en 20 metros hay un solo cuadro».

En cambio, subrayó el artista plástico, «en Venecia va a ser exactamente todo lo contrario. En ese sentido el espacio del Ateneo Veneto es poco familiar, por el hecho de no ser un lugar donde esté acostumbrado a ver mi obra y eso me parece que va a influenciar el trabajo que haga».

Kuitca no conocía el edificio que se remonta al siglo XVl pero ya se hizo un lugar para visitarlo: «Enseguida fui a verlo y ahora volví hace poco de nuevo. Cada vez que paso por Europa me hago una escapada».

Para el artista, «la primera impresión fue decir ¡guau! que lugar impresionante, que belleza. Y lo segundo que pensás es 'qué voy a hacer acá' y al mismo tiempo me da la impresión que en Venecia todo es un poco así».

«Me parece que la gracia de la Bienal -cuando no se trata de los espacios predestinados para ella- es que uno tiene que arreglarselas con lo que la ciudad te ofrece y Venecia es la apoteosis del barroco, no existe nada neutro. Así que el espacio donde voy a exponer es uno más, particularmente hermoso, muy cargado y bastante compacto», describió.

Refiriendose a la curaduría de Inés Katzenstein, Kuitca fue categórico: «Para mí es un lujo trabajar con ella (actualmente trabaja en el Malba y estuvo en el MOMA). Si bien nos conocemos mucho nunca habíamos trabajado desde la relación artista-curador, aunque ella había escrito en algunos catálogos de mi obra como en la exposición en el Reina Sofía (España, 2003)».

«Comenzamos a trabajar con un diálogo muy fructífero, ella me está animando todo el tiempo, cuando yo me echo un poco para atrás y surge ese típico 'te parece', enseguida me contesta: 'Vamos para adelante que con esto podemos salir bien».

Las visitas al Ateneo, subrayó Kuitca, «fueron una mezcla, ver el espacio desde una óptica muy concreta: qué se puede hacer, dónde, cómo, qué paredes, qué situación. No solamente de lo abrumador que puede ser el lugar sino todo lo contrario. El trabajo de un artista en gran parte es imaginar y fantasear sobre cosas pero después hay que concretarlas».


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