Israel no acepta el plan saudita y prepara ofensiva militar

Tres colonos judíos murieron en otro atentado.

RAMALLAH, Cisjordania, (AFP-EFE) – Israel rechazó ayer el plan de paz saudita adoptado por la cumbre árabe de Beirut y su gobierno se reunía anoche para decidir sobre la represalia al atentado suicida palestino de la víspera. Mientras, el presidente palestino, Yasser Arafat se dijo dispuesto a declarar «un alto el fuego inmediato».

Tres colonos israelíes murieron ayer en un ataque palestino en la colonia de Elon Moreh, cerca de Naplusa, al norte de Cisjordania, reivindicado por el Movimiento de Resistencia Islámica Hamas.

Tras el atentado de la víspera en Netanya, norte de Tel Aviv, que dejó 20 muertos además del kamikaze, los palestinos temían la represalia del Ejército israelí cuyo blanco sería Ramallah y el cuartel general de Arafat. Sus oficinas fueron evacuadas, las escuelas cerraron sus puertas y los habitantes acudieron a toda prisa a las tiendas para abastecerse.

«Se ha cruzado una línea roja para siempre, pues inclusive en los últimos dieciocho meses, la Autoridad Palestina había mantenido un doble lenguaje y podía tenerse la esperanza de que optaría por la paz y no por la guerra», declaró a la AFP un portavoz del Ministerio israelí de Relaciones Exteriores.

«Ahora, las máscaras cayeron y vemos a la verdadera Autoridad Palestina», insistió Emmanuel Nachson. «Vamos a replicar pues tenemos un deber hacia nuestra población y un deber de legítima defensa, al cual, como Gobierno, no podemos renunciar», advirtió.

Según el mismo portavoz, el plan de paz adoptado el jueves por la cumbre de la Liga Arabe en Beirut es «inaceptable» en su forma actual pues llevaría a la destrucción del Estado judío, «No podemos aceptar el derecho al regreso (de los refugiados palestinos) pues ello conduciría a (la formación) de dos Estados palestinos», indicó.

Israel siempre rechazó el regreso de unos 3,7 millones de refugiados palestinos, argumentado que ello modificaría el equilibrio demográfico en favor de los árabes.

En cambio, Estados Unidos saludó el plan de la Liga Arabe que ofrece a Israel la paz y la seguridad a cambio de su retirada de los territorios árabes ocupados desde 1967. Un responsable estadounidense lo calificó de «desarrollo positivo».

Confinado en Ramallah desde el 3 de diciembre por decisión del gobierno israelí, Arafat hizo saber a la cumbre de Beirut que «teme una reocupación inminente» de la ciudad.

La ciudad está rodeada por 150 tanques israelíes, afirmó el presidente de la Autoridad Palestina En este contexto, Arafat se dijo dispuesto a hacer una declaración inmediata de alto el fuego e indicó que informó al emisario norteamericano Anthony Zinni sobre su disposición a aplicar el plan Tenet sobre una tregua con Israel.

«Estamos dispuestos al cien por ciento a aplicar el plan Tenet que debe llevar a la aplicación del plan Mitchell», añadió

El viceministro israelí de Relaciones Exteriores, Michael Melchior, rechazó rotundamente la declaración de Arafat. «Esto no cambia nada, ya lo hizo 50 veces», afirmó.

La cumbre árabe dejó preocupado a Bush

WASHINGTON (AFP/Télam).- La cumbre de Beirut colocó a Estados Unidos en una posición delicada en el Medio Oriente, al adoptar una iniciativa saudita difícilmente aceptable para Israel y al expresar la hostilidad del mundo árabe a cualquier ataque contra Irak.

El mundo árabe envió un mensaje gestual a los responsables de la política exterior estadounidense, quienes quedaron perplejos cuando varios de los principales dirigentes de Arabia Saudita, Irak y Kuwait cruzaron efusivos saludos, que incluyeron besos y apretones de manos. El intercambio de gestos se dio cuando el príncipe heredero saudita, Abdullah Ben Abdulaziz, saludó con cuatro besos al vicepresidente del Consejo del Mando de la Revolución Iraquí, Ezat Ibrahim, quien a su vez le dio un apretón de manos al viceprimer ministro kuwaití, jeque Sabah Al Ahmad Al Sabah.

Estados Unidos expresó su escepticismo ante los supuestos gestos de «reconciliación» entre Irak y Kuwait. El portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, indicó que «si fueran ciertos, sería bueno, pero Irak nunca ha evidenciado ningún intento real de respetar la soberanía de Kuwait», dijo

Irak y Kuwait son enemigos acérrimos desde que el primer país invadiera en agosto de 1990 el emirato, del que fue expulsado siete meses después por una alianza internacional liderada por el Pentágono norteamericano. «Aunque el camino todavía es largo, el apretón se entiende como un paso decisivo hacia la reconciliación y la normalización de relaciones entre los tres países, que tienen intereses en común», agregaron fuentes diplomáticas árabes

El saludo de Ibrahim con el príncipe heredero saudita, no sólo pone fin a una enemistad cultivada durante más de 12 años, sino que recalca la oposición de Arabia Saudita a una posible acción bélica norteamericana contra Irak, y su enorme malestar por la «inhibición» de la Casa Blanca en el conflicto entre palestinos e israelíes.

En el comunicado final de la cita árabe también se señala el «rechazo categórico» de cualquier ataque militar contra Irak Esta toma de posición constituye un verdadero desaire para Estados Unidos, que este mes envió al vicepresidente Dick Cheney de gira a la región para recordar la amenaza que según Washington representa Saddam Hussein.

Difícil de aplicar

Los dirigentes árabes reunidos en la cumbre de Beirut adoptaron una iniciativa de paz para Medio Oriente impulsada por Arabia Saudita, que Israel calificó de «inaceptable», y también apadrinaron un pacto de no agresión entre Irak y Kuwait.

El plan, titulado «Iniciativa de paz árabe» propone a Israel una paz global a cambio de su retirada total de los territorios árabes ocupados en 1867, incluido el Golán sirio y los sectores del sur del Líbano que todavía están bajo ocupación, además de una solución al problema de los refugiados palestinos.

La propuesta reclama «la aceptación de la creación de un Estado independiente en los territorios palestinos ocupados desde 1967 en Cisjordania y la Franja de Gaza con Jerusalén este como capital».

«A cambio», los países árabes concluirán un acuerdo de paz y establecerán relaciones normales con Israel «en el marco de una paz global».

Esta iniciativa es «un todo inseparable», declaró el canciller Saud al Faysal, al cabo de la cumbre de dos días . Un comité ad hoc, presidido por el jefe de Estado libanés, deberá presentar la iniciativa al Consejo de Seguridad de la ONU.

La adopción de la iniciativa saudita ubicará a Washington en un papel difícil de intermediario con Israel, que considera que el repliegue sobre las fronteras de 1967 y el regreso de los refugiados palestinos serían el final del Estado hebreo.

El Ejército prepara una campaña sin precedentes

La muerte de 24 israelíes en menos de 24 horas llevó al Ejército a proponer al gobierno del primer ministro israelí, Ariel Sharon, una ofensiva a gran escala que podría comenzar en las próximas horas y se llevaría a cabo progresivamente, como un «rodillo».

El Ejército israelí canceló todos los permisos y anoche pidió al Ejecutivo la autorización para un alistamiento parcial de fuerzas de la reserva. Los altos mandos presentaron la solicitud en una reunión del Consejo de Ministros que Sharon convocó con carácter de urgencia. Dicha reunión sigue a la muerte de veintiún israelíes, el miércoles , en un atentado suicida del Hamas en un hotel de Netanya, y a la de tres colonos ayer en otra incursión palestina en el asentamiento de Alon Moré.

«La situación es irreversible», dijo el jefe del Estado Mayor, Shaul Mofaz, a la radio pública, mientras fuentes políticas calificaban el atentado de «punto de no retorno» en el comportamiento de Israel hacia la ANP.

Desde el atentado de Netania, el Ejército israelí ha reforzado el cerco alrededor de todas las ciudades palestinas, con especial intensidad en Ramala -capital administrativa de Cisjordania y donde se halla Yasser Arafat- y Naplusa, feudo de los integristas islámicos.

Los observadores no sabían decir si se tratará de una invasión de todas las zonas palestinas a un mismo tiempo, pero aseguran que lo que decida el Gobierno no será «por unas horas o días» sino por más tiempo, para lo cual es necesario alistar a la reserva.

Los «preparativos de guerra» por parte del Ejército, que ya han sido expuestos ante el ministro de Defensa, hallan al gobierno de Sharon dividido sobre qué hacer con el presidente palestino Yasser Arafat y con la ANP.

La ministra de Educación, Limor Livnat, pidió su captura «para llevarlo a juicio en Jerusalén», mientras que otros ministros ultranacionalistas, entre ellos el ortodoxo del Shas, Eli Yishai, piden directamente su cabeza y el desmantelamiento de la ANP. «El atentado de ayer es una declaración de guerra», dijeron fuentes políticas que pidieron anonimato.

En el otro lado del espectro político se encuentran los laboristas, o más precisamente el ministro de Exteriores, Simón Peres, con posturas más moderadas aunque también a favor de una represalia contundente pero prudente en sus consecuencias. (EFE)


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