Julia Roberts, una diva en discusión

¿Aceptarán los estadounidenses su conversión?

“¿Está Estados Unidos preparado para tener una estrella de cine hinduista?”. Uno de los debates más candentes en la capital del séptimo arte es en estos días la conversión al hinduismo de la estrella de Hollywood Julia Roberts. ¿Se trata sólo de un gag publicitario para su nueva película o de una verdadera conversión?, se preguntan los comentaristas. Pero el interrogante más importante se lo podría plantear quizá la propia actriz de 42 años: ¿perderá el papel de encantadora diva en el futuro si deja de compartir las creencias religiosas de la mayoría de sus seguidores? Los estadounidenses llaman “sweetheart” (algo así como “encantadora” o “dulce”) a las actrices que interpretan el papel de mujer simpática y natural en las comedias románticas. Y entre todas las Reese Witherspoon, Kate Hudson y Katherine Heigl, la “encantadora” Julia Roberts es una especie de reina. Su liderazgo se creó a partir de películas como “Flores de acero”, “La boda de mi mejor amigo”, “Un lugar llamado Notting Hill” o “Novia fugitiva”, sin dejar de lado, por supuesto, “Mujer bonita”, de 1990, su gran película. El nuevo filme de Roberts entra en la categoría de “película para mujeres”: una mujer madura y bella, decepcionada por la vida -en especial por los hombres- y que viaja por el mundo. Las respuestas que busca las halla en el hinduismo. Algo similar le ocurrió a Roberts durante el rodaje de “Comer, rezar, amar”. Junto con su marido y sus tres hijos va a los templos, contó la actriz a la edición estadounidense de la revista “Elle”. Y ahí “canta y ora y celebra”, agregó. “Definitivamente soy una hindú practicante”, afirmó. La mayor receta del éxito de esta artista fue siempre una cierta naturalidad. Julia Roberts se crió en el estado norteamericano de Georgia, con una formación cristiana. Sus padres tenían una empresa de cultivo de árboles de Navidad. Por sus hijos –Hazel y Finn, dos mellizos de cinco años, y Henry, de tres– no usa botox, una sustancia popular para eliminar las arrugas. “Quiero que mis hijos noten cuando estoy enojada, feliz o apenada”, señaló. “Tu rostro cuenta tu historia y no debería contar la de tu paso por el quirófano”, subrayó Roberts sobre su rechazo a las cirugías. “Ahora se puede decir. En septiembre pasado Roberts se convirtió en India al hinduismo”, celebró recientemente el diario “The Times of India”. El estadounidense “The Washington Post”, en cambio, prefirió plantear la interrogante de si Estados Unidos está “maduro para una ‘sweetheart’ hindú”. “La entusiasta conversión de Roberts la aleja mucho del promedio estadounidense. El 78 por ciento de los estadounidenses se considera cristiano, sólo el 0,4 hindú”, recuerda el rotativo. Sin embargo, en un punto sí forma parte de una corriente dominante: “un 44 por ciento de los estadounidenses profesa una fe en la que no fue criado”. “Padre, hijo y espíritu santo, hay una nueva trinidad en la ciudad: ‘Comer, rezar, amar”, fue el mordaz comentario del diario canadiense “National Post” que formuló la pregunta de qué tan en serio se toma la estrella de Hollywood su conversión. El tema moviliza también a muchos estadounidenses en los foros de internet. Mientras que algunos opinan que ahora tienen “un motivo más para considerar genial a Julia”, otros son escépticos. ¿No es así que desde que lo hicieran los Beatles siempre hay algún famoso que se convierte al hinduismo?, preguntaba recientemente un lector de “The Washington Post”. “Esa religión no sólo practica un sistema de castas pérfido y la quema de viudas, sino que además va acompañada de una inmensa pobreza, nada que la acaudalada Roberts aceptaría”, criticó. (DPA)

Luego de su experiencia en el filme “Comer, rezar, amar”, Julia Roberts y su familia adoptaron el hinduismo.


“¿Está Estados Unidos preparado para tener una estrella de cine hinduista?”. Uno de los debates más candentes en la capital del séptimo arte es en estos días la conversión al hinduismo de la estrella de Hollywood Julia Roberts. ¿Se trata sólo de un gag publicitario para su nueva película o de una verdadera conversión?, se preguntan los comentaristas. Pero el interrogante más importante se lo podría plantear quizá la propia actriz de 42 años: ¿perderá el papel de encantadora diva en el futuro si deja de compartir las creencias religiosas de la mayoría de sus seguidores? Los estadounidenses llaman “sweetheart” (algo así como “encantadora” o “dulce”) a las actrices que interpretan el papel de mujer simpática y natural en las comedias románticas. Y entre todas las Reese Witherspoon, Kate Hudson y Katherine Heigl, la “encantadora” Julia Roberts es una especie de reina. Su liderazgo se creó a partir de películas como “Flores de acero”, “La boda de mi mejor amigo”, “Un lugar llamado Notting Hill” o “Novia fugitiva”, sin dejar de lado, por supuesto, “Mujer bonita”, de 1990, su gran película. El nuevo filme de Roberts entra en la categoría de “película para mujeres”: una mujer madura y bella, decepcionada por la vida -en especial por los hombres- y que viaja por el mundo. Las respuestas que busca las halla en el hinduismo. Algo similar le ocurrió a Roberts durante el rodaje de “Comer, rezar, amar”. Junto con su marido y sus tres hijos va a los templos, contó la actriz a la edición estadounidense de la revista “Elle”. Y ahí “canta y ora y celebra”, agregó. “Definitivamente soy una hindú practicante”, afirmó. La mayor receta del éxito de esta artista fue siempre una cierta naturalidad. Julia Roberts se crió en el estado norteamericano de Georgia, con una formación cristiana. Sus padres tenían una empresa de cultivo de árboles de Navidad. Por sus hijos –Hazel y Finn, dos mellizos de cinco años, y Henry, de tres– no usa botox, una sustancia popular para eliminar las arrugas. “Quiero que mis hijos noten cuando estoy enojada, feliz o apenada”, señaló. “Tu rostro cuenta tu historia y no debería contar la de tu paso por el quirófano”, subrayó Roberts sobre su rechazo a las cirugías. “Ahora se puede decir. En septiembre pasado Roberts se convirtió en India al hinduismo”, celebró recientemente el diario “The Times of India”. El estadounidense “The Washington Post”, en cambio, prefirió plantear la interrogante de si Estados Unidos está “maduro para una ‘sweetheart’ hindú”. “La entusiasta conversión de Roberts la aleja mucho del promedio estadounidense. El 78 por ciento de los estadounidenses se considera cristiano, sólo el 0,4 hindú”, recuerda el rotativo. Sin embargo, en un punto sí forma parte de una corriente dominante: “un 44 por ciento de los estadounidenses profesa una fe en la que no fue criado”. “Padre, hijo y espíritu santo, hay una nueva trinidad en la ciudad: ‘Comer, rezar, amar”, fue el mordaz comentario del diario canadiense “National Post” que formuló la pregunta de qué tan en serio se toma la estrella de Hollywood su conversión. El tema moviliza también a muchos estadounidenses en los foros de internet. Mientras que algunos opinan que ahora tienen “un motivo más para considerar genial a Julia”, otros son escépticos. ¿No es así que desde que lo hicieran los Beatles siempre hay algún famoso que se convierte al hinduismo?, preguntaba recientemente un lector de “The Washington Post”. “Esa religión no sólo practica un sistema de castas pérfido y la quema de viudas, sino que además va acompañada de una inmensa pobreza, nada que la acaudalada Roberts aceptaría”, criticó. (DPA)

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