La huella que dejó en el caso Lucas Muñoz el adiestrador condenado por plantar pruebas

Un tribunal de Mendoza le impuso 8 meses de prisión en suspenso a Marco Herrero Muller, que intervino en la búsqueda del empleado policial asesinado en Bariloche, en 2016. Los rastrillajes que hizo con sus perros en un complejo turístico en Bariloche pusieron bajo sospecha al dueño, quien expresó que ahora se descubrieron todas las mentiras. Qué dijeron los jueces.

El 29 de marzo pasado, los jueces del Tribunal Oral Penal 2 de Mendoza, Ramiro Salinas, Luis Correa Llano y Ariel Spektor, expusieron los fundamentos de la sentencia que condenó a Marco Herrero Muller, exempleado de la Policía de Río Negro, a 8 meses de prisión de ejecución condicional por haber plantado evidencias en una investigación por la desaparición de Viviana Luna y encubrimiento.

El tribunal concluyó que Herrero Muller había colocado de manera previa los huesos y la nota hallados el 21 de septiembre del 2021 en el Hostel Los Pinos de Potrerillos y también el estuche negro que contenía preservativos, papel picado y una nota encontrados el 2 de octubre del 2021 en las Cabañas del complejo Rincón de Potrerillos de las Vegas, Luján, en Mendoza.

Esos hallazgos detectados por un perro adiestrado por Herrero causaron enorme conmoción en ese momento, porque una de las notas encontradas mencionaba a personalidades del ámbito político, empresarial y judicial de la provincia de Mendoza y de mujeres desaparecidas en nuestro país. Los jueces resolvieron a partir de las evidencias que Herrero Muller armó todo.

En Bariloche, Herrero intervino en la búsqueda del policía Lucas Muñoz, que había desaparecido el 14 de julio de 2016. El 10 de agosto de ese año hallaron el cadáver de Muñoz en un descampado, en las afueras de Bariloche. Un mes después, a principios de septiembre de 2016, el adiestrador hizo un rastrillaje con tres de sus perros que dejó a varios funcionarios judiciales y abogados con la boca abierta.

El adiestrador declaró entonces ante el juez Bernardo Campana que los perros indicaban que Muñoz había estado en el complejo de Sergio Herrero, presidente de la junta vecinal del barrio Nuestras Malvinas, y dueño de esas instalaciones. Esa hipótesis no se comprobó y las especulaciones del adiestrador se las llevó el viento. Y el homicidio de Muñoz sigue impune

Ayer, Herrero recordó que los querellantes de ese momento en la causa de Lucas Muñoz, la abogada Karina Chueri y su par Alejandro Pschunder, trajeron al adiestrador “como gran salvador con los perros buscadores”.


Los allanamientos


“Llegó acá a Bariloche. Yo justo estaba haciendo un evento del Día del Niño, y me vienen a avisar que hay una camioneta con unos perros dando vueltas por mi complejo. No le presté atención. Una camioneta que era supuestamente de la Policía”, rememoró Herrero.

Dijo que el adiestrador pertenecía entonces a la Policía de Río Negro. Indicó que al otro día allanaron su complejo por orden del juez, a partir de un pedido de los querellantes, en busca de indicios sobre el paradero de Muñoz. “Los perros entran y van prácticamente hasta mi casa”, rememoró Sergio Herrero.

Señaló que el adiestrador había afirmado en ese momento que sus perros “le habían marcado que había pistas y rastros dentro de mi complejo”. Por eso, el hombre pidió un segundo allanamiento “porque dijo que mis perros no lo dejaron trabajar”.

Herrero relató que se comunicó con un amigo que era adiestrador nacional de perros de la Policía Federal y de rescate para consultarlo. “Le conté que estos perros supuestamente habían seguido el rastro después de un mes de la aparición de Lucas Muñoz por más de 7 kilómetros del lugar donde lo habían encontrado (muerto) hasta mi complejo”, contó a RÍO NEGRO.

“Esta persona me advierte que eso era imposible. Que alguien estaba mintiendo por alguna razón”, sostuvo. Su conocido le dio indicaciones sobre las condiciones en las que un perro tenía que trabajar en el territorio y las condiciones climáticas a tener en cuenta como la temperatura, si había llovido o si había nieve, entre otras recomendaciones. Hubo un segundo allanamiento en el complejo y más controversias.

Herrero comentó que pidió al juez Campana un careo con el adiestrador. En esa audiencia estuvieron fiscales, querellantes, él y un abogado que lo asistió. Herrero recordó que fue un momento tenso porque las preguntas que él hizo dejaron en evidencia que el adiestrador no era consistente.


Mentiras


“Se fue de Bariloche con solo mentiras, apañado por una querella que quería sostener la investigación por un informe trucho de un policía, con esto de los perros, con un face trucho y con dos testigos encubiertos que cuando dos años más tarde tuve la posibilidad de tener acceso a la causa, me di cuenta que era una vergüenza lo que habían declarado, que era vergonzoso los dos testigos encubiertos”, afirmó Herrero.

Señaló que tras la intervención del adiestrador y del informe policial de Eliseo González (el oficial instructor durante los primeros días de la investigación por la desaparición de Muñoz) “que era un mamarracho lo que había puesto, porque tuve después acceso a la causa, Pschunder renunció diciendo que tenía un grave problema de salud que no podía seguir”. “Se le habían caído todas las mentiras”, aseveró ayer Herrero.

El crimen del policía Lucas Muñoz, ocurrió a principios de agosto de 2016 en Bariloche. (foto de archivo)

Mucho daño


Opinó que la condena que le impusieron en Mendoza confirma lo que había denunciado él en su momento, sobre Herrero. “Le ha hecho daño a muchísimas familias, en perder tiempo, en la esperanza, en el dinero y acá en la causa Muñoz con los cómplices que tuvieron de la querella fueron vergonzosos”, afirmó el presidente de la junta vecinal del barrio Nuestras Malvinas.

Comentó que en su momento mandó una carta documento “a este tipo y a todos los que habían tergiversado versiones o metido informes truchos. La mayoría la contestó”, pero el adiestrador había dado la dirección de una escuela y la carta documento rebotó. “Después fue muy difícil encontrar un abogado que estuviera a la altura para llevar una causa por semejante daño”, relató.

Dijo que el daño económico “fue mucho”. “Nadie quería estar cerca de un lugar que había sido allanado tantas veces y después el perjuicio social que tiene que ver con todo lo que se habló, los que hicieron los informes, los que escribieron”, puntualizó.

“Por otro lado, tomé la decisión de soltar la mochila y ya está, había pasado, lo tuve que pasar, y aprendí mucho”, explicó Herrero. “Pude aprender que mucha gente que está metida en la política o en la Policía o en estas cuestiones puede ser mucho más dañina de lo que uno se imagina”, observó.

“Que cuando hablan del poder que está detrás y que está manejado por gente que por ahí nadie entiende cómo llegó, son por este tipo de cosas”, enfatizó. “Teniendo en cuenta que fueron personas que estuvieron trabajando, que alguna vez comieron en mi lugar, que me lo pedían para festejar el Dia del Policía, que me venían a pedir cosas porque los móviles nunca funcionaban por una cosa o por la otra, y que después la misma gente que hoy todavía sigue manejando la Policía los terminó sacando llevándolos y acovachándolos en Viedma”, aseguró Herrero.

“Con el tiempo la justicia sale”, puntualizó. Dijo que el adiestrador “hizo mucho daño y en algún momento lo tenía que pagar, pero la justicia divina o la justicia de la justicia, en algún momento se cobra este tipo de mentiras”.

Y expresó: “Hoy, puedo sentirme orgulloso que tuve tres allanamientos, me siguieron, miraron mis cuentas, me hicieron escuchas telefónicas y no encontraron absolutamente nada. Nada de nada. Hoy, muy pocos políticos o muy pocos de los que estuvieron involucrados en la causa pueden jactarse de lo que estoy diciendo”.

Dijo que estaba esperando que la Policía “haga su investigación interna porque tantas mentiras no llevaron a ningún lado. Al contrario, desviaron la causa”.

Herrero fue acusado de plantar evidencias falsas en distintas escenas de crímenes.

Por qué lo condenaron al adiestrador


Los fiscales Fernando Guzzo y Gustavo Pirrelo acusaron a Marco Herrero Muller de haber colocado de manera previa los elementos que después fueron secuestrados el 29 de septiembre del 2021 y el 2 de octubre del 2021 en Mendoza.

Señalaron en la acusación que el 27 de septiembre del 2021 Herrero llegó a Mendoza porque había sido contratado por los familiares de Viviana Luna para realizar tareas de búsqueda junto a sus perros, para obtener rastros, pruebas o indicios que pudieran ubicar a la mujer que estaba desaparecida desde diciembre de 2016.

El primer rastrillaje lo hizo el 29 de septiembre de ese año en una construcción abandonada perteneciente al Hostel Los Pinos, en el departamento de Luján de Cuyo, ya que por ese lugar habría pasado la mujer antes de que desapareciera.

Los fiscales recordaron en la acusación que el lugar había sido rastrillado el 7 de noviembre de 2019 por la División Búsqueda de Personas junto al grupo Halcón K9 y perros de rastreo con resultado negativo.

Señalaron que, a escasos minutos de empezar a recorrer el interior de la propiedad, Herrero junto a su perro de rastreo comunicó el hallazgo de unos restos óseos y de una nota donde se mencionaban personalidades del ámbito político, empresarial y judicial de Mendoza y de mujeres desaparecidas en el país. Según manifestaciones que Herrero hizo a la prensa, el hallazgo estaría vinculado al tema de trata de personas.

Los fiscales advirtieron en cuanto a la técnica utilizada, el imputado mencionó que la familia de Luna le proporcionó una prenda de la mujer que fue preservada hasta llegar al Hostel Los Pinos, donde le presentó a su perro de rastreo la muestra de olor de esa prenda. Herrero entró con su perro de manera autónoma a la construcción y encontró sobre unos escombros los rastros óseos y la nota.

Guzzo y Pirrelo sostuvieron que Herrero no solo manipuló los hallazgos, sino también que colocó en forma previa e intencionalmente la nota y los restos óseos que pertenecían a un hombre, conforme lo informado por el laboratorio de genética de Mendoza.

El 2 de octubre de ese año, Herrero junto a integrantes del grupo Kunti K9 y lois familiares de Luna fueron al complejo Rincón de los Potrerillos de Las Vegas, en Luján de Cuyo, para hacer otro rastrillaje con perros en ese complejo, con la autorización del morador expareja de Luna. La mujer vivió en una cabaña en ese lugar hasta su separación.

Los fiscales señalaron que Herrero encontró en la habitación matrimonial un estuche negro que en el interior contenía preservativos y una copia de la nota hallada en el Hostel Los Pinos.

Advirtieron en la acusación que de las escuchas telefónicas ordenadas judicialmente se probó que Herrero “plantó” ese estuche en forma previa e intencional al hallazgo del mismo, obstaculizando la investigación judicial. Los fiscales lo acusaron por plantar evidencias, por falsa enuncia, falso testimonio, usurpación de título y encubrimiento.

Los fiscales pidieron condenarlo a 1 año y 5 meses de prisión en suspenso y 5 años de inhabilitación. Los defensores oficiales Julieta Lavarello y Mariano Talquenca solicitaron la absolución.


Los fundamentos de los jueces


Los jueces valoraron en la sentencia, a la que RÍO NEGRO accedió, el resultado de las pruebas de ADN realizadas sobre los restos óseos hallados en Potrerillos como el recibido del juzgado de Santa Cruz, donde Herrero tuvo otra intervención en otro caso.

Destacaron que el informe del registro de Huellas Genéticas, ratificado en el juicio, señaló que “en el maxilar oriundo de Río Gallegos se observó un perfil genético masculino parcial que era compatible con el perfil genético de la muestra obtenida de los restos hallados en el hotel de Potrerillos, es decir, las muestras pertenecían al mismo individuo”.

Herrero participó en Río Gallegos de la búsqueda de Marcela López, que había desaparecido el 22 de mayo del 2021. También, en la búsqueda de Santiago Maldonado y Facundo Astudillo Castro.

“Esta conclusión es decisiva -en mi opinión- en la cuestión aquí analizada, sobre todo por el grado de precisión que el resultado del procedimiento realizado, esto es, el ADN sobre los huesos”, afirmó el juez Salinas. “Sobre este punto, el Dr Marino, director del Laboratorio de Genética Forense fue tajante cuando negó de manera rotunda que existan dos perfiles genéticos idénticos, en relación a la posibilidad de que esos huesos pueden pertenecer a dos personas distintas”, observó.

“Así, podemos afirmar entonces, que si el hueso hallado en la provincia de Santa Cruz y el encontrado en Potrerillos pertenecieron a la misma persona, existen buenas razones para afirmar, que quien haya estado en contacto con los mismos es quien los ha colocado en los lugares hallados”, sostuvo el juez.

Destacó que las notas periodísticas aportadas por la fiscalía indican que “ese maxilar secuestrado en Río Gallegos fue hallado con la intervención de Herrero en un procedimiento similar al realizado en nuestra provincia. Y el juzgado de Instrucción 2 de esa ciudad lo envía a nuestra sede respondiendo al pedido expreso de la fiscalía”.

“Estimo en consecuencia, que por los fundamentos expuestos, es posible avalar la pretensión acusatoria en este punto y en consecuencia afirmar que ha sido Herrero quien ha colocado de manera previa los huesos y la nota hallados el 21 de setiembre del 2021 en el Hostel Los Pinos de Potrerillos y también en el estuche negro que contenía preservativos, papel picado y una nota encontrados el 2 de octubre del 2021 en las cabañas del complejo Rincón de Potrerillos de las Vegas, Luján”, concluyó el juez, con la adhesión de sus pares.

Sin embargo, desestimaron los cargos por falsa denuncia, usurpación de título (por afirmar Herrero que era aun policía de Río Negro) y falsa denuncia y falso testimonio.

El tribunal valoró como agravantes que se trata de una persona con un grado de instrucción apreciable, con antecedentes en la función pública por haber sido policía. Dijeron que los motivos que llevaron a Herrero a delinquir fueron básicamente cuestiones económicas. “Por otro lado, la falta de consideración de la situación personal que se encuentran viviendo los familiares de Viviana Luna por la incertidumbre sobre su destino, también repercute en la mayor reprochabilidad de su conducta”, señalaron.

Tuvieron en cuenta la circunstancia de que se trata “de un hecho fríamente planeado y no fruto de la irreflexión o como reacción espontánea a un estímulo externo”.

A favor de Herrero, destacaron su falta de antecedentes penales y los meses con prisión preventiva que cumplió de manera domiciliaria.


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