Nicolás Pachelo negó su vinculación con el crimen de María Marta García Belsunce

El acusado declaró en el juicio por homicidio, aseguró que no "armó una coartada" y que su familia "vivió un infierno".

Nicolás Pachelo, principal acusado del asesinato de María Marta García Belsunce en el tercer juicio por homicidio reconoció hoy haber estado dentro del country Carmel al momento en el que la fiscalía cree fue cometido el hecho, aunque se desvinculó del crimen, negó haber fabricado una coartada y remarcó que con su familia «vivió un infierno» cuando comenzaron a vincularlo con este caso.

«¿En qué cabeza entra que alguien que va a entrar a robar o matar a una casa va a buscar antes al hijo?. Soy totalmente ajeno a esto. Yo no tengo nada que esconder de ese 27 de octubre», aseguró Pachelo (46) ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro.

Pasadas las 12, y luego de la presentación de la fiscalía de distintos audios entre el acusado y distintos periodistas donde el propio Pachelo se situaba dentro de Carmel entre las 18.20 y las 19 horas del 27 de octubre 2002 -horario en que la Justicia determinó que fue asesinada María Marta-, el principal acusado volvió a sentarse frente a los jueces Federico Ecke, Osvaldo Rossi y Esteban Andrejin.

«Yo nunca dije que no estaba en Carmel a las 18.30 o 18.45, solo dije que no estaba a las 19 y tengo cómo acreditarlo. No cronometré mi domingo ni armé una coartada, era un domingo como cualquier otro», sostuvo Pachelo.

Puntualmente al ser consultado por el juez Andrejin sobre lo que recordaba de aquel domingo, Pachelo declaró que regresó a Carmel con su hijo Felipe, fue a su casa, puso un partido en la televisión y se fue a bañar y a cambiar de ropa.

«Agarré una mochila, puse unos pañales que me había pedido mi mujer. No recuerdo el horario pero fui a buscar el auto de ella al Club House», agregó, aunque no recordó el camino que realizó hasta ese lugar.

Pachelo aseguró que, como dejó a su hijo solo en su casa y estaba lloviendo, fue corriendo hasta el estacionamiento del Club House, y aclaró que «no estaba haciendo gimnasia», tal como declararon en 2003 tres adolescentes que señalaron que lo vieron trotar por Carmel en un horario cercano al crimen.

Pachelo aseguró que cuando estaba camino al shopping Paseo Alcorta, recordó que se olvidó su billetera dentro de su camioneta, por lo que regresó al country, donde permaneció «uno o dos minutos».

Ante la consulta del juez Andrejin sobre una de las cámaras de seguridad que captó su salida de Carmel a las 18.59, Pachelo señaló que no podría confirmar si fue antes o después de recoger su billetera.

Por otro lado, al referirse a los audios que minutos antes expuso la fiscalía, Pachelo sostuvo que la familia García Belsunce tenía acceso a los medios de comunicación, por eso es que los periodistas que cubrían el caso tenían conocimiento de él como sospechoso, y sostuvo: «Soy calentón, lo reconozco, pero que no se confunda con agresivo. Soy vehemente, tengo mi carácter. Nosotros también tuvimos miedo».

«La tortura que vivimos con el identikit de mi mujer, que es un retrato de ella. Estaba hecho apropósito con maldad y malicia para desviar la atención. Nuestra vida era un infierno. Nos terminamos divorciando por este caso. Nos mudamos, tuvimos que cambiar a mis hijos de colegio, me peleé con mis hermanos y terminamos cerrando una empresa por este caso», sostuvo, y aclaró: «Yo no estaba imputado en la causa, sino investigado por la familia».

Por la tarde, y luego de la declaración del imputado, el fiscal Ferrari exhibió dos documentos para exponer al acusado con alguna contradicción o los horarios cambiantes: por un lado, puso una escucha donde Pachelo dijo que bajó del auto a buscar la billetera pero a la casa y no a la camioneta, como él dijo hoy, y luego, exhibió un correo electrónico entre Silvia Ryan y Roberto Ribas -madre y abogado respectivamente del imputado-, en el que la mujer decía que su hijo la pasó a buscar entre las 18.45 y 19 de aquel domingo por su casa de Retiro para ir al shopping Paseo Alcorta, algo imposible por la cámara que marcó la salida de su hijo a las 18.59 del country.

La audiencia comenzó pasadas las 11 con una presentación ante el tribunal de parte de la defensa de Pachelo en la que se señaló que «se cumplieron los plazos establecidos por la ley para la extinción de la acción penal por la prescripción del delito», en referencia al robo del perro labrador «Tom» del matrimonio Carrascosa-García Belsunce, las amenazas por parte del imputado que fueron incluidas en las declaraciones de dos testigos y la sustracción del cofre de las Damas del Pilar de la casa de la víctima.

La primera testigo de la jornada fue Delfina Figueroa, pareja de Diego Piazza, el joven estudiante de medicina que atendió primero a María Marta antes de la llegada de la primera ambulancia.

La mujer relató que estuvo viendo un partido de fútbol en la casa del cuñado de María Marta, Guillermo Bártoli, y que luego, al llegar a la casa de su novio, él fue llamado a los gritos por Irene Hurtig para que fuera a lo de su hermana María Marta «porque necesitaba ayuda».

La segunda testigo de la jornada fue Carmen Aberastain de Panelo, amiga íntima de María Marta, quien en su relato hizo referencia al perro Tom, a quien cuidaba cuando el matrimonio Carrascosa-García Belsunce salía de viaje, y al que la socióloga le confesó sabía que Pachelo se lo había robado y pedido rescate.

«A este personaje le tengo un poco de miedo, por eso no voy a hacer nada», le dijo la socióloga, algo que le llamó la atención a Aberastain de Panelo porque «no era una mujer de temer».

La mujer sostuvo que, al enterarse tras la autopsia que su amiga había recibido seis disparos, comenzó a creer en la versión de que fue asesinada en un intento de robo y que reconoció a su victimario.

«Si luchó como dicen que luchó, habrá reconocido a alguien», indicó la testigo en referencia a sus sospechas sobre lo que ocurrió el 27 de octubre de 2002.

Otra testigo pidió declarar sin la presencia de Pachelo y lo acusó de «situaciones intimidantes»

Viviana Decker, esposa de Sergio Binello, el vecino del country Carmel que había sido condenado por encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce en el juicio de 2011, aseguró que Nicolás Pachelo fue en la primera persona en la que pensó cuando se enteró que la socióloga había sido asesinada y relató una serie de «situaciones intimidantes» que vivió por parte del principal acusado del homicidio.

“Inmediatamente después que me dijeron que lo de María Marta fue un crimen pensé en Pachelo. Es una persona capaz de cualquier cosa, le tengo terror”, aseguró Decker de Binello, cuarta testigo en declarar en la audiencia de hoy por el tercer juicio por el crimen de García Belsunce.

La mujer, amiga íntima de la víctima y con quien jugó al tenis el día del asesinato, argumentó que pensó en Pachelo “por su historial en Carmel”.

“Nosotros no poníamos llaves en las casas, pero desde que apareció este señor, tuvimos que poner rejas, llaves, postigones. Por todo esto pensé que fue él (el homicida), fue el primero que se me vino a la mente”, dijo la mujer, quien -al igual que otros testigos- pidió al tribunal que retiren a Pachelo de la sala de audiencias para poder declarar tranquila.

Es que Decker explicó que vivió «situaciones intimidantes» con anterioridad por el ahora acusado. La mujer recordó cuatro episodios en los que se sintió amenazada por Pachelo -con quien reconoció que jamás habló cara a cara-, dos veces dentro del Carmel y otras dos en un supermercado de la zona.

“La primera vez fue antes de la muerte de María Marta. Ya se hablaba bastante sobre los robos y sobre el accionar de Pachelo. Yo estaba trabajando, un fin de semana en el quincho de casa cuando de golpe me encuentro a Pachelo parado delante de los autos entrando a mi jardín observando mi casa. No me vio porque tengo vidrios oscuros”, señaló.

La segunda ocasión fue luego de la muerte de la socióloga, según la testigo Pachelo pasaba con su camioneta delante de la vivienda de la mujer “cuando en realidad no había necesidad que de que pasara porque vivía en una punta y él en otra”.

Los últimos “encontronazos”, según la mujer, ocurrieron en un supermercado de la firma Jumbo: el primero en la línea de cajas cuando lo vio parado “de forma y con mirada amenazante”.

“No sé qué hacía ahí, él sabía de mi amistad con María Marta, supongo que me quiso asustar. Traté de apurarme, hacer que no lo veía. Él desapareció, me quedé un rato en el supermercado porque tenía miedo de llegar al auto y volverlo a encontrar”, expresó.

La cuarta y última situación que relató la mujer ocurrió en el mismo supermercado cuándo, según dijo, “apareció de atrás de una góndola con el hijo en brazos, me empujó contra la góndola y me dice: ‘Ni Dios lo va a sacar de ahí adentro’”, en relación al viudo Carlos Carrascosa, quien se encontraba ya detenido por el crimen.


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