Tentativa de femicidio y abuso en Plottier: el juicio por jurados empezó con polémica
Le atribuyen seis hechos en un contexto de de violencia de género ocurridos en 2021. Es posible que la víctima declare en alguna de las audiencias. El viernes serán los alegatos.
El imputado, a la izquierda, junto a su abogado defensor. (Flor Salto)
Un jurado popular comenzó a escuchar este lunes a las y los testigos de los seis hechos de violencia de género que le atribuyen a un hombre de 28 años en perjuicio de su pareja, una mujer de 31. Los más graves son el incendio de su vivienda, el intento de femicidio y el abuso sexual, y podría ser condenado hasta a 47 años de prisión. La defensa anticipó que al final del juicio solicitará una declaración de inocencia.
Tanto el fiscal jefe de Homicidios, Juan Agustín García, como el defensor particular Maximiliano Gómez, le pidieron al jurado popular que estén atentos al contexto en el cual se produjeron los hechos.
Las pruebas definirán la culpabilidad o inocencia -médicos, criminalistas, peritos, psicólogos, amigos, vecinos- pero la interpretación que haga el jurado de las circunstancias que antecedieron a los hechos jugará un rol relevante.
Como adelantó Río Negro, el imputado y la víctima fueron pareja durante cuatro años. Ella tiene un hijo de una relación anterior.
El nombre del acusado no se publica por un pedido de la defensa al cual hizo lugar el juez técnico Gustavo Ravizzoli. En principio había prohibido también la difusión de su imagen, pero luego el magistrado aclaró que no causaba perjuicio para ejercer el derecho de defensa, y lo autorizó.
Los hechos imputados
Ese vínculo atravesado por la violencia de género llegó a la justicia penal por una serie de acciones que le atribuyen al acusado, ocurridos a lo largo del 2021: prendió fuego la pequeña vivienda de la mujer, un dúplex de 24 metros cuadrados (12 en la planta baja y 12 en la alta); amenazó de muerte a la madre y al hermano y rompió la tobillera electrónica cuando cumplía prisión domiciliaria.
Lo más grave ocurrió a partir del 10 de septiembre del 2021. Según explicó el fiscal García al jurado en su alegato de apertura, el imputado obligó bajo amenazas a la víctima a que lo acompañara a un pub céntrico en Neuquén, regresaron a la vivienda del hombre en Plottier, discutieron, la golpeó, ella intentó escapar, como el portón estaba cerrado se trepó al techo de 3 metros de altura, él la siguió, la empujó y la hizo caer al piso desde esa altura.
La víctima sufrió triple fractura de pelvis. El imputado la alzó en brazos, la llevó a su dormitorio y la abusó. Para calmar los gritos de dolor de la mujer, la madre del hombre le dio analgésicos y clonazepam. Recién casi 48 horas después la llevaron al hospital donde ella pudo contar lo sucedido.
El contexto, en la visión de la fiscalía
El fiscal jefe García, a quien acompañan en este juicio la fiscal del caso de Violencia de Género, Carolina Mauri y los agentes judiciales Héctor Moncada y Carla Prevedi, cerró su alegato con una descripción del contexto.
Habló de la situación de vulnerabilidad de la mujer, madre soltera que atravesó una vida de privaciones y malos tratos. En la construcción de su personalidad utilizó las herramientas que pudo: para ocultar su debilidad, a veces intenta dar una imagen de fortaleza.
Relató García que se acercaba y se alejaba de su pareja como les sucede a muchas mujeres que no se pueden reconocer a sí mismas como víctimas, y añadió que incluso se culpa de lo que le sucedió. Señaló el fiscal que cuando estaba con él, se convertía en otra persona, incluso físicamente: perdía peso, descuidaba su aspecto exterior.
El contexto, según la defensa
El defensor Gómez comenzó su alegato de apertura refiriéndose al contexto. Lo que le dijo al jurado popular pareció extraído de un manual del negacionismo de la perspectiva de género.
El abogado, que cumple un rol específico en el juicio y es responder a los intereses de su cliente, puso en un pie de igualdad a la víctima y al presunto victimario. Barrió de un plumazo con la diferencia estructural entre hombres y mujeres, que es la esencia de la visión con perspectiva de género.
En su alegato recortó la imagen hasta aislar una «relación tóxica» en la que ella era la culpable de casi todo. Hurgó en su infancia, en su salud, en sus consumos, hasta en la muerte del padre de su hijo. Lo contrapuso con la vida del imputado, a quien supuestamente sus padres, modestos jubilados, «intentaron darle lo mejor y le enseñaron que los conflictos se resuelven sin violencia«.
El abogado acusó a la víctima de ser todo lo opuesto, y aseguró que cuando reaccionaba de «manera violenta» su cliente sólo atinaba a «repeler los golpes con empujones».
Con ese argumento negó la tentativa de femicidio: admitió que ambos estuvieron sobre el techo (que, dijo, tiene 2 metros de altura y no 3), pero afirmó que «en ese repeler (de él hacia los supuestos golpes de ella) cayeron ambos al piso.
Añadió que si él hubiera tenido intenciones de matarla, no le habría suministrado analgésicos ni la habría llevado al hospital.
Cuando declaren los médicos que atendieron a ambos y están citados a prestar testimonio, seguramente aclararán las dudas que surgen de estas dos versiones.
Las otras dudas
El razonamiento del abogado defensor no explica, como suele suceder cuando se deja de lado la perspectiva de género, por qué si ella era la violenta, fue ella que terminó con una triple fractura de pelvis y signos de haber sido abusada sexualmente.
En cambio el imputado, en los cuatro años de relación, nunca sufrió una lesión ni un abuso. Por lo menos en el alegato, su defensor no lo mencionó.
Tampoco quedó en claro por qué, si ella era la expulsada del hogar, la descarriada, la consumidora de droga, y él en cambio había crecido en una familia idealizada, la culpa de que el imputado se haya convertido en un adicto también es de la mujer.
¿No pudo acompañarla a buscar ayuda? Él era quien, supuestamente, tenía más herramientas para enfrentar el problema.
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