La base monetaria y el peligro inflacionario

Juan Manuel Morales*


Se define como base monetaria a la cantidad de billetes y monedas que circulan en poder del público y entidades financieras y las reservas de las entidades financieras en el Banco Central. Ya no hay dudas en la profesión (salvo por un grupo marginal de economistas) de que la inflación es producto del aumento de la oferta de dinero (base monetaria) por sobre la demanda de este. Vale decir que, a partir del control de la emisión monetaria, prácticamente la inflación es un problema ya resuelto en el mundo y son muy pocos, contados con los dedos de una mano, los países que aún la sufren como Argentina.

En nuestro país la evidencia empírica no hace más que corroborar la teoría con increíble exactitud:

• Entre 1942 y 2015 (excluyendo los años de convertibilidad donde hubo política monetaria) la expansión anual promedio de la base monetaria y la inflación promediaron 175% y 170% respectivamente.

• Los dos últimos años de Alfonsín y el primero de Menem muestran ritmos de expansión monetaria de 418%, 5.169% y 881 los cuales generaron inflación por 388%, 4.923% y 1.343% respectivamente.

• Durante las presidencias de Cristina Fernández, la base monetaria acumuló un incremento del 546% mientras que la inflación (IPC Congreso) aumentó 517%.

• Durante la presidencia de Mauricio Macri, la base monetaria más la emisión de Leliqs (promesas de emisión futura) aumentó 286%; mientras que la inflación del periodo fue de 295%.

Ante semejante evidencia teórica y empírica, resulta preocupante que la emisión monetaria se encuentra descontrolada en la actualidad. Si bien la base monetaria no ha parado de crecer a un ritmo acelerado e ininterrumpido desde el 10 de diciembre del 2020, acumulando 42% en tan solo cuatro meses, en el último mes (del 8/3 al 10/4) la base monetaria se ha expandido 36%, es decir $ 655.000 millones, pasando de 1,786 billones de pesos a 2,441.

La explicación a este fenomenal incremento se puede dividir en tres causas:

a) El 19 de marzo el BCRA dispuso que los bancos privados se desprendieran de Leliqs para prestar ese dinero a pymes a tasas del 24%. Vemos desde ese día una merma en los saldos de Leliqs del 30% explicando un incremento de 330.000 millones de pesos de base monetaria.

b) Adelantos transitorios del BCRA al Tesoro por $ 204 millones, probablemente para cubrir gastos corrientes tras la baja de la recaudación tributaria.

c) Giro de utilidades del BCRA al Tesoro por $110 millones por el mismo motivo anteriormente mencionado.

Este incremento fenomenal de la masa monetaria resulta de una gravedad extrema y, sin lugar a duda, representará una aceleración inflacionaria que se profundizará por dos motivos: a) contracción de la oferta de bienes y servicios producto de la caída de la actividad y b)

desplome de la demanda de dinero por tasas reales negativas de plazos fijos que ofrecen bancos comerciales tras el descenso de la tasa de referencia de política monetaria llevada a cabo por el BCRA.

Es imprescindible, para evitar un colapso inflacionario, que el ritmo de emisión monetaria cese cuanto antes y que los recursos que el Estado necesite para hacer frente al agujero fiscal provocado por la pandemia de la covid-19 no salgan del Banco Central ni de nuevos tributos, sino del compromiso de reasignar de partidas presupuestarias en los tres niveles del Estado, minimizando así la necesidad de seguir acudiendo a la impresión de billetes.

*Magister en Economía, Fundación Nuevas Generaciones sede Neuquén


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