La cebolla y la supresión de las fuentes de trabajo

Miguel Á. Knecht

Mediante la emisión de la Resolución Nº 35/2019 del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, se resolvió abrogar las resoluciones Nº 42 del 25 de septiembre de 1998, y 374 del 4 de agosto de 2000, ambas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.


De este modo tan simple –a partir de la fecha de la referida resolución–, no será obligatorio realizar la certificación de la cebolla de exportación en origen, o zona de producción, suprimiendo una tarea calificada que actualmente realiza la Fundación Barrera Zoo fitosanitaria Patagónica (Funbapa).


En ese orden, se podrá retirar la cebolla de los distritos (como por ejemplo Villarino, Patagones y algunas zonas de Río Negro), como mercado interno, empacarla en la frontera y allí mismo realizar el certificado fitosanitario.
Dentro de este contexto, desde la zona se producción del sur de la provincia de Bs. As. se ha informado que se podría perder hasta 2.500 puestos de trabajo y en menor escala en Río Negro.


Los trabajadores son empleados temporales que practican su laboreo desde hace tres décadas. Sobre la nueva metodología también puede tener efecto negativo, ya que se considera que si uno carga en el galpón y hay rechazos posteriores, las instalaciones están a sólo 10 kilómetros, se toman las cebollas que no se encuentren en condiciones y se las comercializa en el mercado interno.


Pero ¿qué podría ocurrir con un equipo cargado a granel, en la frontera, que obtenga un 50 % de rechazo? La incertidumbre de lo inesperado sería el destino que se le daría al porcentaje rechazado en esa carga.
Esta normativa afecta mayormente a las localidades de Pedro Luro, Mayor Buratovich e Hilario Ascasubi, del Partido de Villarino (Pcia. de Bs. As.), pero también incluye a un total aproximadamente 3.300 hectáreas de cebollas rionegrinas con superficies cubiertas en zona del Valle Inferior de 1.300 hectáreas, Conesa 1.000 ha, Valle Medio 800 ha y Río Colorado con 200 ha.


En estas zonas rionegrinas se cultiva cebolla en escala. Según las personas afectadas tildaron a la medida adoptada como una determinación unilateral e inconsulta ya que no solamente los perjudica, sino también afecta a quienes integran la cadena productiva, desde galponeros e instituciones hasta los propios productores.


Lo relevante de lo señalado es que la cuestión trasciende la producción económica y se convierte en una cuestión meramente social. Muchos desocupados solicitarán asistencia a sus autoridades locales y los municipios se encuentran imposibilitados de absorber semejante cantidad de asalariados.
Se sabe que la gente que trabaja en los galpones ahorra para todo el año y ahora se quedaría a la deriva, ya que gran parte del valor agregado se trasladaría a otra zona.


Está claro que, más allá de la crisis nacional, cuando la cebolla se comercializa con excelentes precios de venta, las comunidades productoras, prosperan a pasos agigantados en sus economías regionales. Por último, y a modo de sugerencia, todavía la industria argentina no ha pergeñado el mecanismo para la producción de cebolla en polvo, difícil de producir pero muy simple de comercializar.

Docente, exconcejal PJ


Miguel Á. Knecht

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