Familias de la región trabajan contra el estigma de cobrar un plan social

Por medio de huertas comunitarias, la Asociación Civil Por Todos emplea a 24 beneficiarios del Potenciar Trabajo de Roca, Cervantes y Mainqué. Buscan disolver el prejuicio hacia quienes reciben ayudas estatales.

Los primeros brotes de esperanza surcan las tierras del Valle, tras el largo invierno que dejó a su paso la pandemia y que trastocó oportunidades para muchos sectores de la sociedad.

En la búsqueda de un paliativo y como espacio de contención, la Asociación Civil Por Todos desarrolló un espacio que se encamina a brindar mejores condiciones de vida a trabajadores informales de la región, muchos de los cuales subsisten gracias a los planes sociales.

A través de tres huertas, ubicadas en Roca, Cervantes y Mainqué, el proyecto beneficia a cerca de 24 familias de bajos recursos. El número más importante de manos utilizadas se encuentra en la ciudad de la manzana.

El equipamiento llegó con fondos del Ministerio de Desarrollo Social. Foto gentileza

“Empezamos a ver de qué manera podíamos solucionar el tema laboral, armamos un proyecto de producción de verduras y lo enviamos al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Tardó un año para ser aprobado”, comentó Jaime Arce, referente de la organización.

La producción es capaz de garantizar un sustento adicional ante un contexto económico difícil. Y que en la mejor fase de la temporada de cosecha permite recaudar ingresos de hasta 25 mil pesos semanales por persona.

Me parece importantísimo rescatar la cultura del trabajo, ¿Te imaginás nuestra sociedad en 40 años de no hacerlo?

Jaime Arce, referente Asoc. Civil Por Todos

Para los miembros también es una forma de combatir el estigma social que yace sobre sus hombros. “Hay una visión de un sector de la sociedad que cuando hablas de un trabajador que cobra un plan, te dice: ‘son vagos o choriplaneros’. Buscamos revertir esa situación porque nadie vive sin trabajar”, agregó Arce.

Se trata de una iniciativa que versa en la generación de puestos genuinos, con empleados que se encuentran sujetos al régimen del monotributo social. Mismo que le permite acceder a servicios de seguridad social.

Otro de sus principios se vincula con la soberanía alimentaria. Se busca una actividad en armonía con el ambiente y generadora de alimentos accesibles para las economías de los barrios populares.

Los integrantes del proyecto también son capacitados con talleres y cursos, incluso en temáticas de género. Foto gentileza

“Seguimos pensando que el productor tiene que recibir un valor justo por su trabajo. Por poner un ejemplo, la pera en la chacra la están pagando 30 pesos y en el super 130, hay un evidente desfase en la cadena. Queremos que el productor reciba 60 (en vez de 30) y que el consumidor pague 100”, ejemplificó Arce. La idea es crear condiciones más justas a todos los niveles posibles.

Un 70 por ciento de lo obtenido de las ventas de los vegetales en despensas y en dos puestos de la Feria Maipú, son repartidos entre los propios trabajadores. El porcentaje restante lo resguarda la asociación para solventar gastos en alquiler, transporte y compra de herramientas.

El proyecto nació en 2019, pero se tardó un año en contar con el respaldo y financiamiento del gobierno nacional. Y no fue hasta obtener un pequeño subsidio del Municipio de Roca cuando se pudo comenzar con las primeras labores sobre unas hectáreas rentadas en la zona de Cuatro Galpones, en el suroeste de la ciudad.

Hay un sujeto social vulnerable que antes de la pandemia no era tenido en cuenta y al cual tratamos de dar respuestas

Jaime Arce, referente Asoc. Civil Por Todos

La primer temporada marcó una suerte de nostalgia por las viejas épocas carentes de los desarrollos tecnológicos del último siglo. De una manera artesanal y empleando la ayuda equina comenzaron a tratar la tierra, a la espera de los fondos nacionales destinados a la compra de herramientas y maquinaria.

Este año en pleno desarrollo de la segunda cosecha, se espera tener un ritmo de producción constante a lo largo de ocho meses. Aunque los ciclos de primavera-verano y otoño-invierno, cuentan con especies propias de cada estación, siempre hay una demanda fija de hortalizas y tubérculos que se deben cubrir.

La huerta cuenta con asesoría del INTA y pronto aspira a virar en su totalidad hacia una práctica agroecológica, en reemplazo de la producción tradicional.

Dato

24
familias de Roca, Cervantes y Mainqué son beneficiadas por este proyecto.

Corredor productivo, único en la provincia


La generación de un espacio de intercambio justo entre productores y consumidores aspira a ser un valor con sello rionegrino.

Organizaciones de diferentes puntos de la provincia -entre las cuales la Asociación Civil Por Todos es la cabeza-, conformaron un corredor único para la circulación de la producción regional.

“La idea es que lo generado pueda circular dentro de la provincia a menores costos. Arranca en Viedma con los frutos secos, San Antonio con pescados y mariscos, la Línea Sur con la carne, los Valles con vegetales y Bariloche con los dulces”, comentó Jaime Arce, uno de los impulsores de la iniciativa.

La compleja logística, que implica el compromiso de varios actores, ya fue probada por primera vez el pasado fin de semana a través de un cargamento con destino a Bariloche.

Consiste de una nueva forma de comercialización y de difusión de los emprendimientos.

La primera experiencia de venta dentro del corredor productivo ocurrió este fin de semana. Foto gentileza

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