La gabardina, siempre de moda
La llevan los detectives de las películas. Es color beige, suele estar algo gastada y generalmente tiene un aspecto descuidado. Cuando llueve, el detective se sube el cuello. Pero cuando una dama se pone una gabardina, la imagen cambia inmediatamente, ya que un modelo chic es considerado una prenda muy elegante.
La gabardina es la prenda ideal para estos meses de entretiempo, aseguran los expertos en moda. El modelo clásico nunca pasa de moda. Durante mucho tiempo, la gabardina era despreciada como una prenda tiesa para señores mayores. Ahora, las mujeres jóvenes la han descubierto para sí mismas, y ellas juegan con la impresión que esta prenda causa en los hombres.
Ante todo, sin embargo, la gabardina es una prenda útil: “Proporciona un aspecto elegante y al mismo tiempo deportivo, y se puede combinar con todo”, dice sobre las virtudes de esta prenda Gerd Müller-Thomkins, director del Instituto Alemán de la Moda en Colonia. Esto vale especialmente para los modelos de varios colores alegres que actualmente se venden en las tiendas. Hay gabardinas amarillas, de color turquesa, rosa o rosado. “Muchas veces a la mujer que la viste un color como el azul cobalto incluso le favorece más que el beige o el negro”, explica la asesora de imagen Sonja Grau. Una gabardina de color azul cobalto simplemente le da a la mujer un aspecto más amable, sostiene.
Además, ahora hay también un modelo de gabardina más corto que cubre el trasero y poco más, como el modelo de Loiza. El modelo rojo encendido de Rich & Royal es aún más corto y llega solo a la cadera, lo que les sienta especialmente bien a las mujeres de pequeña estatura, según Grau. La asesora aconseja a estas mujeres que elijan un modelo de gabardina más corto, es decir, que termine arriba de la rodilla. A las mujeres de mayor estatura les recomienda comprar modelos que lleguen hasta la rodilla.
Los modelos tradicionales, más largos, nunca han desaparecido del mercado. Minx vende una gabardina de color beige que llega hasta la mitad del muslo. En la pasarela una modelo la llevó sobre un vestido blanco. Marc O’Polo tiene un modelo de color caqui que llega hasta la rodilla. También este da una buena imagen. La mujer que viste una gabardina tiene algo que vuelve locos a los hombres, asegura Müller Thomkins. “La mujer luce sexy”, subraya.
Si uno mira la historia de la gabardina, comprenderá por qué una mujer que viste esta prenda llama mucho más la atención que un hombre. Y es que la gabardina nunca se inventó como prenda femenina. Sir Thomas Burberry la diseñó para los soldados británicos en la Primera Guerra Mundial. “Con esta prenda los soldados sobrevivieron al invierno en las trincheras”, explica Müller Thomkins. Y de allí viene también su nombre: en inglés, gabardina es “trench coat” y “trench” significa “trinchera”.
El abrigo militar estaba hecho de una tela muy resistente e impermeable que se llama gabardina. Para los soldados el modelo era largo, para impedir que la lluvia les entrara en las botas. Los soldados que regresaron de la guerra mandaron acortar sus gabardinas, para hacerlas más aptas al uso diario. Hasta el día de hoy esta prenda conserva muchas características de antes: se puede amarrar a las mangas, para que no penetre la lluvia, en la parte delantera va cruzada, tiene solapas y hombreras. Después de la guerra, el impermeable elegante rápidamente se puso de moda entre los señores con estilo. “Simplemente, con esta prenda uno siempre está vestido perfectamente”, dice el asesor de moda Andreas Roso de Fráncfort.
Ya durante la guerra y la posguerra, eran sobre todo las actrices y las artistas a quienes les gustaba vestir ropa masculina, por ejemplo un traje negro con corbata. Y Marlene Dietrich, Brigitte Bardot y Audrey Hepburn también vestían gabardina. Prendas masculinas como la camisa blanca, los vaqueros demasiado grandes, el saco blanco y, cómo no, la gabardina ejercen una atracción mágica sobre las mujeres, y a muchos hombres les gusta verlas vestidas así. Sin embargo, las mujeres combinan esas prendas con cosas típicamente femeninas como los tacones altos. Es un juego de contradicciones aprovechado por la moda. La gabardina también luce mejor cuando la mujer enseña sus piernas desnudas y se pone zapatos de tacón, dice Müller-Thomkins.
Y es precisamente la gabardina masculina la que realza bien la figura femenina. “Con el cinturón se puede resaltar la cintura”, dice Rose. Así, el cuerpo adquiere la forma de un reloj de arena que a los hombres les gusta dibujar con la mano en el aire para señalar la figura femenina perfecta.
El clásico color beige de la gabardina le da un aspecto misterioso a quien la viste. El escritor Antonio Mancinelli escribe en el capítulo dedicado a la gabardina de su libro “Fashion Box” sobre el beige: es el color “perfecto para quien quiere ocultar sus sentimientos o protegerse de las miradas públicas.
La gabardina es la prenda por excelencia del detective o de la mujer misteriosa a quien le gusta jugar. En la película “Breakfast at Tiffany’s”, Audrey Hepburn perfeccionó la imagen de la mujer con esta prenda y tal vez acentuó el deseo de muchas chicas de proyectar esta imagen: la misteriosa Holly Golightly, encarnada por Hepburn, es besada bajo la lluvia en la última escena del filme vistiendo, desde luego, una gabardina.
DPA
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