La historia del emprendimiento familiar de El Bolsón que logró exportar a Brasil

Cabaña Micó nació hace 35 años como la iniciativa de un matrimonio que llegó desde Buenos Aires. Hoy, esa empresa sumó a hijos y nietos, además de 65 empleados, y busca nuevos mercados para instalar sus productos.

Unos 35 años atrás, cuando Roberto Milohanich revolvía el dulce en una cacerola con la ayuda de su esposa en su casa de El Bolsón, jamás imaginó que su pequeño emprendimiento tendría continuidad en el tiempo, llegaría a exportar sus productos y tendría una planta de 65 empleados. Tampoco imaginó que sus hijos y sus nietos se sumarían al proyecto familiar.

Desde hace tiempo, Cabaña Micó exporta sus dulces a Brasil y ahora, fue seleccionada por la oficina provincial Río Negro Exporta para evaluar otros destinos posibles para sus productos.

“Con Brasil, logramos cierta continuidad. A veces, nos ha convenido enviar y muchas otras no. Pero es continuidad hacia afuera. También exportamos a otros lugares como Panamá, México, España y Bolivia pero no tuvimos suerte”, relató Milohanich.

El emprendimiento surgió tres décadas atrás, cuando este hombre de 74 años se retiró de la empresa familiar en Buenos Aires, vendió los supermercados que administraban y se radicó en El Bolsón junto a su esposa Susana Cornaglia. En ese momento, tenían 38 años.

“Nos vinimos con mi señora y mis nenes que eran chicos. Ella daba clases en el secundario y yo arrancaba con los dulces revolviendo la cacerola. Arrancamos muy de abajo”, recordó.

La firma genera 65 puestos de trabajo, más allá de la mano de obra indirecta con la producción de fruta. Foto: gentileza

Contó que cuando su esposa regresaba de la escuela, solía ayudarlo. “Armamos esto solitos los dos. Poco después tomamos el primer empleado que todavía trabaja con nosotros. Hoy tenemos 65 empleados, más los seis de la familia. Lo importante es que hay una continuidad del trabajo que hicimos”, señaló.

En un principio, la fábrica de dulces ofrecía solo un sabor: frutilla. Luego, sumaron frambuesa hasta incorporar otros 12 sabores de frutas (la mayoría de producción local como rosa mosqueta o sauco). Hoy, Cabañas Mico ofrece una variedad de unos 60 productos distintos (dulces con y sin azúcar, con stevia, frutas en almíbar, dulces para repostería y panaderías, jugos de arándonos y frutos rojos, entre otros).

Esta actividad lo mantiene vivo a uno y lleno de proyectos”,

Roberto Milohanich.

Compramos la fruta en la zona y lo que no hay, lo traemos de otros lugares”, indicó.

En un salón de ventas en la calle Islas Malvinas 2773, a unas pocas cuadras del centro de El Bolsón, los turistas pueden recorrer, disfrutar el proceso de elaboración y degustar de manera gratuita. La fábrica alcanzó el proceso de certificación ISO 2000. En 2008 certificó con IRAM BPM (Buenas Prácticas de Manufactura) y en enero de este año, también logró IRAM ISO 22000.

Milohanich celebró que sus hijos y nietos se hayan sumado al emprendimiento. “Nosotros ya tenemos nuestra edad. Mi señora se dedica a la atención al cliente y yo superviso. Pero los chicos tienen estudios y tienen más capacidad que la que pueda tener yo, más allá de mi experiencia”, dijo y continuó: “Hay que aceptar que la juventud viene de la mano de las nuevas tecnologías; mientras que a nosotros, nos cuesta adaptarnos”.

Tiempo atrás, el matrimonio logró exportar a Panamá, México, Bolivia y España pero no hubo continuidad. Foto: gentileza

Este hombre advirtió que, en los 35 años de trabajo, atravesaron diversas adversidades, incluida la pandemia. “En los tres primeros meses quedamos pedaleando en el aire. Tuvimos que endeudarnos en el banco para pagar los sueldos. Pero la gente siguió acompañándonos. Y lo más importante: no dejamos a nadie en el camino”, esbozó.

¿Qué implicaría exportar a nuevos destinos? Si bien el máximo de lo que han llegado a exportar fue un 5% de la producción, Milohanich consideró que “sería un crecimiento pese a que, aún en condiciones normales de estabilidad, también implica un riesgo” ya que “con tan alta inflación, uno deja de ser competitivo hacia afuera”.

Este hombre no oculta su orgullo por el crecimiento del emprendimiento: “El esfuerzo ha dado sus frutos. Haber empezado con una empresa tan pequeña a ser lo que es hoy: una de las más grandes en El Bolsón y que más ocupación da desde punto de vista productivo”. Recalcó que además de sus propios empleados, genera mucha mano de obra de manera indirecta entre los productores.


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