El barista ucraniano que mejora el sabor del café en Bariloche

Se llama Yevgen pero adoptó el más sencillo Eugenio. Llegó de Europa del Este con conocimiento de barista y el sueño de dejar atrás los conflictos y las guerras.

Yevgen Vyshnyakov tiene un nombre difícil de pronunciar, por eso decidió castellanizarlo como Eugenio y así es conocido entre los amantes del café de Bariloche que buscan el sabor sublime de esta infusión.

Eugenio es barista. Decidió dedicarse y especializarse en la preparación del café desde su Ucrania natal y llegó a Bariloche en 2012 con el objetivo en mente de desarrollarse en esa disciplina. Por eso, en su equipaje, para radicarse de manera definitiva en la Patagonia, trajo herramientas de trabajo que aún hoy le sirven para mejorar su producto en la coqueta cafetería Mamuschka y para enseñar a otros colegas que buscan perfeccionarse.

La historia de Eugenio en Bariloche es como la de muchos inmigrantes: esfuerzo, constancia y dedicación, que lo llevaron a poder avanzar en la tramitación de la ciudadanía argentina y está próximo a tener finalmente el documento nacional de identidad con el que espera regresar a Ucrania de visita, para reencontrarse con su madre y su hija.

El sabor del café de Mamuschka mejoró notablemente desde que Eugenio está a cargo. Foto: Chino Leiva

Un trotamundos


El 6 de octubre de 2012 Eugenio llegó a Bariloche junto a su pareja y la esposa e hijos pequeños de un amigo que ya se encontraba instalado en la ciudad. La insistencia de este amigo y las posibilidades laborales y de una vida tranquila que le ofrecía el nuevo destino, motivaron el viaje.

Llegó en primavera a la zona de los kilómetros, con un paisaje imponente del lago Nahuel Huapi y las montañas nevadas detrás, que hasta hoy deslumbra a este hombre de 46 años que optó por un cambio radical en su vida, lejos de su Sievierodonetsk natal, una localidad sumergida desde años en el centro de un conflicto bélico en Ucrania, cerca de la frontera con Rusia. Y nunca se movió de los kilómetros, aunque ya se mudó 9 veces dentro del mismo radio.

Antes de desembarcar por primera vez en Argentina, con destino directo en Bariloche, Eugenio vivió algunas temporadas en España, donde trabajó como sastre en Barcelona y en la cosecha de tomates en Almería, en el sur del país, donde tuvo que soportar hasta 56°C de calor dentro de los invernaderos de las plantaciones. Allí tuvo su primera cercanía con el habla hispana, cuando recorría los domingos no laborales los cafés y bares de tapas andaluces para estar en contacto con los lugareños y copiar el vocabulario.

«Le puse mucha pila, entusiasmo y esfuerzo (a la migración), también me crucé con buena gente», dice Eugenio Vyshnyakov.

Tenía la idea de dedicarme al barismo, desde el primer café con leche que tomé en una cafetería de la capital de Crimea, que después supe que era capuccino, y busqué trabajo en ese rubro”, contó Eugenio, quien comenzó en el oficio en la lejana zona que hoy se disputa Ucrania y Rusia, donde se especializó durante un año con la ayuda de “los mejores baristas”.

Vine a Argentina con la mochila llena de herramientas profesionales para trabajar como barista y capacitar a la gente, tenía el concepto de dedicarme a eso”, recordó. Pero antes de llegar a ese objetivo trabajó como camarero en un complejo hotelero donde también hizo tareas de costura, ya que tenía conocimiento en sastrería, un oficio que estudió desde los 17 años, aunque en Europa se había dedicado a la confección de trajes clásicos y abrigos.

En su rubro de barista, Eugenio consiguió su primer empleo en una cafetería dentro de una galería céntrica donde estuvo casi dos años y de allí saltó, en julio de 2016, a la chocolatería que le garantizó estabilidad, algo que necesitaba para sus trámites migratorios. “Llegué a un lugar donde se quería renovar la imagen del café”, señaló Eugenio.

Recordó que antes de viajar “estudió” la ciudad por internet y le gustó que haya muchos cafés y turismo internacional. “Me fui de Ucrania buscando otro ambiente, otras experiencias y es lo que encontré acá”, remarcó y admitió que para mejorar su español, que hoy habla de manera correcta, trajo un libro, un diccionario “y hambre de aprender”.

“Bariloche tiene todo, en cualquier lado a tres cuadras tenés un lugar maravilloso, solo hay que mirar para adelante, no buscar el asfalto. Me gusta la gente, el humor que tiene, la emoción con la que hablan”, destacó el ucraniano que se desplaza en moto por la ciudad y que disfruta de las cuestiones más cotidianas que para los locales tal vez no sean ni siquiera advertidas, como por ejemplo la lejanía de las guerras o que “no hay peleas entre la gente en los colectivos”.

Lejos de su alfabeto cirílico, su lengua y el frío más crudo de los inviernos, Eugenio encontró, para su sorpresa, muchos nombres de lugares o comercios que aluden a sitios rusos y ucranianos, y se acercó a la colectividad de estos países, que frecuentan la iglesia ortodoxa en la Península San Pedro.

Eugenio es un especialista en café. Sus conocimientos los trajo de su Ucrania natal y los desarrolló en Bariloche. Foto: Chino Leiva

Los secretos del cultivo que crece en los trópicos


Las plantaciones de café crecen entre otros árboles, por eso hay sabores frutados que se pueden detectar. Nacen entre los trópicos, en lugares húmedos y en altura”, explica Eugenio respecto de su oficio, en el que le fue de gran valor su conocimiento en los cultivos que adoptó desde chico en aquel terreno que la vieja Unión Soviética le cedió a su abuela en los años ’50 para que produzca los alimentos de la familia.

“Llevo esos sabores en mi mente y me da mucha ventaja en el café”, comenta el barista que en el ranking personal de los mejores cafés ubica los producidos en Costa Rica, Ecuador y Etiopía.

Bariloche desarrolló un perfil cafetero muy bueno, de nivel internacional. Recomiendo que la gente haga un circuito cafetero en el centro, hay muchos tostadores de café, cada uno con su impronta y hay buena pastelería para acompañar”, destaca el barista que recomienda “prestar atención al producto”.

Eugenio se adaptó a la vida en Bariloche y está a punto de obtener la ciudadanía argentina. Foto: Chino Leiva

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