«La Iglesia conserva su capacidad de presionar»

ENTREVISTA

Con el retorno de la democracia, diversas agrupaciones de mujeres en las que participó Diana Maffia, comenzaron a trabajar en torno a reivindicaciones legales vinculadas al mundo femenino, entre ellas, el derecho a elegir sobre el propio cuerpo.

Aun con veinte años de ejercicio democrático, en Argentina hay temas -como el aborto- que producen escozor a sectores de poder, actitud que busca bloquear el camino para un debate serio y profundo. El impacto que causó la opinión de la nueva integrante de la Corte Suprema de Justicia, Carmen Argibay, en favor de la despenalización del aborto es muy elocuente al respecto.

La doctora en filosofía Diana Maffia se refiere a los virulentos ataques recibidos por la magistrada de parte de la Iglesia. Califica de «extorsiva» a la actitud del Vaticano que ofreció ayudar a Argentina en la negociación de la deuda a cambio de que el país se pronuncie en contra de la despenalización del aborto.

Maffia, ex codefensora del Pueblo de Ciudad de Buenos Aires, es docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y en la de Humanidades de Rosario, codirige la investigación «Género y construcción de ciudadanía» (UBA) y dirige la referida a «Control, defensa y promoción de los derechos sexuales y reproductivos» de la Fundación Ford.

– El debate en favor de la despenalización del aborto volvió con la llegada de Carmen Argibay a la Corte Suprema. Si bien ella emitió una opinión y en todo caso lo hizo como miembro del Poder Judicial, siguieron a sus declaraciones virulentos ataques a su persona por parte de sectores ligados a la Iglesia ¿cree que esta institución conserva su capacidad de presionar sobre el poder político y la sociedad?

– ¡Por supuesto que la Iglesia conserva su capacidad de presionar! Basta ver las «recomendaciones» del mismo Papa, reforzadas por dirigentes eclesiásticos locales. El Poder Judicial es clave, porque para el dogma católico el derecho natural tiene prevalencia sobre el derecho positivo. Si una Corte Suprema está formada por personas que responden todas a este dogma, esa prevalencia está asegurada de hecho. Una mujer, que además se define como atea, por más que se atenga a los límites de la Constitución, no asegura que las resoluciones serán siempre de acuerdo a dogma. Tenemos una Corte Suprema que falla usando como argumento versículos de la Biblia y cartas del Papa (como cuando se le negó la personería jurídica a la CHA -Comunidad Homosexual Argentina-). Alguien que no comparta la suficiencia de estos argumentos, por supuesto despierta hostilidad.

– Calificó de «extorsión» a la actitud de la Iglesia de ofrecer ayuda en las negociaciones argentinas por su deuda a cambio de que el Ejecutivo declare que Argentina se pronuncie en contra de la despenalización del aborto ¿Cree que en este sentido el gobierno puede ser vulnerable?

– Creo que esa conducta doble, la Iglesia la ha tenido desde hace muchísimos años. Sus silencios (por ejemplo durante la dictadura) son tan expresivos como sus gestos y palabras. Este gobierno tiene todavía, a pesar del favor popular, necesidad de consolidarse. Por supuesto eso lo hace vulnerable. No me importan tanto las palabras, me importan las acciones que vayan construyendo una trayectoria. Si e gobierno retrocediera en su propuesta de una jurista de la talla de Carmen Argibay, sería una pésima señal de debilidad.

– La sociedad se debe un debate profundo en torno del aborto. ¿Cree que la hipocresía que ha caracterizado su tratamiento en el poder político -llegando al paroxismo de tener un presidente como Menem que se convirtió en el abanderado de «los niños no nacidos» mientras llevaba a su mujer a abortar- se expresaría también en la sociedad?

– Por supuesto. En primer lugar porque es un tema extremadamente complejo. Cuando se hacen encuestas de opinión pública, en general las preguntas están sesgadas. No se puede preguntar «¿usted está a favor del aborto?», porque nadie está a favor del aborto. Hay que hacer varias preguntas, para evaluar la real intuición moral de la sociedad, y representarla políticamente. Ocurre que es un tema que sólo tiene insistencia a partir de la participación de mujeres en política. Un argumento más a favor del cupo. Podemos llevar al terreno del debate político las experiencias personales y de otras mujeres.

– Al igual que las batallas a favor y en contra del divorcio que se han sucedido en la historia argentina, las luchas en favor y en contra de la despenalización del aborto tienen su propio itinerario ¿Cuáles son sus hitos?

– Aclaremos que tanto la ley de divorcio vincular como la despenalización del aborto forman parte de la agenda legislativa feminista, y tienen activa resistencia de la Iglesia católica. En el caso de la despenalización del aborto, en democracia, lo vinculo con la Convención Constituyente nacional de 1994, cuando el entonces ministro de justicia Rodolfo Barra quería incluir una cláusula constitucional prohibiendo el aborto, y lo impidieron las mujeres que habían entrado por primera vez en un número significativo a causa de la ley de cupo. También durante la preparación del Encuentro de Beijing en 1995, con el pedido de renuncia de Menem a la Presidenta del Consejo Nacional de la Mujer, Virginia Franganillo, por haberse expresado sobre los derechos reproductivos. Cuando Menem instauró el día del niño por nacer y su esposa lo acusó de hipócrita porque él la había llevado a hacerse un aborto. Cuando Graciela Fernández Meijide tenía chances como gobernadora y explotaron sus declaraciones. Con las leyes de salud sexual y reproductiva en todos los distritos, promovidas por las mujeres legisladoras. Cuando Elisa Carrió tenía chances como candidata a presidente y se produjo la fractura con el socialismo como consecuencia de su posición contraria al aborto. Y ahora, con la primera candidata mujer en democracia a la Corte Suprema. No sé si son hitos, pero marcan una sistematicidad en cuanto a posibilidades de acceso al poder de las mujeres, con un tema que nos importa, sobre el que hay una enorme hipocresía, y que no afecta a los varones ni remotamente del mismo modo.

Susana Yappert

Nota asociada: «La despenalización sería un acto de justicia» Autora de numerosos escritos

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