La obra monumental de Cipolletti que se usa poco y acumula quejas

Él Complejo Cultural de Cipolletti no cumplió un año y llueven las críticas. Falta personal y exigen “más apertura” para su uso. Incertidumbre por recambio político.

Una de las obras más ansiadas por los cipoleños, atrapada ahora por los vaivenes políticos. (Foto: Florencia Salto)

El último aniversario de Cipolletti, en octubre del año pasado, tuvo un condimento especial: la muy esperada inauguración de lo que entonces se llamaba Centro de Espectáculos y hoy es el Complejo Cultural Cipolletti (CCC). Pero fue un inicio a destiempo. O apresurado. Si bien se abrió el 3 de octubre, su utilización hasta el momento es escasa.

Los espectáculos y eventos que se hicieron después de aquel acto repleto de autoridades políticas -como los festivales de jazz y de cine, entre otros- se trasladaron al Centro Cultural Municipal, de Toschi y Tres Arroyos.

“Desde la inauguración lo tuvo la empresa. Todavía lo están terminando. Lo que hacíamos era muy a cuentagotas y siempre con la autorización de ellos”, justificó a “Río Negro” el director de Cultura del municipio, Miguel Barcos, a la hora de explicar la escasa actividad del flamante espacio.

En poco tiempo se cumplirá un año de aquella apertura, pero aún falta contratar al personal que garantice el funcionamiento del espacio. Esperan también la llegada de un proyector .

Más allá de la cuestión presupuestaria, no está claro el modo en que los espectáculos regionales pueden acceder a los espacios del CCC.

Quizás el problema mayor sea el manejo a discreción que la Dirección de Cultura hace del Complejo, sin reglas claras al respecto. Los artistas se quejan y reclaman una política de apertura del CCC a las actividades regionales, ya que consideran que no les dan lugar. (Ver “Los folcloristas”)

También es cierto que la inauguración ocurrió en el tramo final de la gestión del intendente Tortoriello (PRO), por lo que su explotación no tuvo un lugar destacado en la agenda de un gobierno que nunca lo sintió como propio.

Además, ya sabe que no continuará, tras la derrota electoral de junio pasado a manos de Claudio Di Tella, de Juntos Somos Río Negro.

Poco y nada (hasta ahora)

Año tras año, los cipoleños que pasaban por Fernández Oro y 25 de Mayo experimentaban una mezcla de sensaciones encontradas ante una obra que asomó siempre como monumental, pero que permanecía frenada en su ejecución. Imaginaban que, tarde o temprano, adentro de esa gran muralla curva de ladrillos sucederían múltiples estrenos y conciertos.

Falta designar personal para un funcionamiento pleno. (Foto: Florencia Salto)

Ese día llegó en octubre de 2018, y hasta el momento, en su mayoría, albergó eventos provinciales, además de la Feria del Libro local, que el año pasado tuvo su pico de convocatoria a días de haberse inaugurado el espacio.

Sin embargo, lo que mayor preocupación genera es la falta de apertura para los artistas locales y la poca claridad sobre cómo acercar este gigante a la comunidad. Muchos de ellos advirtieron sobre la poca transparencia en cuanto al manejo del espacio y el desconocimiento de las condiciones de acceso para dar difusión a sus propuestas.

Según el presupuesto 2019 del municipio cipoleño, se asignaron 42.400.000 pesos a la dirección general de Cultura, de los cuales apenas 5,8 millones fueron destinados al CCC.

Al ser consultado sobre las condiciones para acceder a una presentación en el Complejo Cultural, Barcos dijo que “hay tres posibilidades para hacerlo: alquiler, borderó y comodato”.

Cada una de ellas tiene sus especificaciones, de acuerdo al criterio de Barcos.

El espacio para las muestras. Uno de los más bellos del CCC. (Foto: Florencia Salto)

Alquiler

“Estará disponible cuando empecemos a relacionarnos con managers y tengamos algún espectáculo que realmente nos interese, si es teatro, que sea del bueno”, aclaró Barcos, que es un reconocido pianista.

En esta modalidad, el espacio se alquila, y los valores quedan sujetos a la decisión que tome el municipio, donde empresarios, productoras y bandas nacionales o internacionales en gira representan el eslabón fuerte en cuanto a la capacidad de afrontar inversiones. En ese sentido, Barcos manifestó que le gustaría poder traer el show humorístico de los Midachi, pero consideró que a ellos “el hecho de contar sólo con 520 butacas no les sirve, y habría que buscar otra alternativa”, aclaró.

Borderó

Otra de las posibilidades para acceder es el conocido Borderó, que en todo el mundo se identifica con el “70/30”: 70% de ganancias son para el espectáculo y 30%, para el teatro. “Acá ofrecemos 60/40, por ahora”, afirma Barcos. En otras ciudades de la provincia, los municipios que buscan fomentar a los artistas regionales rebajan el Borderó a un 80/20, para volverlo más accesible y colaborar con el desarrollo cultural. No es el caso de Cipolletti, evidentemente.

Comodato

“Para la gente de acá se da el teatro gratis”, afirma Barcos respecto de este modo de apertura del espacio. “Se pide un seguro del espectador y colaboración con personal de seguridad y limpieza. Eso, como máximo, puede salir un total de siete mil pesos”, señaló el funcionario, quien aclaró que estas medidas son temporales: “Si no, no podríamos hacer nada”.



Los folcloristas locales no están para nada contentos y tienen sus razones.

Es que, donde se construyó el CCC estaba ubicado el galpón que albergaba peñas y bailes. A los artistas se les asignó el Centro Cultural Municipal hasta que, hace unos meses, se les informó que ya no continuarían allí y que serían trasladados a un salón del barrio Pichi Nahuel.

“Negar el uso de centros culturales, omitir la convocatoria a los artistas populares, es menoscabar la cultura»

Raúl “Pol” Guerrero, músico cipoleño

Raúl “Pol” Guerrero es muy conocido entre las peñas y cuando se enteró de que ya no tendrán lugar ni en el espacio de Toschi y Tres Arroyos, estalló de bronca. “Negar el uso de centros culturales, omitir la convocatoria a los artistas populares, como es mi caso, es menoscabar la cultura, desvalorizar la identidad regional, discriminar el sentir nacional en sus bases primeras”, reclamó.

“Pol”, bautizado así por el cantor patagónico Hugo Giménez Agüero y que significa “el negro” en Tehuelche, actualmente da clases de música en la organización Alas del Alma. Hizo su carrera artística junto a Rubén Patagonia y el Festival de Cosquín le dio escenario en varias ocasiones, inclusive a las peñas de invierno, pero en Cipolletti siente que debe conformarse con el salón barrial que le “presta” el municipio, “como si lo público no fuese de todos”.

“No hay un política clara y transparente respecto a cuales son los criterios de uso del espacio, ni los proyectos que incluyan a los artistas regionales”, se quejó otra fuente vinculada al movimiento del cine local. Sostuvo que el CCC “no tiene por qué ser redituable por si mismo, si es utilizado con un sentido inclusivo”.

Sin embargo, afirmó que si se debe mantener el “sostenimiento de sus actividades, la profesionalización de sus trabajadores, la calidad de sus equipos y servicios para que los artistas que allí se presenten lo hagan en las mejores condiciones posibles”, manifestó.

Por último, argumentó que “el criterio tiene que ser cualitativo, no cuantitativo o económico”, argumentó.

Para Lucas Castro, escritor y músico cipoleño, el espacio “necesita una programación cultural anual más allá de los grandes eventos”, y aseguró que el verdadero desafío es conseguir que los artistas locales “puedan llenar las 500 butacas”. “Espero que sus primeros años sean inolvidables y no para el olvido”, ironizó.

Una fuente vinculada al teatro contó que el ambiente municipal en ese área es muy hostil, y aseguró que las situaciones de maltrato son frecuentes. “Hay mucha impunidad”, sostuvo.

Un borderó que no resultó

El encuentro fallido entre Barcos y el grupo cipoleño de rock Vrule podría resumirse así: lo que en principio quiso ser un borderó, resultó (no) siendo un alquiler que Barcos insiste en presentar como comodato.

Hace unas semanas, la banda había acordado pagar 60 mil pesos por el alquiler del espacio para un concierto en octubre próximo. En un principio les ofrecieron el Borderó “local” de 60/40, pero, al carecer el CCC de un sistema de venta de entradas eficiente y frente a la complejidad de las condiciones de negociación, el grupo optó por cerrar un montó y abonarlo de su bolsillo. Pero surgieron problemas: la negativa de Barcos al pedido del grupo de acceder al CCC para ensayar al menos tres veces antes del concierto. Teniendo en cuenta la suma que iban a pagar por el lugar, los músicos desistieron. “Hay cosas que no cierran y que, como empleados no entendemos”, reconocen en off the record desde Cultura local. “La realidad es que está todo verde y la gestión no sabe como manejar ese espacio tan grande”, expresó la fuente.

Qué dice la nueva gestión

Con la derrota electoral de la gestión Tortoriello (PRO), la continuidad de Miguel Barcos al frente del CCC es incierta.

No obstante, el intendente electo, Claudio Di Tella, lo reconoció como “un amigo personal”, y sostuvo que muchas de sus gestiones culturales fueron “interesantes”. Sin embargo, manifestó que su postura es “no hablar de lo que hacen los demás, sino de lo que nosotros pensamos hacer”.

Con una política más enfocada en lo comunitario, Di Tella sostuvo que pretenden “atraer y difundir” este espacio, para que allí se llene de Cultura y “no solo de eso, sino también de conferencias, charlas magistrales y todo tipo de eventos”. Inclusive pretenden competir con otros espacios en los que se realizan congresos y eventos concurridos, como los que busca explotar el flamante mandatario.

“Miguel Barcos tiene mucho prestigio y todos lo conocemos, pero eso no significa que vaya a ser el futuro director de Cultura ni mucho menos”, aclaró el médico de JSRN. No obstante, la posibilidad de que permanezca al frente del CCC no estaría descartada.


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