La pasión por Cipo le sacude el alma

Sebastián y el gran orgullo de tener “el plástico con mi foto”.

Gentileza

Sebastián Sánchez tiene el corazón dividido por sus dos mujeres y una pasión que le corre por las venas en colores albinegros. Tenía 10 años cuando fue a ver a La Visera un Cipolletti-Alvarado, y fue “amor a primera vista”. Trabaja en YPF, estudió periodismo y su intenso fervor por el club de sus amores lo llevó a fundar la página web “Cipopasión”. Así lo vive: Tengo casi 32 años, soy casado y tengo una hija. Sé que el fútbol no es importante, que la felicidad no va de la mano con el resultado del domingo sino con el bienestar de ellas, el progreso en el trabajo que lo permita y todos los condimentos sentimentales que acompañen el día a día. Deseo que ir a la cancha sea un pasatiempo más, pero no puedo. La pasión por esa blanca y negra que aprendí a admirar hace más de dos décadas me sacude el alma. Cuando llego a casa mi mujer sabe si ganó o perdió Cipo por mi cara, o lo adivina por mi tono de voz. ¿Por qué? No lo sé, no lo entiendo, creo que si pudiera explicarlo en palabras viviría de escribir libros. Hace 16 años, cuando me hice socio, los clásicos contra Olimpo y Aldosivi me ponían muy nervioso desde la semana previa. Ahora me pasa con estos clásicos zonales ante Deportivo Roca e Independiente. Con todo el respeto, naranjas y rojos, indica que todos los clubes crecieron menos el mío, pero mi pasión por esa cuestión indescifrable fue aumentando, y mi carnet siempre se mantuvo vigente, al día, por el orgullo de tener el plástico con mi foto y el escudo que también llevo tatuado en el corazón. Los clásicos no los dramatizo, detesto la violencia y los insultos. Obvio que las alegrías y tristezas en los clásicos se sienten el doble o el triple. Pero me han regalado camisetas, pantalón y gorra de Roca que guardo con cariño a quienes tuvieron el gesto. Cuando empecé a convivir con mi mujer, le gustó la camiseta de Roca y se la quedó. No es futbolera pero se hizo simpatizante naranja un poco para hacerme la contra. Nos divertimos con esa situación. Nos gastamos, y se enoja cuando le enseño a cantar a mi hija “el que no salta, abandonó”. En casa se mira muy seguido la película de Cipolletti campeón 2006/2007. Aunque mi mujer se queje. Fue un año hermoso, perfecto, me encantaría que el plantel profesional se vuelva a nutrir de sus formativas. Estos duros federales demostraron que fue heroico lo conseguido por aquellos pibes. Pero también me encanta el equipo actual. El domingo en La Chacra sentí que los jugadores honraron la historia. Decidí festejar sin ilusionarme ante el poderío de los clubes del norte, y cuando me quise acordar, me estaba imaginando en el festejo del ascenso. Con una caravana de miles de almas albinegras autoconvocadas, celebré la clasificación durante una hora desde el puente hasta La Visera. Nada de eso garantiza el porvenir de mi hija ni una vida saludable para mi familia, pero el brillo en los ojos de esas caras sonrientes flameando una bandera de Cipo me hace sentir en plenitud, que el mundo funciona. No digo que esté bien, simplemente es así. Cuando uno se acuesta y se despierta recordando e imaginando festejos, hazañas y caravanas por el país, cantando canciones de la cancha todos los días, está preso de una pasión inexplicable. (Sebastián Busader)

DEPO VS CIPO


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