«Viedma, la capital que no fue», el documental que narra el fallido proyecto de Alfonsín

El realizador viedmense Jorge Leandro Colás dirigió el largometraje documental “Viedma, la capital que no fue”. En esta entrevista con Río Negro, cuenta los detalles de esta producción que se proyectará la semana que viene en la Sala Incaa del Museo Municipal de Bellas Artes de Roca.

“Analizan el traslado de la Capital a Río Negro”. Nadie, en el entorno presidencial, supo, aquella mañana del domingo 13 de abril de 1986, cómo fue que el secreto mejor guardado del gobierno de Raúl Alfonsín dejaba de serlo. ¿Cómo fue que el proyecto que implicaba mucho más que solo mover una capital y en el cual el gobierno de Raúl Alfonsín venía trabajando desde hacía meses en la más absoluta reserva dada su trascendencia era el título de tapa de Clarín? La respuesta estaba a poco más de mil kilómetros de la residencia de Olivos.   

El secreto había sido develado en Viedma, durante un encuentro entre funcionarios de diverso rango, periodistas y protagonistas del quehacer político y social de la ciudad de entonces. Fue uno de esos funcionarios, acaso alentado por algún whisky de más, quien comentó como al pasar, o no tanto, lo pocos sabían: que estaban trabajando en el traslado de la Capital Federal a Viedma. Su interlocutor era nada menos que el corresponsal de Clarín en la capital rionegrina.   

– Qué quilombo que armaste!   

– Sí, qué quilombo, no?   

  Casi 35 años después, el periodista Omar Livigni, recuerda aquella circunstancia y el comentario de aquel funcionario con incontinencia verbal que le permitió tener la primicia de algo que nadie, mucho menos la opinión pública, vio venir y que sí, había armado un quilombo bárbaro.    

El diálogo forma parte de “Viedma, la capital que no fue”, el largometraje documental realizado por el viedmense Jorge Leandro Colás, estrenado este año, en el en el marco de la 24º Edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici). Con funciones en Viedma en abril pasado, se proyectará en Roca, en el Espacio Incaa Sala Municipal (MMBA, Uruguay 650), el viernes y sábado próximos, ambas a las 21.   

Colás era un niño cuando, en abril del 86, Viedma supo qué planes tenían para con ella. Ya en Buenos Aires, ciudad a la que se mudó para estudiar cine, cada vez que mencionaba de dónde era, le devolvían siempre el mismo comentario: “Ah, de la capital de Alfonsín, la capital que no fue”.   

“El tema estaba dando vueltas en la cabeza, y medio que acá cuando digo de donde soy siempre me recuerdan aquel proyecto de Alfonsín. Como que es un tema recurrente. Y tenía la sensación de que alguien alguna vez iba a hacer esta película y no iba a ser yo y me hubiera querido matar porque es un tema que me hubiera interesado hasta como espectador”, revela Colás en una entrevista con Río Negro.     


Proyecto Patagonia: mucho más que una capital que no fue


El filme recupera el derrotero de un proyecto inconcluso de país, acaso de los más trascendentes proyectos de país que haya intentado darse la Argentina en el siglo XX. Denominado como Proyecto Patagonia implicaba la federalización de un territorio de unas 490 mil hectáreas que incluiría las ciudades de Viedma y Carmen de Patagones y la localidad de Guardia Mitre y se proponía descentralizar y desburocratizar el poder político; solucionar el problema demográfico; desarrollar inversiones económicas en el interior del país; y dar inicio a una nueva revalorización del Estado Federal. Además, incluía la provincialización del Territorio Nacional de Tierra del Fuego y la radicación de empresas en las provincias que integran la región patagónica.   

El Proyecto Patagonia era parte de un plan para la fundación de la Segunda República Argentina, lanzado por el propio Alfonsín por Cadena Nacional de Radio y TV, la noche del 15 de abril de 1986, apenas dos días después del que el proyecto fuera tapa de Clarín. Y al día siguiente pronunció, en Viedma, el famoso discurso donde convocaba a “crecer hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío”. De las medidas proyectadas por Alfonsín en el Proyecto Patagonia, solo una se concretó y es la transformación de Tierra del Fuego de territorio nacional en provincia.    

Omar Livigni, el periodista de Clarín que supo del proyecto que fue título de tapa.

En Viedma, del majestoso proyecto arquitectónico que implicaba el traslado de la Capital Federal y que incluía, por caso, un sistema de calefacción central conectado a los hogares de la “nueva ciudad”, solo se construyó un barrio de monoblocks de 1060 viviendas, que aún sigue en pie y cuyo número le terminó dando su nombre informal. Se suponía que iba a ser habitado por los obreros que llegarían a Viedma para construir la nueva Capital y que luego sería derrumbado. La nueva Capital finalmente no se construyó y los monoblocks siguen en pie, habitado y con serios problemas edilicios y de servicios, entre otros inconvenientes. “Viedma casi que duplica su población en esos años”, apunta Colás. “Y uno de los intendentes de la época habilita esos monoblocks para que la gente los pueda habitar. Hoy están con muchos problemas edilicios graves”    

Jorge Colás y el equipo de filmación de “Viedma, la capital que no fue”.

De esto trata el filme de Colás, del derrotero de un proyecto que pensaba un país para el siglo XXI –de hecho, las proyecciones demográficas del proyecto llegaban hasta 2025- y terminó siendo una excentricidad devorada por las urgencias básicas de un país que nunca termina de resolverse como tal.   

Sobre cuál fue el punto de partida para contar esta historia, dice Colás: “Una de las primeras cosas que vi fue una especie de spot publicitario que al final quedó afuera de la película porque no lo conseguimos en buena calidad donde había una voz en off de Alfonsín con imágenes de Viedma, la boca, distintos lugares, donde hablaba esto de hacia el sur hacia el mar hacia el frío y eso fue como muy potente a nivel audiovisual. La voz de Alfonsín, estos paisajes un poco más ásperos de la Patagonia. Sentí que ahí había algo, que ahí había un material visual sonoro que podía contener esta historia”.  

Horacio Massaccesi, gobernador de Río Negro entre 1987 y 1995, fue uno de los entrevistados en el documental.

En base a las primeras investigaciones que se habían hecho al respecto, Colás descubrió tres grandes ejes:  el político o histórico, que tenía que ver con gobernadores e intendentes de la época, funcionarios, etc.; la cuestión arquitectónica, los cinco puentes que iban a atravesar río Negro, la calefacción central que iba a tener toda la ciudad, el  Ente para la Construcción de la Nueva Capital (Entecap); y el  social, los vecinos de Viedma, que les pasaba a ellos con todo eso que estaba sucediendo y por suceder con su ciudad y con sus vidas cotidianas, pero también quienes llegaron a la ciudad después del anuncio creyendo que iban a encontrar un  futuro mejor, poder trabajar en la  construcción del nuevo distrito federal.   

«lo que más me sorprendió fue lo mucho que había avanzado el proyecto y lo cerca que se estuvo de concretarlo».

Jorge Leandro Colás, director de «Viedma, la capital que no fue»

“El relato se apoyó en las entrevistas basadas en los tres ejes y en el material de archivo que empezó aparecer durante el proceso de investigación y que no sabíamos que era tan rico. Ni siquiera sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Primero, empezó a aparecer todo el material que tiene que ver con la tevé pública, los discursos de Alfonsín, los spots publicitarios, etc. Y después se nos abrió otra gran ventana con los archivos de la canal 2 de Viedma que nos permitió contar el traslado desde lo local, desde la propia comunidad. Todo ese material fue configurando todo el relato, desde lo macro a lo micro, qué pensaban los viedmenses, algo que terminó siendo muy importante para la película”.  

Jorge Leandro Colás nació en Viedma. Estudió Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires y se especializó en cine documental.

“Viedma, la capital que no fue” empieza y termina en el río con Gonzalo Álvarez Guerrero, escritor e hijo de Osvaldo Álvarez Guerrero, gobernador radical de Río Negro entre 1983 y 1989, es decir, en los días en que Viedma fue por unos cuantos meses el centro de las miradas de todo el mundo. Tanto fue así que hasta el Papa Juan Pablo II visitó la ciudad, aunque más no sea por un par de horas, el 7 de abril de 1987. Pero ni aun así alcanzó para concretar un proyecto que por ese entonces ya sufría el declive político de Alfonsín, golpeado por una crisis económica en ciernes.  


Un proyecto más cercano de concretarse de lo que se cree


“Lo que más me sorprendió”, revela Colás, “fue lo mucho que avanzó el proyecto. Cuando empezamos, e incluso ahora que la gente ya está viendo la película en cines, se creía que había sido una idea de Alfonsín, algo así como el viaje a la estratosfera de Menem, algo tirado en un discurso, pero no, hubo una ley consensuada en diputados y senadores, hubo estudios de arquitectura trabajando al detalle… lo que más me sorprendió fue lo que cerca que se estuvo. Si en el ‘87 Alfonsín hubiera manejado la economía, hubiera mantenido fortaleza política tal vez la capital podría haber sido Viedma”, reflexiona el realizador. “(Alfonsín) lanza el proyecto en 1986, cuando aún había cierta primavera económica, había ganado las elecciones del ‘85 pero en el 87 ya todo se derrumba”.   

Qué tanto creyeron los viedmenses en este proyecto del que supieron, literalmente, de la noche a la mañana, es una pregunta que Colás le hizo a casi todos los entrevistados y las respuestas, reconoce, le sorprendieron. “La verdad es que sí, la gente, a favor o en contra, pero lo creyó posible. Hoy suena raro porque imagina que mucha gente no lo debió haber creído en su momento, pero la mayoría me respondió que sí, la presencia de Alfonsín en Viedma, sus viajes y el de sus funcionarios, que haya venido el Papa, José Sarney (presidente de Brasil) y un montón de personalidades de la política del mundo hizo que el proyecto se viera creíble. La gente creyó, sobre todo en los primeros seis u ocho meses”.    

En aquella escena inicial, Álvarez Guerrero, autor de la novela “Viedma”, basada en aquellos días del 86, y protagonista directo del derrotero político en calidad de hijo adolescente del gobernador de turno, señala, desde la orilla, un punto del río Negro entre Viedma y la desembocadura, donde iba a asentarse el núcleo edilicio gubernamental. “Acá es donde va a ser la futura capital de la Argentina”, recuerda que le dijo su padre.   

Setenta y ocho minutos después, Gonzalo Álvarez Guerrero, en el mismo lugar del río Negro, a un puñado de metros de aquel islote donde debería estar asentada la nueva capital del país, pero que sigue siendo aquella hermosa ribera verde y frondosa, reflexiona: “Como que la Argentina decide olvidarse de sus fracasos y este es quizás uno de los grandes fracasos. Es raro lo que sucede, yo creo que lo que dejó el proyecto es melancolía, la sensación de un país que no fue”.  

Aquel país que no fue imaginó una capital que tampoco fue, pero que ¿podría serlo alguna vez? La ley 23512 declaraba al Distrito Federal de Viedma-Carmen de Patagones como “la nueva Capital Federal de Argentina” nunca fue derogada. Mientras, la Constitución vigente de Río Negro dice, en su artículo 11, que “la ciudad de Viedma es la capital de la Provincia (…) Deja de ser capital cuando se efectivice el traslado de las autoridades nacionales al nuevo Distrito Federal”. 

El filme se proyectará el viernes 9 y el miércoles 14 próximos, ambas a las 21, en el MMBA de Roca (Uruguay 650).


Ficha técnica

Viedma, la Capital que no fue

78 minutos – 2023 – Argentina

Dirección y guión: Jorge Leandro Colás

Producción: Carolina M. Fernández

Fotografía: Aylén López

Cámara: Sebastián Labaronne

Sonido directo: Álvaro Artero y Victoria Salama

Diseño sonoro: Camila Mauser y Carlos Olmedo

Montaje: Karina Expósito

Música: Francisco Seoane

Protagonistas: Gonzalo Álvarez Guerrero, Martín Bacigaluppo, Horacio Massaccesi,

Elva Roulet y Omar Livigni

Compañía Productora: Salamanca Cine

Distribuidora: ViDoc


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