La única sobreviviente también recibió un balazo

CIPOLLETTI (AC)- El asesino de las tres mujeres no sólo utilizó el arma de fuego para atacar a la bioquímica Mónica García: También le gatilló en la cabeza a la única sobreviviente Ketty Bilbao y efectuó dos disparos más que impactaron en paredes del laboratorio.

El juez Juan Torres confirmó ayer que «hay disparos de arma de fuego en dos de las víctimas, una de ellas es la sobreviviente».

Hasta ahora se sabía que García había recibido un disparo en la cabeza, además de varias puñaladas y la agresión con ácido acético. La detección de este proyectil fue lo que demoró la realización de las autopsias el viernes. Los peritos querían asegurarse de que las otras dos mujeres no tuvieran algún impacto en su cuerpo.

Las pericias determinaron que el homicida utilizó un revólver calibre 22 en todos los casos.

Torres mencionó que Bilbao «va evolucionando paso a paso», aunque todavía permanece internada en terapia intensiva en el hospital local con una fuerte custodia policial.

«Estamos esperando que evolucione y cuando le den el alta vamos a hacer las medidas que correspondan», mencionó el magistrado.

Hasta ahora no aparecieron ni el revólver ni las armas blancas utilizadas. En los cuerpos de las víctimas se detectaron cinco lesiones distintas de arma blanca. Creen que el sádico empleó un cuchillo de diferentes maneras y un punzón.

En la sala de extracción de sangre, en el mismo lugar donde estaban los cuerpos de las víctimas, se encontró una tijera en el piso, en medio de un charco de sangre. No se descarta que haya sido utilizada a modo de punzón.

La psicóloga Carmen Marcovecchio y su paciente Alejandra Carbajales fue-ron quienes recibieron la mayor cantidad de heridas. Ambas tenían más de 20 puñaladas.

Se cree que el psicópata previamente las ató, porque ninguna de ellas tenía lesiones que indicaran que intentaron defenderse. Marcovecchio murió por estas terribles heridas y Carbajales además fue asfixiada.

Mónica García murió por el conjun-to de las heridas recibidas. La bioquímica sufrió cuatro lesiones importantes de arma blanca y además un disparo de un arma de calibre 22 en la cabeza. Este proyectil pudo ser extraído y servirá para el cotejo en caso de que se encuentre el arma homicida.

El cuadro aberrante del ataque lo completó el ácido acético. Las cuatro víctimas -incluso la sobreviviente- fueron rociadas con este producto químico que estaba en el interior del laboratorio. Los investigadores consideran que el asesino lo hizo con el único fin de causar un mayor dolor a sus víctimas (que para entonces estaban muy graves) y que él gozó con este sufrimiento.

La psicóloga había sido sobreseída en una demanda

CIPOLLETTI (AC).- Cuando leyó en el diario el nombre de la psicóloga asesinada, el juez penal de Neuquén Eduardo Badano se puso inmediatamente en contacto con el juzgado de su colega Juan Torres, en Roca. Es que Carmen Marcovecchio había sido denunciada por el padre de un paciente que presentó una absurda demanda contra la terapeuta, de la que la profesional salió sobreseída. De todos modos, no hallan relación con el crimen.

Seguramente el juez Badano no lo sabe, pero los profesionales que trabajaron junto a la psicóloga recuerdan que comenzó a ser acosada por el padre de un chiquito que era su paciente.

Fuentes judiciales comentaron a «Río Negro» que Badano se comunicó al día siguiente con miembros de la justicia rionegrina para imponer a los investigadores de la causa que se tramitó en su juzgado entre 1991 y 1992.

Este hombre -que había sido policía y tiene entre 40 y 45 años- la denunció ante el Instituto de Seguridad Social de Neuquén (ISSN) por una supuesta mala atención de su hijo en los consultorios del policlínico ADOS de Neuquén.

Al menos cinco testimonios recogidos por «Río Negro» indican que el padre la acosó (dicen que llegó a seguirla por la calle) y que hasta llevó el caso al Colegio de Psicólogos.

Marcovecchio demostró su inocencia y fue sobreseída.

Aunque en la investigación este hecho aparece muy tangencialmente, forma parte de los datos que van acumulándose en pos del esclarecimiento del caso.

«Se están investigando» vínculos con el caso Del Frari

CIPOLLETTI (AC)- El juez Juan Torres dijo ayer que «ya se está investigando» la presunta vinculación entre el triple crimen y el asesinato de la kinesióloga Diana Del Frari.

El marido de la víctima había mencionado que iba a contactarse con Torres, quien también tiene la causa Del Frari, ante las «similitudes» que hallaba entre estos hechos.

«No hace falta que lo diga, ya lo estamos investigando», dijo ayer escuetamente Torres.

De todos modos el juez afirmó que no po-día decir si se está frente a un asesino serial.

Del Frari fue asesinada el 14 de agosto de 2001 en su consultorio. Pablo Scilipotti, esposo de la kinesióloga, dijo que veía «muchas coincidencias» con el triple crimen. Mencionó que se trata de mujeres profesionales relacionadas con la salud, el horario es muy parecido, también el ataque fue salvaje, se utilizó un arma blanca (Del Frari tenía más de 30 puñaladas) y se mencionó la presencia de un hombre en bicicleta en proximidades del lugar.

El juez Torres, a diferencia de lo que sucedió cuando asesinaron a la kinesióloga, todavía no está afectado en forma exclusiva a la causa del «triple homicidio y homicidio en grado de tentativa». De todos modos dijo que está «todo el día trabajando en la causa».

Hasta ahora tampoco se habló de la recompensa como en el caso Del Frari. Pero Torres mencionó que la ley está planteada para casos resonantes y que «no hay problema de poner-la en práctica mientras sea en beneficio de es-ta situación».

«Yo siempre soy de la idea de que aquel que quiera colaborar lo va a hacer voluntariamente, sin tener atrás una recompensa», opinó el juez.


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