Libertad asistida: cuando la pena exige encontrar un objetivo de vida

Sus trabajadores buscan desmitificar que los jóvenes “entren por una puerta y salgan por la otra” y destacan la intervención para sacarlos del delito.

“La idea no es que zafen de ser condenados, sino que puedan encaminar su vida por otro lado donde el delito no forme parte”, explicó la psicóloga Adriana Belarra, integrante de Libertad Asistida, el programa que trabaja con los chicos en conflicto con la ley penal y que cumplió veinte años.

“Hay que desmitificar que el adolescente que comete un delito entra por una puerta y sale por otra. En realidad el adolescente está obligado a realizar la medida de Libertad Asistida. Durante un año tiene que hacer un tratamiento de intervención psicosocial, que es lo que hacemos nosotros, y es controlado por los juzgados penales. Después de eso es sometido a una audiencia de designación o no de pena”, agregó Belarra.

La ley 2302 establece que las medidas que afecten la libertad de niños y adolescentes son absolutamente excepcionales, de último recurso. Es por eso que el juez puede imponer otras menos gravosas durante el proceso.

“En los últimos años los adolescentes que han llegado han sido básicamente por homicidio, y anteriormente era por robos agravados por el uso de arma, contra la propiedad”, aseguró Miguel Pezali, trabajador administrativo. Belarra aclaró: “no es que antes no había homicidios, o que ahora hay menos robos. La cuestión es que quizás la mirada judicial respecto de los adolescentes ha cambiado. A los chicos que cometen robos ahora se les impone otro tipo de medidas, porque Libertad Asistida no es la única medida alternativa a la privación de libertad, y las situaciones más graves son las que nos llegan a nosotros.”

La mayoría de los que llegan al programa son varones. Actualmente hay 25 adolescentes.

Abuso policial

Respecto de los abusos policiales, la trabajadora social Silvina Sandoval dijo que “existe el hostigamiento, los chicos lo traen, están muy marcados por la policía”. Belarra sostuvo que “se trabaja en el sentido de reducción de las situaciones de riesgo”. Pezali añadió: “Tratamos de que vea en que entorno está, y que él es el eslabón más débil”.

“Los usuarios generalmente vienen muy institucionalizados, de hogares, y tienen una mirada muy reticente de lo que es la institución, entonces cortar con eso a veces lleva su trabajo”, afirmó Pezali.

El equipo del programa está constituido por 15 integrantes. “Se ha ido conformando y ha ido resistiendo en el tiempo, más allá de las condiciones laborales”, indicó Pezali. Fabio Torres, operador, sumó: “Que los trabajadores sean reconocidos salarialmente es una lucha permanente”.

El número

En primera persona

¿Cómo funciona?

Una alternativa

Tratamiento con control

El programa del Ministerio de Salud y Desarrollo Social está enfocado en los adolescentes que ingresan al sistema penal juvenil, garantizándoles la asistencia sin la privación de la libertad.

La ley 2302 prevé este régimen como una de las medidas que el juez puede imponer durante el proceso, siempre que exista prueba del delito y probabilidad de participación responsable.

Los adolescentes tienen la obligación de realizar el tratamiento, con su respectivo control judicial.

Uno de los objetivos del programa es propiciar la construcción de un proyecto de vida. A cada adolescente se le asigna un equipo de trabajo compuesto por un asistente social, un operador y un psicólogo.

La sede del programa está en Santa Cruz 1021 de la ciudad de Neuquén.

Datos

25
son los adolescentes que forman parte del proyecto actualmente. Hay 15 trabajadores en el programa.
“Cada uno de nosotros está acá con un compromiso que va más allá de lo salarial, le ponemos bastante el cuerpo”.
Fabio Torres, operador tallerista
“Se trabaja con el usuario para que no vea este espacio como una obligación impuesta por la Justicia, sino que trabaje con él”.
Silvina Sandoval, trab. social
“Al joven se lo cita a una entrevista de encuadre, donde se le presenta a los que va a intervenir. Algunos arrancan, otros resisten”. Miguel Pezali, administrativo
“Durante el año de libertad asistida se intenta promover decisiones saludables, cambios que le permitan excluir el delito”. Adriana Belarra, psicóloga

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