Los matices de la percusión ya suenan familiares

Rebecca Kite y sus alumnos mostraron las posibilidades que da un ensamble

Cuando se va a escuchar un concierto de percusión, lo primero que se piensa es que se va a empachar de ritmos. Pero en percusión clásica la cosas tiene matices, y muchos, principalmente si el instrumento en el que se pone el énfasis es la marimba. Así sucedió en el Auditórium Ciudad de las Artes el pasado viernes. Se trataba del concierto final del tercer módulo del Seminario Internacional de Percusión, y de que lo dictaba una de las más destacadas marimbistas de Estados Unidos: Rebecca Kite.

Desde ese punto de partida hay que decir que se trata de una música clásica que uno no está acostumbrado a escuchar. En principio porque se trata de obras contemporáneas -la marimba comenzó a usarse intensamente en los últimos 50 años- y por lo tanto el repertorio especial aún se está escribiendo; y siguiendo porque todo el arsenal de instrumentos -desde los timbales al último toc-toc- son sonidos poco habituales en función de un concierto.

Pero hay que animarse. Nadie que guste de la música rechazará esta nueva posibilidad que se abre en la zona de escuchar algo diferente, sobre todo porque se trata de música de gran calidad interpretativa.

El concierto del que nos ocupamos tuvo mucho más de melódico de lo que se esperaba. Sucede que la marimba tiene una función melódica, digamos, salvando las distancias, como la del piano. Y es por eso que la música no es todo lo rítmica pura que uno supone.

Partiendo de ello, debemos agregar que las obras escogidas para la ocasión fueron todas de gran sutileza expresiva y cada una cubrió sus matices. Hubo momentos muy especiales, como el que creó Kite con la obra escrita el pasado año por Bruce Hamilton, titulada «Recurrences», sólo para marimba. Allí la maestra tuvo un lucimiento especial al lograr matices increíbles con solo pulsar las plaquetas con gran sutileza en el inmenso teclado de madera con tubos. Pero además, con gran deferencia, intentó un acercamiento muy especial con el público, la explicar leyendo en un castellano muy forzado pero con mucho empeño, lo que los tres movimientos narran. Tanto esta obra como «For Alice», su propia composición, mostraron todo lo musical que puede ser una marimba y la gama de posibilidades tímbricas que se pueden explotar en el instrumento, que van desde los sonidos profundos a matices intimistas y agudos.

Pero hubo además mucho ritmo en la primera obra «Afro-Amero» de Phil Faini, donde participó un numeroso ensamble conformado por los seminaristas, estudiantes locales y venidos de Córdoba, Buenos Aires, San Juan, Mendoza , Morón y Bahía Blanca. Tanto en esta obra ágil con precisas reminiscencias étnicas africanas como en las de la segunda parte, de Takayoshi Yoshioka, los músicos demostraron su preparación y su entusiasmo. En la obra del compositor japonés, escrita para marimba y percusión y que dirigió el maestro Angel Frette, cada músico excepto la marimbista asumió varios instrumentos a la vez, los que les obligó a desdoblarse prodigiosamente cambiando los percutores de un modo tan rápido que el concierto tuvo también un variado costado visual.

Como no bastó que la segunda parte incluyera la obra para marimba de Murray Houllif, Kite debió hacer otra obra para conformar al público, que seguía pidiendo más de esa buena música.

Clara Vouillat


Cuando se va a escuchar un concierto de percusión, lo primero que se piensa es que se va a empachar de ritmos. Pero en percusión clásica la cosas tiene matices, y muchos, principalmente si el instrumento en el que se pone el énfasis es la marimba. Así sucedió en el Auditórium Ciudad de las Artes el pasado viernes. Se trataba del concierto final del tercer módulo del Seminario Internacional de Percusión, y de que lo dictaba una de las más destacadas marimbistas de Estados Unidos: Rebecca Kite.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora