México, más lejos de Estados Unidos

Por Andrés Oppenheimer

Los funcionarios norteamericanos que se ocupan de América Latina recibirán malas noticias esta semana: hay nuevas evidencias de que la imagen de Estados Unidos sigue cayendo en tres países clave de la región: México, Brasil y Argentina.

Es cierto que la encuesta de 18 países de la empresa Latinobarómetro, que serán dados a conocer esta semana, muestra también que hay varios Estados latinoamericanos en que la imagen de Estados Unidos ha mejorado, incluyendo Colombia, los cinco países de América Central y la República Dominicana. Pero en lo que respecta a los tres más grandes de la región, las nuevas cifras muestran que sigue disminuyendo la simpatía por Estados Unidos, especialmente entre la gente con mayor educación.

Las tendencias generales de la encuesta fueron publicadas por primera vez el mes pasado por la revista The Economist. Pero Latinobarómetro dará a conocer nuevos resultados sobre las relaciones entre América Latina y Estados Unidos durante la Conferencia de las Américas, organizada por The Miami Herald, que se realizará el jueves y viernes.

Lo que más llamará la atención sobre las nuevas cifras en Washington D.C. es el dramático deterioro de la imagen de Estados Unidos en México. Se trata del país más importante para Estados Unidos en la región, por motivos de seguridad fronteriza, comercio, petróleo, inmigración ilegal y tráfico de drogas.

La encuesta demuestra que la opinión positiva de los mexicanos sobre Estados Unidos cayó de un 72% en el 2000, al 41% este año. Y a la pregunta sobre si están de acuerdo con la intervención militar de Estados Unidos en Irak, sólo un 4% de los mexicanos contestó afirmativamente, uno de los porcentajes más bajos de la región.

Comparativamente, el 62% de los mexicanos ve con buenos ojos a la Unión Europea, y un asombroso 58% tiene una buena opinión de China.

Sí, leyeron bien: diez años después del tratado de Libre Comercio de América del Norte, y a pesar de haber prácticamente triplicado sus exportaciones a Estados Unidos, hoy día los mexicanos tienen una mejor opinión de China que de Estados Unidos.

No hay duda de que la guerra de Irak juega un papel importante en los resultados de la encuesta. Los mexicanos, que en el siglo XIX perdieron la mitad de su territorio por sucesivas invasiones de Estados Unidos, son especialmente sensibles ante las intervenciones militares norteamericanas, sean donde sean. Y cuando los motivos esgrimidos para justificarlas son en el mejor de los casos dudosos, como en el de las armas de destrucción masiva de Irak, los mexicanos no se toman el asunto a la ligera.

Otra explicación se puede encontrar en la naturaleza humana: uno siempre tiende a idealizar lo distante y a ser escéptico sobre lo que tiene al lado.

A principios de este mes, durante un viaje a Polonia y la República Checa, me sorprendió la intensidad con la que la mayoría de la gente desprecia a la ex Unión Soviética y al comunismo, y cómo idealizan a Estados Unidos y al fallecido ex presidente Ronald Reagan.

Cuando los mexicanos dicen que tienen una mejor imagen de China, una dictadura, que de Estados Unidos, es probable que estén reflejando sus temores ante un vecino más poderoso. Las cosas siempre parecen mejores en el otro extremo del mundo.

Pero también hay razones políticas internas detrás del creciente antiamericanismo en México. Quizás el presidente Vicente Fox generó demasiadas expectativas en el sentido de que las buenas relaciones con Washington se traducirían por sí solas en una mejora del nivel de vida. Y los dos grandes partidos de oposición, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PDR), se han volcado al populismo de izquierda y al antiamericanismo para tomar distancia del gobierno de Fox y hacerse los valientes.

«Entonces, tienes todo el PDR y todo el PRI asumiendo las banderas del antiamericanismo, y el (gobernante) Partido de Acción Nacional reaccionando sólo a medias», dice el ex canciller Jorge G. Castañeda. «No tienes a nadie apartidario con unas buenas relaciones con Estados Unidos, salvo el empresariado, que no abre la boca».

Los datos de Latinobarómetro ayudan a explicar la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, el regente de Ciudad de México, un populista de izquierda que lidera las encuestas para las elecciones presidenciales del 2006, a pesar de un juicio que podría inhabilitarlo para presentarse como candidato.

Mi conclusión: mientras la atención de Washington está centrada en Irak y los pocos funcionarios que se ocupan de América Latina están justificadamente preocupados por Colombia, Venezuela y Cuba, quizás estén ignorando lo que podría convertirse en su principal dolor de cabeza en los próximos años: México.


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