Detrás de escena: calmar la mente en tiempos acelerados

Qué dice hoy la ciencia sobre la meditación (y cómo empezar en casa)

Redacción

Por Florencia Faiatt, YOGA basado en CIENCIA. Psicóloga y Sexóloga. @myyogaflower

En una época en la que todo ocurre rápido y al mismo tiempo, sentarse unos minutos en silencio puede sentirse casi revolucionario. La neurociencia confirma que ese gesto simple —cerrar los ojos, respirar y dirigir la atención hacia un punto específico— transforma el cerebro, reduce el estrés y mejora la vida cotidiana.

La meditación ya no es vista como algo esotérico ni exclusivo de personas “tranquilas por naturaleza”. Hoy sabemos que es un entrenamiento mental tan concreto como levantar pesas: fortalece los circuitos cerebrales que sostienen la atención, la regulación emocional y la sensación de calma.

Los estudios científicos muestran que la práctica cotidiana reduce la activación de la amígdala —una región clave en la detección de amenaza y en la reactividad emocional— y fortalece la corteza prefrontal, el área del cerebro encargada de tomar decisiones, planificar y regular impulsos.
El resultado es claro: reaccionamos menos y respondemos mejor.

Pero el impacto también se extiende al cuerpo. La meditación activa el sistema nervioso parasimpático, responsable de la “respuesta de descanso y recuperación”.
Cuando este estado se enciende:

  • baja la frecuencia cardíaca,
  • la respiración se vuelve más profunda,
  • el cuerpo entra en un modo de reparación fisiológica,
  • la mente recupera claridad.

Guía práctica para principiantes: 5 pasos simples para empezar a transformar tu cerebro


1. Encuentra tu postura ideal
Siéntate en una silla, en un almohadón o recuéstate si te sientes cansado. Lo importante: columna erguida pero relajada, hombros sueltos, el abdomen flojo para permitir una respiración libre.

2. Observa la respiración
No intentes controlarla. Solo siente cómo entra y sale el aire. Cuando la mente se distraiga (y te aseguro que pasará muchas veces), simplemente vuelve tu atención a la respiración. Ese regreso es el gran entrenamiento.

3. Explora el cuerpo
Si quieres alternar, realiza un escaneo corporal: cabeza, hombros, abdomen, manos y pies. Nota las sensaciones de las diferentes zonas sin modificarlas. Este recorrido ayuda a anclar la mente al presente.

4. Empieza con poco
Cinco minutos al día son suficientes para iniciarte. Lo importante es la regularidad, no la duración ni la perfección. Con el tiempo, tu atención y tu calma se expanden naturalmente.

5. Cierra con amabilidad
Inhala profundo por nariz, exhala lento y agradece el momento. Refuerza la conexión positiva con la práctica y repítelo al día siguiente.

La meditación no borra los problemas, pero cambia radicalmente la manera en que los atravesamos.
Nos permite responder en lugar de reaccionar, reducir el ruido interno y recuperar claridad.

En un mundo acelerado, estos minutos de pausa son más que un gesto de autocuidado: son una herramienta de regulación emocional y salud mental accesible para todas las personas.

La ciencia es clara: unos pocos minutos al día pueden transformar la forma en que pensamos, sentimos y nos relacionamos con el mundo.
Y ese beneficio se sostiene toda la vida.


En una época en la que todo ocurre rápido y al mismo tiempo, sentarse unos minutos en silencio puede sentirse casi revolucionario. La neurociencia confirma que ese gesto simple —cerrar los ojos, respirar y dirigir la atención hacia un punto específico— transforma el cerebro, reduce el estrés y mejora la vida cotidiana.

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