El robo de cables de Edersa se repite en varias ciudades de Río Negro

Ahora se sumó la vandalización o el hurto de transformadores. Desde la empresa señalaron el costo económico que eso significa pero también el riesgo para quienes cometen ese tipo de delitos.

Ya no sólo se roban los cables del tendido eléctrico. Desde hace un tiempo también se registra la vandalización o el hurto de costosos transformadores, todo con el mismo objetivo: la extracción de cobre para su posterior reventa.

Esos últimos hechos, detectados en Allen, tuvieron un costo estimado de 2,5 millones para la empresa Edersa, pero también significan el trabajo intensivo de su personal y miles de usuarios afectados por los cortes de servicio hasta la reposición del material sustraído o destruido.

Desde noviembre, en aquella ciudad del Alto Valle, se vieron afectados siete transformadores de media tensión y varios miles de metros de cables.

Los robos aumentan y sólo el jueves pasado hubo diez.

Uno de los últimos hechos se registró en un sector rural de la ciudad, en la ruta Nacional 22, a la altura de la Chacra 40; donde se destruyó un transformador de 63 KVA de potencia.

“El riesgo al que se exponen los ladrones es altísimo, y los perjuicios también. Porque dejan miles de familias sin luz, generan grandes pérdidas económicas y, además, mucho tiempo en reparaciones, que debemos hacer casi todos los días”, explicó Luis Ferreyra, responsable Técnico Operativo de la sucursal Allen de Edersa.

El ingeniero contó que entre diciembre y los primeros días de enero se registraron decenas de robos de cable de media y baja tensión.

“Son alrededor de 2.000 metros de cable preensamblado que se llevaron en pocos días, siempre con la misma y peligrosa metodología: llegan hasta la red eléctrica tensionada (en 13.200 volts generalmente) y la cortan con una sierra”, relató.

Ferreyra informó que la empresa reemplaza el cable de cobre que buscan los ladrones para reducir y vender por nuevas redes de aluminio. También remarcó que en muchos casos los lugares donde se realizan los robos se repiten, “primero se llevan una fase, luego la otra”; y que “ tienen identificados a los autores” y que siempre fueron informadas las autoridades policiales. “Tenemos mucho temor que se produzca un grave accidente o que haya que lamentar una muerte”, enfatizó.

En jurisdicción de sucursal Roca, que incluye a Cervantes, se registraron alrededor de 180 robos en media y baja tensión y desde octubre se incrementaron los hechos en casi un 300%.

Desde la empresa indicaron que hasta hace algunos meses los robos se registraban en la zona rural, pero los últimos son en todos lados y a cualquier hora, aunque los robos de media tensión siempre son de madrugada.

En la jurisdicción de Regina hasta mayo se habían registrado 14 hechos delictivos en instalaciones de media y baja tensión y después dio un salto exponencial. También hubo hurtos de térmicas y disyuntores junto con el cable de acometida, lo que genera una demora en la reposición del servicio al usuario .

Los robos generan muchos tipos de trastornos por la falta de energía, afectando otros servicios como el agua, ya que también lo sufren las instalaciones que se abastecen con bombas.


Pocos hechos en Viedma y otros muy costosos en Cipolletti


El análisis realizado desde la empresa prestadora del servicio explica que en la capital provincial “ el fenómeno de los robos aún está incipiente”.

Se recordó que el año pasado, en el loteo Apel, personas no identificadas treparon por unas “escaleritas” que tiene la doble columna de media tensión y se llevaron 150 metros de un costos cable preensamblado de última generación.

También se han registrado robos en algunos otros loteos, y en cables preensamblado del alumbrado público.

En la zona de Cipolletti se contabilizan dos hechos considerados “emblemáticos”.

En diciembre de 2020 se robaron 2.000 metros de cable de media tensión de cobre de 240 milímetros cuadrados de la red que salía de la estación transformadora Alto Valle y que transcurrían mayormente por el puente carretero que une esa ciudad con Neuquén.

Reponer esa línea tuvo un costo superior a los 22 millones de pesos, entre materiales y el servicio de montaje debajo del puente.

El segundo robo fue en la zona de puentes, a principio de 2021, desde donde se llevaron unos 100 metros de cable de aluminio de 300 mm2, de media tensión, que tenía tendido subterráneo, con un costo total del orden de los 2,2 millones de pesos.


La forma de actuar es similar en todos lados


El arriesgado trabajo de los ladrones se repite con la utilización de un puntal largo con una sierra atada en el extremo. Cuando el cable cae se corta el servicio y aprovechan para cortar el otro extremo con una pinza. También se utilizan escaleras y, hasta una cosechadora para llegar a las alturas.

En algunos casos no sólo se llevan cables de energía eléctrica sino que se apoderan de líneas de teléfono, de televisión y de fibra óptica.

Desde la empresa se indicó que “entendemos que muchos de estos casos están estrechamente relacionados con la difícil situación económica que se atraviesa, pero es mucho más importante entender el enorme riesgo al que se somete la persona que concreta el robo”.

Agregaron que “es cierto que afecta directamente a muchos usuarios, que se quedan sin servicio”, pero “mucho más importante es la vida humana. Y eso es necesario cuidar, concientizar y a la vez saber que se trata de un delito penado por la ley. En todos los casos, los delincuentes ponen en riesgo su vida”.


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