Murió el maestro de los maestros

A los 100 años falleció Ljerko Spiller. El notable violinista fue profesor en el IUPA.

«El peor elogio que un ex alumno puede llegar a decirme es que mantiene al pie de la letra lo que aprendió conmigo hace tantos años. Yo trato siempre de mejorar y de buscar otros medios de expresión artística. La enseñanza y la interpretación deben modernizarse y cambiar constantemente.»

Ljerko Spiller sabía de qué hablaba. Y no sólo porque fue uno de los grandes maestros de violín de nuestro país y del Alto Valle, donde fue profesor emérito del IUPA, en Roca: Ljerko Spiller, que murió anteanoche a los cien años, era un maestro de maestros con todas las letras desde mucho antes de 1935, cuando llegó a la Argentina y se quedó para siempre.

Spiller había nacido el 21 de julio de 1908 en Crikvenica aunque, pese a su origen croata que le dejó un sello inconfundible en el hablar, cambió su nacionalidad por la argentina.

Su estadía en el país fue más bien una casualidad. En 1935 Spiller vino al país para dar una serie de conciertos en el teatro Ópera. Pero durante su viaje el teatro no sólo cambió de dueño sino que lo demolieron para construir allí un moderno cine.

Así se vio obligado a cambiar sus planes. Y Spiller -que se había formado en la Academia de Música de Zagreb y en la École Normale de Musique de París y que por ese entonces era concertino en la orquesta de cámara dirigida por Alfred Cortot- dio un concierto privado en Buenos Aires que cambió su vida. Es que allí lo escuchó Juan José Castro, que justamente estaba formando una orquesta sinfónica y lo convocó. «El sueldo era alto. De llegar y no tener dónde tocar, pasé a eso», recordó a sus increíblemente vitales 97 años, en una entrevista con el diario «La Nación».

Y no sólo se quedó. En la Argentina Spiller fundó la orquesta de cámara que llevó su nombre y la de la Asociación Amigos de la Música, creó la primera orquesta femenina del país en Radio El Mundo, en los años cuarenta, al frente de la cual comenzó además su carrera de director de orquesta; dirigió luego las orquestas de jóvenes del Collegium Musicum, colaboró regularmente con los cursos del Camping Musical Bariloche, estrenó innumerables obras de autores argentinos y extranjeros y recibió gran cantidad de premios como el Konex de Brillante, en 1989, como la personalidad más importante de la Historia de la Música Clásica Argentina y el Cultura Nación, en el 2007, que entrega la Secretaría de Cultura de la Nación.

Para muchos rionegrinos Ljerko Spiller tiene además una estrella local. Es que el maestro venía asiduamente a dar clases de violín al IUPA. E incluso fue jurado en el concurso en el que un roquense, Alejandro Aldana, casi fue seleccionado como primer violín para la Orquesta Sinfónica Nacional en Buenos Aires.

Pero las enseñanzas de Spiller no quedaron exclusivamente en el ámbito académico.

Maestro de maestros al fin de cuentas, también contagió su pasión por la música en su casa. Su hijo Andrés es un reconocido oboísta y director y Antonio es concertino de la orquesta Bayerische Rundfunk de Alemania.

Nada mal para un hombre que descubrió temprano su «locura» por el violín («A la noche me tenían que recordar ´Basta de música´ y me mandaban a la cama a dormir», dijo en una entrevista) y no la abandonó hasta el final. Casi cien años le dedicó a la música; a investigarla, a enseñarla y hasta a mejorarla.


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