El Hotel Confluencia, emblema de la época en que nacía Neuquén capital

Para cuando ocurrió el traslado de la capital neuquina, ya existía un pueblo en forma de caserío que se conocía como “Confluencia”. El mismo se utilizó como base para fundar la capital con su nombre actual y obviamente ya contaba también con un interesante movimiento comercial.

Sólo existían en los alrededores dos casas de comercio, una era de Varela y Linares Hnos., la “Fonda de la Estación”, de José Miranda y para el lado del campo “La Sirena” estaba la casa de comercio de Fernández Carro, como también una agencia de cargas y comisiones correspondientes a una barraca de Bahía Blanca y el llamado “Palomar Militar”.

La población de ese entonces alcanzaba a unas 420 personas aproximadamente, incluyendo al personal administrativo de la oficina de Correos y de policía. La escuela estaba en un galpón de “pared francesa” y techo de cinc.

Otra de las construcciones emblemáticas para la época fue la del Hotel Confluencia, o el Gran Hotel de Turismo, en cuyo salón se inaugura el primer cine con proyector de corriente eléctrica del pueblo y era muy utilizado por las damas para realizar las jornadas del “té danzante”.

Según algunos historiadores, en sus orígenes fue su propietaria doña Paca, una antigua y conocida pobladora neuquina. En 1918, el dueño de la “Nueva España”, don Casimiro Gómez, compró el hotel y cambió su fachada que mantuvo por largos años. El administrador del local era don José Masciovecchio, quien estuvo al frente del hotel hasta 1942, tiempos en los cuales don José abastecía de luz eléctrica a un importante sector del pueblo y también se acudía a su colaboración para obtener la iluminación de los corsos oficiales.

Pero como pasa en muchas ocasiones, el paso a la modernidad arrasa con la historia de los pueblos, con las casas o edificios que le fueron dando vida y el avance hacia un Neuquén más moderno, hizo desaparecer este emblemático lugar. El hotel comenzó a demolerse en la segunda quince de diciembre de 1969 y los materiales provenientes de su destrucción serían vendidos en subasta pública. En este lugar se levantaría un gran centro administrativo bancario-comercial, que incluía la radicación de la casa matriz del Banco Provincia, la de la dirección general de Catastro, la dirección general de Rentas, una gran galería comercial y “probablemente” un cine o un auditorium.

PRODUCCIÓN Y TEXTOS:

Edith Cabrera ecabrera@rionegro.com.ar

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