Los malabares de una escuela de Neuquén para llegar con las meriendas

Los directivos del colegio 311 del oeste administran cada centavo para que 5820 niños puedan tener su refrigerio. Sólo dos veces por semana consumen leche.

La escuela 311 del barrio Gran Neuquén Norte, en el oeste de la ciudad, recibe diariamente a 580 alumnos que van en busca de educación y de un refrigerio que en muchos casos puede convertirse en el alimento más sólido del día.

Durante la semana del 10 al 14 de septiembre, los chicos que quedaron sin merienda porque los insumos aportados por el Estado provincial se agotaron antes de tiempo. Con el anuncio del gobernador Omar Gutiérrez de incrementar en un 30% las partidas de comedor, en el colegio sintió un poco de alivio, pero sus directivos aseguraron que continuarán haciendo malabares para que la plata alcance.

“Con ese aumento de partidas que ofrece el gobierno vamos a seguir igual” indicó Isabel Pacai, directora del establecimiento. El mes pasado la escuela quedó debiendo cinco mil pesos, los precios aumentaron y las últimas semanas se abastecieron con donaciones que les brindó una empresa petrolera. Hasta septiembre la escuela recibía 3,16 pesos por cada estudiante, a partir de ahora recibirá 4,16 pesos.

La mayoría de los chicos que asisten a la escuela viven en contextos de vulnerabilidad económica. Poder acceder a un vaso de leche o comer un pan con queso, generalmente se convierte en la espera más deseada durante la semana.

Mientras el nuevo incremento en las partidas sigue siendo insuficiente para abastecer las necesidades, los directivos no solo deben encargarse de las cuestiones educativas sino que cumplen un rol de administrador. Calculando centavo por centavo para que alcance comprar los alimentos justos y necesarios.

“Cuando retiré la partida de septiembre me volvía a dar lo mismo en números. Si yo tuviera que darle todos los días pan a los chicos, necesitaría al menos 20 pesos para cada uno”, aseguró al Pacai.

Los directivos de la Escuela 311 no solo deben velar por el ingreso de las partidas sino que también son los encargados de hacer la compras de todos los alimentos. Utilizan sus vehículos particulares y deben hacer visitas mensuales a algún mayorista. “Yo voy con la calculadora y tengo que sacar la cuenta de cada cosa que voy a comprar, de cada ración” afirmó Pacai.

Mientras tanto, los chicos solo pueden disfrutar de un pedazo de pan los días lunes, miércoles y viernes acompañados por una taza de mate cocido. La leche, es un gusto que pueden darse dos veces por semana. Durante este mes, la demanda ante la falta de alimentos pudo compensarse con las donaciones que una empresa petrolera les ofreció.

A la escuela del barrio Gran Neuquén Norte asisten 580 chicos.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios