Slackline: equilibrar y dominar el cuerpo en las alturas

El equilibrio es una suerte de inmovilidad, de inacción aparente, pero lograrlo requiere una gran habilidad, concentración y experiencia. No es tarea fácil conquistar ese estado, hay que tener en cuenta la gestión de fuerzas que realiza el cuerpo, en el momento exacto en el que se quiere lograr esa quietud.

Existe un deporte/disciplina que acerca esta sensación de quietud a quienes lo practican. Se lo conoce como “slackline”.

Se trata de una disciplina que además de trabajar el cuerpo (piernas, espalda, brazos, abdominales, etc.), exige la mente, ya que se necesita de mucha concentración.

“Las sensaciones son muy variadas. Cuando te subís por primera vez a la cinta e intentás caminar, sentís mucho miedo. El cuerpo no responde como vos querés, no acciona las órdenes que vos le das entonces, de repente, te querés parar y el cuerpo se mantiene ahí, inmóvil”, explicó Sebastián Espíndola, uno de los que practica slackline desde hace dos años.

“Es un desafío constante hasta que encontrás tu equilibrio. Cuando lo lográs de alguna manera se empiezan a movilizar otras cuestiones corporales y de registro que no accionamos en la rutina del día a día”, relató Gisel Barrionuevo, que se inició hace seis años.

Añadió: “La mente juega a favor, en contra o en ambos sentidos. Cada vez que te subís a la cinta algo varía. Se incluye el pensamiento, porque da la orden de todo lo que vas a hacer. Pero cuando te conectás con tu respiración, por ejemplo en la manera que vas a apoyar el cuerpo, es ahí cuando la cabeza no se estresa, no cuestiona y fluye naturalmente”.

70 son los jóvenes que practican la disciplina actualmente. Cuando comenzaron apenas eran media docena.

Iván Avaca o “Highvan”, como lo llaman sus amigos, es uno de los mejores en la disciplina. Se destaca por su constancia y por los logros que ha conseguido en la actividad.

“Vi a un grupo de chicos en una plaza un día haciendo slackline y me copé. Desde ese día no paré de practicarlo. Desafié todo lo que mi mente me decía que era imposible y ahora hago highline, que es la modalidad que más seguridad tiene, más protección, porque vos estás colgado a más de 100 metros de altura y no puede fallar nada. Está bueno afrontar cada vez más los objetivos de nuestra mente”, expresó Iván.

“No es simplemente caminar en una cinta. Es mucho más que eso. Hay que deslizarse en una cinta a 200 metros de altura, sin caídas. Uno no se imagina lo que se puede hacer y pensar ahí arriba en la altura”, comentó.

De unos pocos centímetros a 60 metros del suelo

En Neuquén Capital hace mas de seis años que el deporte comenzó a ser mas conocido. La intriga que a muchos les causó hizo que hoy exista un grupo con más de 70 jóvenes y adolescentes que lo practican.

“Somos un grupo de chicos que hacemos slackline, cuerda, cinta, equilibrio”, de esta forma se presenta “Slackline Neuquén”. Un conjunto de chicos y chicas que iniciaron esta aventura en 2011. Para todos el deporte es un estilo de vida que los conecta con ellos mismos y con el entorno.

Los que integran el grupo comenzaron por lo básico: la cinta a una corta distancia del suelo y con poca longitud.

Hoy todos experimentan y van mas allá. Recorren acantilados de hasta 150 metros de longitud, a más de 60 metros del suelo.

¿Cual es el atractivo? “Es como un desafío que se hace cada uno y no quiere perder”, dijo uno de l aficionados.

A jugar en las alturas

Acompáñanos con esta galería de fotos de nuestro fotógrafo Juan José Thomes a animarnos al slackline.