No hubo control de alimentos por un conflicto

VILLA LA ANGOSTURA (AVLA) – El control de los alimentos que ingresan a la provincia del Neuquén estuvo ayer paralizado en el puente sobre el Limay a raíz de un conflicto gremial que mantienen los empleados. Un incidente ocurrido el 6 de enero entre un policía y un empleado del CIPPA (Control de Ingreso Provincial de Productos Alimenticios) fue el disparador de la protesta que, de todos modos, tiene varias aristas.

Ese día, un uniformado hizo explotar un petardo que le habría producido daño auditivo al trabajador de la otra repartición, ya que ambas comparten el mismo espacio, una casilla de paneles premoldeados próxima al río.

Ayer, los agentes del CIPPA se declararon en asamblea permanente hasta el mediodía y tienen pensado reanudarla el viernes, si es que no son escuchados por su superior, el contador Eduardo Rosa.

Según expresó Alberto Baeza, delegado de ATE en la Angostura, ya se realizó una denuncia ante la delegación de Trabajo en Neuquén capital, en la que constan todos los reclamos, a saber:

Oficinas propias, ya que el espacio de trabajo lo comparten con la policía del Destacamento Nahuel Huapi; el pase a planta permanente; ropa de trabajo y un incremento salarial que contemple adecuadamente, por ejemplo, los gastos de traslado entre la Angostura -donde viven los agentes- y el puesto en el Limay, a 65 km de distancia.

En total, dijo Baeza, son 13 personas que trabajan en turnos de 12 horas cada uno. Respecto del episodio con el petardo informó que fue denunciado ante la fiscalía en Junín de los Andes y la ART.

Consultado por ese tema, el subcomisario Víctor González, confirmó los hechos y añadió que el propio policía admitió haber arrojado el petardo. Dijo también que por lo sucedido se abrió una actuación administrativa interna y no descartó que ello pudiera derivar en una sanción disciplinaria.

No obstante, el jefe policial coincidió en la conveniencia de que cada organismo cuente con un espacio exclusivo de labor para evitar, justamente, roces entre dos equipos de gente con cometidos, normas y superiores diferentes.

Baeza, por su parte, fue más lejos al afirmar que desde que ocurrió el incidente, lo empleados del CIPPA son continuamente hostigados por uno de los turnos del destacamento policial. «No les dejan calentar agua o les cierran la puerta del baño con llave», ejemplificó el gremialista.


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