Nos cantaron las cuarenta

Moisés tuvo cuarenta años en el desierto. También estuvo en el monte por dos períodos de cuarenta días, que fueron tiempos de prueba para los israelitas. Los espías de Josué estuvieron cuarenta días explorando la tierra prometida (Canaán). Las tribus de Israel fueron probadas cuarenta años en el desierto. Goliat desafió a Israel por cuarenta días. Saúl, David, Salomón y Joas fueron probados en sendos reinados de cuarenta años.

El tiempo de prueba de Elías en Horeb fue de cuarenta días. Nínive recibió cuarenta días de plazo para que se arrepintiera.

El señor Jesús fue tentado cuarenta días. Se apareció a sus discípulos durante cuarenta días después de su resurrección.

Y a nosotros, seres humanos de todo el mundo, nos han cantado las cuarenta en la cara, para que seamos mejores y más fraternos.

El origen

A propósito, “cantar las cuarenta” significa “reprender a una persona; decir con claridad una opinión desfavorable a otro”. Alude a una acción propia del juego de cartas.

Se utiliza, sobre todo, en el juego llamado Tute, pero también en algunas variantes de esta modalidad.

Consiste en ganar cuarenta puntos si se poseen el caballo y el rey del palo que pinta (el palo que es triunfo o que gana).

El jugador declara tener las cuarenta cuando gana una baza.

Como cuando se cantan las cuarenta se hace a voz en grito y golpeando con fuerza el tapete, se ha entendido que cantarle las cuarenta a alguien es decírselo por las claras, con fuerza y sin reparos.

Si la covid-19 nos está “cantando las cuarenta”, cuidándonos y en cuarentena, se quedará con varios palmos de narices, que merecería otra explicación.

Jorge Castañeda, escritor

DNI 8.569.045

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